Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 19 de abril de 2024


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Lindo regalito

Columna de opinión por Vivian Lavín A.
Jueves 24 de diciembre 2009 12:34 hrs.


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Hace muchos años, casi 30 años atrás, puedo asegurar que vi el trineo del Viejito Pascuero. Fue el momento justo cuando casi se veía la parte de atrás del carro guiado por los renos voladores, y quizás una parte del amplio abrigo rojo y gorro con pompón de ese personaje que ilumina la magia e ilusión de la niñez. Recuerdo también que la imagen de este Viejito que no siempre entendía bien mis gustos, se fue paulatinamente difuminando, hasta casi extinguirse para quedar petrificada en una fotografía en la salgo sentada en sus rodillas junto a mi hermano en un estudio Agfa.

Con el paso de los años, sin embargo, la imagen de este señor gordo y todo transpirado, de cara sonrosada y tan alegre siempre con un jojojo algo sobreactuado, comenzó a molestarme. Una molestia que se fue tornando hacia la irritación,  a medida que el mundo se me abría y conocía esas otras maneras de festejar la Noche Buena.

Como esa mamá que contaba que la Noche de Navidad se iba al cerro de la Pirámide con sus hijos y que se quedaba con ellos jugando hasta que se quedaran dormidos allí, entre sus brazos algunos, y otros, acurrucados junto a su perro durmiendo hasta el amanecer. La salida del sol, explicaba, era un alivio, porque significaba que ya la noche había terminado y con ella se iba toda la algarabía de la apertura de los regalos, la música fuerte que daba cuenta de una fiesta que había sido precedida por una suculenta comida. Esta pobladora no tenía nada que regalarles a sus hijos y para sacarlos del código “Pascua Feliz para todos” optaba por llevarlos al cerro como una manera de mitigar, aunque fuera de manera sutil, la ausencia de esa fiesta a la que no estaban invitados.

Este señor obeso de traje rojo es bastante injusto. Hay que decirlo. ¿Por qué le trae los regalos más lindos sólo a quienes tienen más dinero? ¿Es que acaso los niños pobres se portan siempre mal que no les regala lo que ellos le piden?

¿Cómo explicarle a un niño de 5 años que este caballero prefiere regalarle la bicicleta a su vecino y a él, en cambio, una toalla para el verano que ni siquiera necesita porque a él le gusta mucho más secarse con arena en la modalidad “escalopa”?

Ya no me gusta nada el Viejo Pascuero. Habría preferido dejar de creer en él y saber que es sólo una ilusión para los más pequeños. La pena es que sí existe y lo veo en cada esquina, riéndose de todos nosotros, a carcajadas, mientras nos paseamos bajo el sol lacerante de diciembre buscando qué comprar al menor precio.

Lindo regalito, ¿no le parece?

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.