La última carta de la ANEF en la negociación del reajuste

Luego de una semana marcada por las movilizaciones del sector público que, durante las negociaciones del año pasado trajeron positivos saldos para los funcionarios, la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) decidió tomar otro rumbo en su estrategia de presión y anunció que continuarán el debate desde el Congreso, donde ya se han atisbado algunas luces de respaldo.


Luego de una semana marcada por las movilizaciones del sector público que, durante las negociaciones del año pasado trajeron positivos saldos para los funcionarios, la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) decidió tomar otro rumbo en su estrategia de presión y anunció que continuarán el debate desde el Congreso, donde ya se han atisbado algunas luces de respaldo.

Luego de una semana marcada por las movilizaciones del sector público que, durante las negociaciones del año pasado trajeron positivos saldos para los funcionarios, la Agrupación Nacional de Empleados Fiscales (ANEF) decidió tomar otro rumbo en su estrategia de presión y anunció que continuarán el debate desde el Congreso, donde ya se han atisbado algunas luces de respaldo.

Una dura negociación le espera a la mesa de sector público el próximo lunes, donde se deberá zanjar definitivamente la cifra de reajuste salarial para el 2010. Y es que el ocho por ciento exigido por los empleados fiscales dista mucho del 2,5 ofrecido por el gobierno que, hasta el momento, no ha dado señales de querer aumentar el porcentaje.

Por esta razón, el martes pasado la ANEF convocó a un paro de 48 horas para presionar al Ejecutivo a pronunciarse sobre el tema. Según sus conteos, la medida obtuvo casi un noventa por ciento de adhesión, cifra nada despreciable si consideramos que, precisamente, fueron las movilizaciones del año pasado –en las que unos 400 mil trabajadores públicos cesaron sus actividades – las que lograron doblarle la mano a las autoridades, quienes accedieron a otorgar un diez por ciento de incremento salarial para el gremio.

En esa oportunidad, el presidente de la agrupación calificó la movilización como    "la más grande de los últimos 50 años", hazaña que, tal vez, podría repetirse en las negociaciones del 2009.

Sin embargo, uno de los factores que determinaron que el sector público obtuviera saldos positivos cuando concluyó el proceso anterior, fue el respaldo de los parlamentarios en la mesa de diálogo. Una carta que, en esta oportunidad, también se está apostando en el juego.

De hecho, en su segunda jornada de paro nacional, los empleados fiscales se trasladaron hasta el Congreso en Valparaíso para sostener reuniones que tuvieron eco en algunos legisladores.

Fue así como el diputado integrante de la comisión de Trabajo de la Cámara Baja, Tucapel Jiménez, pidió al ministro de Hacienda, Andrés Velasco, evitar de cualquier forma el escenario que se dio el año pasado donde, a su juicio, “el gallito” lo ganaron los empleados públicos.

"Le he dicho en reiteradas ocasiones al jefe de esa cartera que no quiero que se repita el escenario del año pasado, que significó cinco días de paralizaciones. Le exijo que ponga números reales en la mesa y que no empiece con el juego de negociar y poner números chicos y después ir subiendo de a poco sino que, de una vez por todas, tomen en serio a la ANEF, que ya ha demostrado ser una fuerza sindical poderosa. El reajuste debería ser el ocho, que es lo que están pidiendo los empleados públicos”, sentenció Jiménez.

Y mientras el viernes se retomaban las conversaciones entre las partes, De la Puente, continuaba cifrando sus esperanzas en lo que pudiera ocurrir en el Parlamento.

“Nos preparamos para arribar la próxima semana al Congreso porque el escenario se va a trasladar para allá. Vamos a estar presentes, así como lo estuvimos el año pasado donde logramos modificar un reajuste que también se inició muy bajo”, afirmó el dirigente.

Pese a ello, no hay que perder de vista que los profesores también acudieron a la instancia legislativa para buscar apoyo en sus demandas y, finalmente, las largas gestiones no quedaron en nada.

Como en todo proceso de negociación, el “gallito” implica que el lado que debe otorgar los recursos siempre va a proponer números por debajo de los que realmente va a pagar y los que reciben, más alto de lo que aspiran a obtener. Pero en los últimos días, el ministro de Hacienda, Andrés Velasco, ha sido enfático al señalar que el reajuste y los beneficios que éste trae aparejado, como el aguinaldo navideño, serán directamente proporcionales al dígito entregado, es decir, 2,5 por ciento.

De todas formas, la titular del Trabajo, Claudia Serrano, abrió una ventana en este sentido e indicó que “la cifra que presentamos y que se evaluó como insatisfactoria es la primera, pero estamos en pleno proceso de negociación. Todos sabemos que ese porcentaje no es el final. Las cosas se realizan en su curso, en las reuniones, en las conversaciones de pasillo y hay que tener confianza porque estamos haciendo todo lo que hay que hacer esta semana”.

Por lo mismo, el ministro del Interior Edmundo Pérez Yoma, bajó el perfil a la movilización y dijo que  "el paro de la ANEF no tiene ninguna razón de ser, la gente del ministerio de Hacienda está conversando con ellos y hay otros dos o tres gremios que no adhirieron a la convocatoria. Ellos son proclives a este tipo de acciones y lo único que terminan haciendo es molestando a los usuarios”.

El porcentaje del reajuste se mide a través de una serie de indicadores económicos como la inflación, los ingresos del país por concepto de ventas del cobre, el crecimiento, entre otros. Con esos datos en mano, se acuerda una cifra que esté relacionada con el contexto económico del país y que, en esta ocasión, incluyó un aumento de ocho por ciento y de diez para los sueldos bajo 800 mil pesos mensuales.

Además, los trabajadores estatales exigieron el congelamiento de los salarios que estén entre los rangos más elevados de la administración pública, como los subsecretarios y ministros.

El año pasado la ANEF había puesto en la mesa un porcentaje de reajuste cercano al catorce por ciento. Finalmente, y luego de un largo periodo de movilizaciones, la cifra quedó en un diez.





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