La obra comienza como un recuerdo. Una madre canta una canción de cuna a su hijo y le cuenta como pasó su embarazo. A Matías le quedarán grabadas las palabras que su madre empleó para hablar de su nacimiento: “He dado la vida y la muerte”. En estado de shock, Matías parte a la búsqueda de sus orígenes. La sensación de vacío que había sentido, ese sentimiento de estar incompleto se materializa. Durante la noche sus sueños lo transportan a una dimensión intrauterina. El fantasma de su hermana. Es rodeado por un mundo de fantasmas dulces y cautivantes. La tierra tiembla al amanecer. El despertar de la naturaleza le da una fuerza nueva.

Su cuerpo lucha. Quiere liberarse de sus demonios. El acróbata es salvado por su cuerpo. Toma raíces en la cultura de sus ancestros. En un último baile chamánico, sobre el escenario, MatÍas renace en sí mismo.