Sigue escalando la polémica por los altos niveles de arsénico que se detectaron en las aguas de Lampa y de nueve localidades del norte del país. Mientras las autoridades insisten en que “no hay riesgos para la salud humana”, especialistas desmienten sus dichos, y autoridades locales realizan mediciones independientes en medio de un clima de desconfianza hacia los organismos sanitarios.