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Año XVI, 28 de marzo de 2024


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Falta de electricidad: El principal problema post terremoto

La incapacidad de las empresas de distribuir energía dejó en evidencia la vulnerabilidad y dependencia de los otros servicios básicos, como el agua, las telecomunicaciones y otros, que necesitan electricidad para funcionar.

Equipo Radio Universidad de Chile

  Domingo 28 de febrero 2010 20:35 hrs. 
Radio-Uchile

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La incapacidad de las empresas de distribuir energía dejó en evidencia la vulnerabilidad y dependencia de los otros servicios básicos, como el agua, las telecomunicaciones y otros, que necesitan electricidad para funcionar.

La reunión entre la Presidenta Michelle Bachelet y el Presidente electo Sebastián Piñera es uno de los muchos puntos clave de esta terrible maraña en la que se ha convertido el manejo comunicacional del terremoto que azoló a nuestro país la madrugada del sábado 27 de febrero.

El gobierno saliente no tiene claras las dimensiones de la catástrofe, cuando las comunicaciones entre las mismas autoridades en ejercicio no pueden fluir de modo de tener un diagnóstico claro de la situación en el país. La sensación de que “cada minuto que pasa es peor” se ha instalado de manera trágica no sólo entre quienes gobiernan sino además en la población que no ve visos de mejoría  de los suministros básicos mientras es expuesta a las cada vez más terribles imágenes y relatos de quienes lograron sobrevivir al que será recordado como una de las tragedias más extremas que vivido Chile en las últimas décadas.

El colapso del sistema eléctrico ha puesto de manifiesto la enorme fragilidad de otros servicios básicos, y con ello, la supervivencia de la población. Así es como ha resultado ser toda una novedad, incluso para las autoridades, la relación entre el servicio de electricidad y de agua potable, que ha impactado de manera directa a la población. Los efectos de esta situación se sentirán cada vez con más fuerza cuando a partir de mañana lunes la actividad laboral se retome y la población deba enfrentarla. La situación de una familia sin agua ya es una circunstancia incómoda que se puede tornar insoportable cuando estamos hablando de cientos empleados en una empresa.

La relación electricidad y comunicación ha logrado también sorprender cuando se trata de un país donde más fuertemente ha penetrado la telefonía móvil que en todo el resto de Latinoamérica. Por una parte, los celulares que estaban cargados a la hora del cataclismo como lo ha denominado el ministro del Interior, Edmundo Pérez Yoma, ahora ya no tienen carga ni tampoco la posibilidad de recargarlos. Acostumbrados los chilenos a comunicarse a través del celular, han llegado a detestar a los otrora aspiracionales aparatitos cuando son las antenas repetidoras de las señales las que no hacen su trabajo. Al inicio de la emergencia, pudieron administrarse con autonomía  respecto de la escasez de energía debido a los equipos de soporte que tienen, pero  cuyas baterías, sin embargo, no han sido recargadas por lo que han dejado de funcionar. Este es el motivo por el cual el gobierno hizo un especial llamado a los medios de comunicación, específicamente a las radios, para que ocupen ese espacio que ha dejado la comunicación personal.

La situación energética tiene especialmente nerviosa a las autoridades y han “solicitado” a las empresas proveedoras de energía que agilicen la restitución de electricidad. Una solicitud, que según la Presidenta es una “exigencia”, pero que no se entiende hasta qué punto puede mandatar a las empresas privadas a cumplirla cuando éstas son autónomas y privadas.

Otro de los puntos neurálgicos que ha logrado hacer temblar la falta de electricidad es el aprovisionamiento de combustible, cuyas reservas no estarían en peligro, sin embargo, la falta de energía en las bencineras impide entregarlo de manera expedita a una población temerosa de quedarse sin la posibilidad de transportarse de manera independiente.

En relación a los alimentos, el gobierno está tranquilo puesto que la red de aprovisionamiento regulada por la JUNAEB y las FFAA están preparadas. Sin embargo, el acaparamiento innecesario producto de la sensación de pánico que reina en la población tensiona sus resultados.

El pillaje y saqueo  han desatado un clima de inestabilidad que el gobierno ha enfrentado con la declaración del Estado de Catástrofe, el primero en democracia, y de cuyo debut estamos a la expectativa. El Presidente electo ya está haciendo llamados para reforzar la seguridad y frenar el  precario equilibrio de la paz pública.

Una nueva  noche sin energía eléctrica deja a la población de muchos sectores urbanos y rurales en un estado  de nerviosismo y desamparo que ni la reunión de los Presidentes logrará menguar.

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