En los últimos cuatro años, las infecciones se han reducido en un 13 por ciento. Sin embargo, 1,7 millones de personas continúan viviendo con el virus en la región y en 2014 se produjeron 87 mil nuevos contagios. La progresiva feminización de la epidemia preocupa a los especialistas, quienes establecen una clara asociación entre la violencia de género y la probabilidad de contraer esta enfermedad.