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El temor a Mercedes

Columna de opinión por Argos Jeria
Lunes 19 de octubre 2009 17:33 hrs.


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De vez en cuando ocurren cosas que nos recuerdan que nuestra democracia casi representativa y la Constitución que la sostiene fueron pensadas y construida por individuos que no creen en la democracia ni en la libertad. Hace poco falleció Mercedes Sosa, la voz más conmovedora del canto latinoamericano. No es necesario hacer un recuento de sus muchas interpretaciones de las obras de prácticamente todos los grandes compositores de la canción en nuestro continente. Su hermoso timbre y registro vocal elevaron letras y melodías a estadios superiores, haciéndonos sentir más profundamente lo que significa vivir aquí de manera comprometida con el futuro de nuestra gente.

A mediados de 1988 el gobierno militar prohibió la visita de Mercedes Sosa a los escenarios locales. La prohibición de ingreso se basaba en un decreto del año 1984 mediante el cual se podía negar la entrada de extranjeros a los que se les consideraba peligrosos para la seguridad nacional. El entonces subsecretario del Interior, firmante de la resolución que también incluía a Joan Baez, era el hoy diputado del partido del candidato Piñera, Alberto Cardemil. Consultado recientemente por esa prohibición, el diputado de la Alianza la justificó declarando que Mercedes “era una activista política ligada a la extrema izquierda”, agregando que “si en ese momento se dictó esa orden, por algo será”.

¿Qué habrá temido realmente el gobierno del hoy diputado? Pensando que el secreto estaba en las canciones, única obra visible de la intérprete, fui a revisar mi colección. La respuesta fluyó nítida del primer tema que escuché: Si se Calla el Cantor, del paraguayo Horacio Guaraní. La letra dice:

Si se calla el cantor calla la vida, porque la vida misma es toda un canto.
Si se calla el cantor muere de espanto la esperanza, la luz y la alegría.
Si se calla el cantor se quedan solos los humildes gorriones de los diarios.
Los obreros del puerto se persignan, quién habrá de luchar por sus salarios.
Qué ha de ser de la vida si el que canta no levanta su voz en las tribunas
por el que sufre, por el que no hay ninguna razón que lo condene a andar sin manta.
Si se calla el cantor muere la rosa, de qué sirve la rosa sin el canto.
Debe el cantor ser luz sobre los campos, iluminando siempre a los de abajo.

Veo aquí la defensa de los niños de escasos recursos, de los trabajadores asalariados, de los pobres. Supongo que quienes prohibieron a su intérprete poco se preocupan de esos compatriotas que tienen poca prensa. Al impedir su ingreso al país – no sólo a Mercedes, también a Serrat, a Silvio Rodríguez y a otros – no hicieron sino revelar sus preferencias. Más aún, las declaraciones actuales del entonces subsecretario del Interior confirman que tales preferencias siguen vigentes. Lo más notable es que nadie les pide cuentas democráticas hoy para ponerlos a la cabeza de nuestras principales instituciones parlamentarias. Por supuesto que usted tiene derecho a votar por ellos, pero no va por ahí la búsqueda del Bello Sino ¿No cree Usted?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.