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El Vaticano califica de “odiosos” miles de casos de pedofilia en Irlanda

RFI

  Lunes 15 de febrero 2010 15:56 hrs. 
Radio-Uchile

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Los obispos irlandeses deberán explicar ante Benedicto XVI los casos de abusos sexuales a menores cometidos en instituciones católicas durante más de sesenta años.

Luego de quince años de investigaciones y dos documentos concluyentes contra los curas irlandeses y el Estado, que silenció durante décadas los casos de pedofilia, los obispos viajan al Vaticano para confesarse ante el Papa.

Benedicto XVI ha organizado un seminario de dos días para escuchar las explicaciones de los obispos sobre una de las historias más oscuras y criminales de la Iglesia católica en Irlanda, el abuso sexual a niños durante más de 60 años en instituciones irlandesas dirigidas  por católicos.

Hay dos informes que no dejan lugar a dudas, el informe Ryan y el informe Murphy que recogen testimonios de las víctimas, unos relatos estremecedores que durante años fueron silenciados por los altos cargos religiosos y por el Estado convirtiéndose en cómplices de esta violencia moral, física y sexual.

Según el informe Ryan 35 mil menores sufrieron una letanía de horrores entre 1930 y finales de los 90 en instituciones religiosas llamadas “escuelas industriales”, la mayoría eran huérfanos. La investigación que dio lugar al informe Murphy ha permitido identificar a 440 víctimas y a 46 sacerdotes que abusaron de los menores entre 1975 y 2004.

Durante décadas, la Iglesia se preocupó más de esconder los escándalos que de ocuparse de las víctimas cuyas vidas se rompieron después de pasar por estas instituciones religiosas. Así lo denuncian los informes que apuntan directamente al arzobispado de Dublín como el responsable de haber escondido los crímenes.

Unos actos que este lunes, antes del encuentro con el Papa, fueron calificados por Tarcisio Bertone, de “particularmente odiosos”. El número dos del Vaticano habló en una misa a la que también asistía el episcopado irlandés.

En la homilía, Bertone se mostró preocupado por el pernicioso efecto que el escándalo podría tener entre los fieles irlandeses, perder la fe. “Es en realidad la tormenta más peligrosa, la que afecta al corazón de los creyentes, sacudiendo su fe y amenazando su capacidad para confiarse a Dios”, afirmó Bertone que añadió que hay lugar a la “purificación y “santificación” siempre que los autores reconozcan el pecado.

El escándalo ha provocado la dimisión de cuatro obispos acusados de silenciar los escándalos pero hay uno que se resiste. Se trata de Martin Drennan que no ha cedido a la presión y se niega a dimitir. Drennan fue obispo auxiliar de la diócesis de Dublín y en el informe Murphy se le acusa de haber hecho oídos sordos de los abusos.

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