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La moraleja de una catástrofe

Ninoska Leiva

  Miércoles 3 de marzo 2010 21:17 hrs. 
Radio-Uchile

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El terremoto y maremoto sufridos en Chile han dejado de manifiesto la falta de medidas de seguridad por parte de la población. No sólo el sector inmobiliario no estaba preparado para enfrentar este tipo de catástrofes, tampoco había claros planes de emergencias que orientaran de mejor manera a los ciudadanos. Sin duda, falencias en las que un país sísmico como Chile no debe caer.

Desde el terremoto de 1960 y 1985 se han experimentado grandes avances tecnológicos y comunicativos. Sin embargo, y pese al paso de los años, no hemos aprendido lo suficiente de las catástrofes que han devastado nuestro territorio.
 
El último terremoto demostró que el mantener una cultura de emergencia y un plan de evacuación adecuado para cada ciudad es algo que aún no se logra aplicar de manera eficiente. Sin embargo, esta preparación no sólo está ausente en los planes comunales y vecinales, sino que también en nuestros propios hogares. De hecho, muy pocas casas tenían linternas, velas, botiquines o siquiera conocían sus áreas de seguridad.
 
Según el encargado nacional del programa de educación de la Asociación Chilena de Seguridad, Mario Reyes, “los adultos deberían entregar a los niños algunos conceptos sobre las emergencias y hacerles ver que en alguna etapa de su vida van a estar presentes en un sismo de estas características”. De esta forma, “ir sensibilizando y creando una cultura preventiva con respecto a que somos un país sísmico y que realmente es importante estar preparado para ello”.
 
Por tanto, para el encargado del programa de educación, el que aquella cultura preventiva esté ausente ante una catástrofe como la que hoy presenciamos, es una responsabilidad compartida. “Hay responsabilidades gubernamentales, pero también la recae en forma importante en la familia. Esto implica que cada familia debe tener un plan de seguridad”.

En los dos últimos siglos ha aumentado la intensidad y frecuencia de desastres naturales, tales como sequías, inundaciones, derrumbes y deslizamientos. Este incremento, según expertos en el tema y las crecientes alertas sobre calentamiento global, se debe precisamente a la falta de interés de la población por cuidar el ambiente que les rodea, provocando un desequilibrio en el ecosistema.
Ante los fenómenos naturales impredecibles, debemos estar preparados. Aquí se presentan siete medidas que pueden contribuir a sobreponernos de mejor forma a tales catástrofes:

1-Que las inmobiliarias construyan efectivamente con normas antisísmicas, considerando los tipos de suelo y la calidad de los materiales de edificación
2- Que exista mayor fiscalización por parte de las direcciones de obras, que actualmente sólo se limitan a evaluar planos y terminaciones, dejando a merced de la propia inmobiliaria el resto
3-Que todos los establecimientos educacionales tengan planes de emergencia y que se integre en las bases educacionales de los niños la prevención y la conciencia medioambiental
4- Que existan campañas comunicacionales sobre esta materia
5-No edificar grandes ciudades en las zonas de mayor riesgo
6- Que las autoridades estén preparadas con planes de contingencia y coordinación para este tipo de eventos, los que puedan ser aplicados con mayor antelación

Y finalmente, como una dura moraleja que debemos aprender de estos desastres, que cada familia conozca el material de su vivienda, las vías de evacuación más cercanas, cuáles son los lugares seguros y siempre mantener un botiquín de emergencia, agua,  algún tipo de alimento y fuentes de luz artificial.

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