El centrista Emmanuel Macron y la líder de extrema derecha Marine Le Pen pasaron este domingo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales francesas, que se disputarán en dos semanas.
Con un electorado polarizado en cuatro focos, el nudo gordiano de este momento clave de la política francesa y europea gira en torno a la anticipación de las relaciones de fuerza posibles en la segunda vuelta. El rompecabeza es real para la ciudadanía trastornada entre voto útil, afán de cambio y tentación populista, en una configuración en la cual uno de los partidos tradicionales, el Partido Socialista (Partido del actual presidente François Hollande) está fuera del juego con una intención de voto menor a un 10%.