El conflicto que tenía todos los ojos puestos en el norte del país llegó a su fin. Por amplia mayoría los trabajadores de los sindicatos uno, dos y tres de Chuquicamata aceptaron la propuesta de la cuprífera estatal que consistía en un bono de 12 millones 140 mil pesos – que incluye más de seis millones por reanudación inmediata de las faenas – un reajuste de cuatro por ciento del salario y la extensión del nuevo contrato colectivo a 38 meses a partir del 1 de enero de este año.
Con este acuerdo se dio por finalizada la huelga que mantenían los mineros desde el lunes, para dar paso al reinicio de las actividades a partir de las 5 de la mañana del miércoles, horario en que comienza el primer turno.
La decisión estuvo en manos de los 3 mil 800 trabajadores, de los 5 mil 500 sindicalizados, quienes superaron el quórum para hacer válida la votación y optaron por concluir el conflicto y aceptar las condiciones de la empresa. El 68, 5 por ciento de ellos aprobaron la moción, mientras que el 31, 5 la rechazó.
Durante el fin de semana, la compañía puso sobre la mesa nuevas cifras – que en el caso de los bonos ascendían a los 11, 5 millones de pesos – para evitar llegar a esta instancia. Sin embargo, los dirigentes mantuvieron la postura de que sólo se sentarían a conversar una vez que se hubiese iniciado la huelga.
Sin embargo, los efectos de esta movilización no se presentaron sólo a nivel laboral. Durante la jornada del lunes el precio del cobre logró niveles históricos, alcanzando su máximo valor en 16 meses en relación con los 3, 3 dólares obtenidos el 31 de diciembre cuando se confirmó la huelga. Sin embargo, una vez que se vislumbró el fin del conflicto, el precio del metal descendió en el mercado.
Los saldos aproximados que deja esta medida de presión hablan de una pérdida en la producción de mil 800 toneladas de cobre diarias, lo que costaría unos ocho millones de dólares en ingresos.