Continúan las críticas por la construcción de una estatua de 13, 5 metros en homenaje a Juan Pablo II en pleno Barrio Bellavista. La discusión tiene un nuevo elemento: el uso privado de un bien público como lo es el Parque Metropolitano del río Mapocho.
El proyecto de la Universidad San Sebastián de erigir una colosal estatua de bronce de Juan Pablo II en su futura sede de Bellavista frente a la Escuela de Derecho de la Universidad de Chile, sigue generando reacciones contrarias.
A los ya conocidos cuestionamientos sobre el valor estético de una estatua de más de 7,5 metros de alto y otros 6 como base, se sumaron las críticas a la figura del pontífice y ahora se añade un nuevo argumento desfavorable: el uso privado de un bien público.
La arquitecta y doctora en Urbanismo, María Isabel Pavez, explicó en el programa Semáforo de Radio U. de Chile que ya en 1960 se le confirió al Parque Metropolitano del río Mapocho su carácter de bien nacional de uso público y que debía estar destinado a espacios de áreas verdes recreacionales.
A juicio de la académica de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la Universidad de Chile, no se trata de cualquier espacio sino de un corredor fluvial de más de 200 kilómetros, de interés regional y donde se incluye el principal elemento de identidad de la ciudad de Santiago, el río Mapocho.
Por ello, la profesional cuestionó la legitimación de la feria artesanal de la Plaza José Domingo Gómez Rojas, que en sus comienzos sólo se instalaba en ese lugar por quince días durante la primavera, y rechazó la construcción de 150 estacionamientos subterráneos en un lugar destinado a ser un pulmón capitalino.
“Es un poco impresentable que se esté utilizando la imagen de Juan Pablo II para legitimar este espacio. Todo el debate se ha centrado en que si se hace más alta o pequeña la estatua o si el Papa es bueno o malo. Yo no voy a entrar en eso, no soy experta en Papas, pero puedo decir que no corresponde ocupar la figura de él o de cualquier persona para legitimar una toma de un espacio público y desvirtuarlo como corredor biológico”, dijo Pavez.
La arquitecta y urbanista criticó además la decisión de la alcaldesa de Recoleta, Sol Letelier, de cambiarle el nombre a la plaza, de José Domingo Gómez Rojas a Su Santidad Juan Pablo II, pues eso implica quitarle el homenaje que se le otorgó hace casi siete décadas al desaparecido poeta y ex alumno de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, detenido y torturado en los años ’20.
La académica teme que, de ser aprobada la iniciativa urbana, se convierta en un precedente y, por eso, enfatizó en la necesidad de que las comunas se asocien para este tipo de decisiones que involucran a más de una: “Si este parque es parte de un corredor tan importante como el río, a mí me parece que corresponde una asociatividad de las 16 comunas que recorre el Mapocho entre la Cordillera de los Andes y donde se junta con el Maipo, que allí termina. Además que el nivel intercomunal de planificación exija ciertas condiciones de ocupación y diseño del espacio asociado a que sea un espacio verde”, recalcó.
La estatua, cuyo molde ya está listo y se encuentra en su etapa de fundido, debería ser inaugurada en abril de 2010 para conmemorar los 23 años de la visita del Papa a Chile. Sin embargo, el Consejo de Monumentos Nacionales aún debe evaluar si aprueba o no el cuestionado proyecto presentado por la Municipalidad de Recoleta.