“Hay que creer en el poder de la voluntad. No es verdad que el porvenir está determinado por completo. Un gran hombre puede cambiar el curso de a historia. Quien tenga el coraje y la voluntad puede modificar su propio porvenir. Naturalmente, ninguno de nosotros es todopoderoso, la libertad de cada uno tienen sus límites y ella está entre la frontera de las posibilidades y la voluntad. No depende de mí impedir la guerra, pero puedo ejercer por la palabra o por escrito, una acción que multiplicada por millones de acciones, hará la guerra menos probable… Como el límite de la voluntad depende de nuestra osadía,  hay que gobernarse a sí mismo lo mejor posible, sin preocuparnos de esa limitación. La pereza y la cobardía son renuncias. El trabajo y la valentía nacen de impulsos voluntarios. Tal vez la voluntad sea la reina de las virtudes”.