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Las campañas de incentivo y los llamados desde distintos sectores para que los más de dos millones de jóvenes de entre 18 y 30 años se inscriban en los registros electorales, se intensifican a pocos meses de cada elección. La necesidad de renovar el padrón electoral es imperiosa, pero la voluntad y las señales políticas para ir más allá y reformar un rígido sistema político no se condicen con los llamados para revertir esta preocupante realidad.

 

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Inscripción juvenil

Los intentos por domar el voto rebelde

Las campañas de incentivo y los llamados desde distintos sectores para que los más de dos millones de jóvenes de entre 18 y 30 años se inscriban en los registros electorales, se intensifican a pocos meses de cada elección. La necesidad de renovar el padrón electoral es imperiosa, pero la voluntad y las señales políticas para ir más allá y reformar un rígido sistema político no se condicen con los llamados para revertir esta preocupante realidad.

 

Andrea Domedel

  Sábado 12 de septiembre 2009 11:18 hrs. 
Radio-Uchile

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¿Sabías que hay más de dos millones de jóvenes no inscritos? Para ser exactos, dos millones 300 mil. Esta pregunta con la que se inicia el spot de la campaña ¨Yo tengo poder, yo voto”, que lanzó el Instituto Nacional de la Juventud en agosto pasado, resume el estado crítico en el que se encuentra el padrón electoral en Chile.

Desde el gobierno, los candidatos presidenciales y hasta los canales de televisión se propusieron convocar a esta gran cantidad de votantes en potencia, de entre 18 y 30 años, para participar en los próximos comicios de diciembre. Y es que un paupérrimo 7,6 por ciento es el porcentaje que representa a este grupo etáreo en los registros, una cifra que está cada vez más lejos del 35 por ciento que marcaban en 1989.

Fue con el retorno a la democracia que el flujo de inscripción se estancó, y esos entusiastas jóvenes que votaron por el arcoiris y pensando en que “la alegría ya viene” pasó al grupo de los “post 40”.  

Cada diez años, la curva evolucionó así: En 1988 eran un 36, 0 por ciento, en 1999 un 19,9 por ciento, y en 2009, un 7,6 por ciento. Si todos los jóvenes estuvieran inscritos representarían cerca del 32 por ciento del total del padrón, es decir, casi un tercio.

Los argumentos son conocidos, y pese a que suenan repetitivos y poco consistentes, reflejan la actual relación de los jóvenes con la política. “No me interesa, "ningún candidato me representa" o simplemente un “me da flojera”, son parte de las justificaciones que se oyen en cuanta encuesta callejera se muestra en los noticieros y programas de televisión.

Pero este domingo 13 de septiembre es la hora de la verdad. Ese día se cierran los registros electorales y la pregunta es ¿cuán efectivos fueron los llamados y campañas para incentivar al voto juvenil?

Según informó el director del Servicio Electoral, Juan Ignacio García, durante las últimas dos semanas se ha registrado un aumento considerable en la inscripción. Hasta el 7 de septiembre, 120 mil jóvenes se habían convertido en nuevos votantes. En agosto, cuando se inició la campaña gubernamental, se concretaron 96 mil inscripciones, las cuales en su totalidad pertenecen a personas menores de 30 años.

“(…) Esta es una señal potente de que hay una inscripción importante de gente que va a hacerlo por primera vez. Si se toma en cuenta la primera semana de septiembre también es una excelente señal, porque sólo el domingo se inscribieron más de seis mil personas”, señaló García.

Pese a estas cifras positivas, aún se está lejos de los 200 mil inscritos que espera el Servel, para que el voto juvenil pueda alcanzar, al menos, un 2 o 3 por ciento del padrón.

Pero al parecer los actuales candidatos no logran encantar como lo hicieron aquellos que compitieron en la anterior contienda presidencial de 2005, donde resultó electa la Presidenta Michelle Bachelet. Ese año, se registró la cantidad de inscritos más alta desde el retorno a la democracia, con 260 mil personas que participaron por primera vez en una elección.

Con la calculadora en mano

Este descenso sostenido de la participación juvenil en política y las campañas para que se inscriban en cada elección hacen pensar ¿hasta qué punto al sistema político actual le interesa cambiar este escenario? ¿Cuál es la voluntad política de los parlamentarios y aspirantes a La Moneda o al Congreso?

La modernización del régimen electoral es el primer gran paso. Se estima que la inscripción automática y voto voluntario provocaría dos consecuencias inmediatas: renovación y aumento del padrón a un universo de casi cuatro millones personas.

Después de varios años de discusión, en marzo de 2009, el Congreso despachó a ley esta reforma constitucional. En la práctica, la nueva legislación aumentará en tres millones 800 mil personas el padrón electoral, traspasando su administración  desde el Registro Electoral al Registro Civil.

Pero los “tiempos políticos” no permitieron que esta iniciativa comenzara a regir desde las próximas elecciones. El gobierno y la Concertación le recriminan a la Alianza el haber rechazado esta reforma hace dos años, mientras que la oposición asegura que el Ejecutivo no tuvo voluntad para acelerar el trámite de la actual legislación, ya que incluyó dentro del proyecto el voto de los chilenos en el extranjero.

¿Le convenía a ambos bloques políticos la entrada en vigencia de la inscripción automática y voto voluntario en los comicios de diciembre? El recambio generacional que significará este cambio  al sistema electoral trae consigo una fuerte cuota de incertidumbre al proceso, ya que no se conoce el comportamiento de los nuevos votantes, ni hacia donde se inclinarán sus preferencias.

En la Alianza, existía gran interés de que se implementara en esta contienda presidencial  ya que, según sus cálculos, el voto de los jóvenes entre 18 y 30 años favorecería a su abanderado, Sebastián Piñera. En un intento por captar el voto juvenil hacia su candidatura, el presidenciable de la Coalición por el Cambio planteó una polémica idea: ampliar el plazo de inscripción en los registros hasta mediados de octubre.

A través de los presidentes de la Cámara de Diputados, Rodrigo Álvarez, y del Senado, Jovino Novoa, ambos de la UDI, Piñera envió una propuesta al Ejecutivo, el lunes 3 de septiembre, para cambiar la fecha de cierre del proceso, afirmando que “el gobierno, esta en sus manos, darle una oportunidad a nuestros jóvenes. Y le pido a la Presidenta y a los ministros que no cierren esta puerta", enfatizó.

Pero las críticas desde la Concertación y La Moneda no tardaron en llegar, y apuntaron a la demora del bloque opositor en apoyar las reformas al sistema electoral. “Si esos proyectos no son ley, es porque esos mismos sectores que quieren cambiar  los plazos, no los aprobaron en su momento. Posteriormente se logró acuerdo y esos proyectos verán la luz, aunque no sea para esta elección. En este momento está en desarrollo un proceso de inscripción abierto para cualquier ciudadano, por lo tanto, si queremos que la gente se inscriba y no hacer una operación comunicacional de último minuto, hay que llamarlos a concurrir al servicio electoral e inscribirse”, argumento la vocera de gobierno, Carolina Tohá.

Mientras, el presidente de la Cámara Alta, senador Jovino Novoa, aseguró que “mientras más personas participen de un proceso electoral es mucho mejor para la democracia. No es alterar las reglas del juego el que el plazo de inscripción se prolongue, de ninguna manera podemos pensar que eso va a alterar las normas de un proceso democrático, al revés, la amplía y profundiza”.

Recriminaciones mutuas, la verdad es que pasó el tiempo y la inscripción automática y voto voluntario no alcanzó a regir desde estas elecciones, por lo que los cálculos y estrategias políticas seguirán pensadas, hasta una próxima elección, sobre la base de un padrón predecible, y que no requiere esfuerzo por parte de los candidatos de plantear nuevas propuestas programáticas para encantar a un electorado rejuvenecido.

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