El derrocado Presidente de Honduras Manuel Zelaya dijo que mientras el gobierno brasileño se lo permita, seguirá refugiado en su embajada de Tegucigalpa, reclamando su restitución en el poder.

Zelaya, expulsado del país a punta de pistola el 28 de junio, volvió Honduras a fines de septiembre y se refugió en la sede diplomática brasileña, donde ha permanecido rodeado por militares y con la amenaza de ser detenido si pone un pie afuera.

Zelaya fue depuesto por militares el mismo día en que planeaba realizar una consulta popular que incluía la posibilidad de permitir la reelección presidencial, actualmente prohibida.

El Congreso y la Corte Suprema del país centroamericano avalaron su salida del poder.