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¿Cadena de coincidencias?

Columna de opinión por Julio Hurtado
Martes 17 de noviembre 2009 16:07 hrs.


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El miércoles 11 de noviembre, el Consejo de Monumentos Nacionales rechazó la instalación de una gigantesca estatua en homenaje a Juan Pablo II. Este desproporcionado monumento iba a ser instalado en el parque que enfrenta la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, una de las joyas arquitectónicas de esta ciudad, diseñada por el arquitecto Juan Martínez.

Además se debe considerar que esta Facultad constituye uno de los símbolos y uno de los pilares del republicanismo laico y democrático de nuestro país. Alma Mater de donde han egresado un alto porcentaje de los Presidentes de la República chilenos.

Visto en perspectiva, esta situación nos permite sospechar que estamos en presencia de una operación monetario- ideológica de gran envergadura. Es así que hace unos años se compraron los terrenos de la avenida Bellavista con el fin de construir una universidad. Paralelamente, hace algunos años las autoridades de la comuna de Recoleta “inocentemente” quisieron rendir un merecido homenaje al Papa Juan Pablo II, para lo cual cambiaron el nombre del parque ubicado frente a la Facultad señalada.

Debemos mencionar que desde hace muchos años que este bello parque es cercenado por la ampliación de las pistas de circulación de las avenidas Bellavista por el norte y Santa María por el sur; por la ubicación de una horripilante feria artesanal; todo lo cual culminó con el corte abrupto de su continuidad por la construcción de una entrada a una autopista subterránea.

El desarrollo inmobiliario aceleradísimo (producido por los mismos actores) hizo necesaria la construcción de una gran cantidad de estacionamientos, lo cual, además de destruir definitivamente la arborización del parque, iba a ser coronado con la desproporcionada estatua que ha sido rechazada.

Cabe hacer notar que, pese al rechazo de esa iniciativa, sigue en curso el gigantesco desarrollo inmobiliario, que destruirá el carácter y la especialidad del Barrio Bellavista, y la construcción de estacionamientos, lo cual hará desaparecer el parque, que constituye un bellísimo y antiguo bosque de ombues

Esta autoritaria y sobreideologizada propuesta, que en parte ha sido rechazada, nos coloca frente no sólo de un desarrollo inmobiliario hipertrofiado, no tan sólo de la destrucción de un barrio y de un parque, sino que por sobre todo estamos en presencia de un totalitario intento de imposición ideológico cultural.

Estamos ante una sorprendente e intencionada cadena de hechos. El escultor de la estatua es hermano del rector y/o dueño de la universidad privada recién instalada y promotora del proyecto. Este es, a su vez,  hermano de uno de los fundadores del partido (heredero político de la dictadura), al cual han pertenecido los dos últimos alcaldes de la comuna de Recoleta, fuertes promotores de esta iniciativa. Todo lo anterior llevado adelante en el más absoluto sigilo por una universidad privada con una aún no demostrada calidad académica, que además con su arquitectura apabulla a la tradicional Facultad de Derecho. Todo un símbolo de nuestro tiempo en nuestras ciudades.

Lo positivo frente a esta situación es el hecho que periodistas, políticos, organizaciones ciudadanas, académicos, etc. alzaron su voz frente a este atentado. Cabe preguntarse se esta reacción alcanzará para preocuparse de las otras partes de este atentado, aún en curso, es decir la destrucción de carácter de barrio Bellavista, y  la destrucción de un añoso parque.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.