El presidente del Consejo Europeo, Van Rompuy, mantuvo una reunión con el primer ministro griego, Giorgios Papandreu, con el presidente francés Nicolas Sarkozy y con la canciller alemana Angela Merkel en el que cerraron un pacto para rescatar a Grecia.

La reunión tuvo lugar antes de que los líderes entraran en la cumbre de los 27 para hablar sobre la crisis del euro y las finanzas griegas. Por lo pronto, se ha descartado que se ponga en marcha un plan de ayuda financiera a Grecia, contrariamente a lo que se había anticipado antes de la cumbre de Jefes de Estado y de gobierno en Bruselas.

En la declaración que leyó Van Rompuy se establece que los países miembros de la zona euro se comprometen a garantizar la estabilidad financiera y a ayudar a Grecia si es necesario. Sin embargo, de momento según Van Rompuy, Atenas no ha solicitado ayuda financiera. No se conocen más datos sobre el plan en cuestión que está siendo discutido en profundidad por los líderes europeos.

Con esta declaración, el presidente del Consejo Europeo quiere dar un mensaje fuerte a los mercados de valores para tranquilizarlos y parar la espiral especuladora que ha provocado la primera crisis del euro.

Los países de la eurozona quieren dejar claro que la bancarrota no está prevista en ningún caso y si esta ocasión se presentara, no dejarían caer a ningún país.

Un mensaje claro para el mundo financiero pero también para Grecia, a la que el bloque exhorta a aplicar con determinación el plan de austeridad que anunció Papandreu para poner orden en el déficit y la deuda soberana. “Hay reglas y estas reglas tienen que ser respetadas”, afirmó la canciller Angela Merkel.

Atenas ya ha previsto todo un arsenal para hacer frente al estado catastrófico de sus cuentas públicas como un plan antifraude, la reducción de las primas a los funcionarios, la disminución de los gastos en los hospitales, el congelamiento de los salarios de los funcionarios, una reforma en las prensiones y aumentar los impuestos de los carburantes.