Así lo estimó el Presidente, Sebastián Piñera, quien precisó que los fondos que se utilizarán para ello saldrán de la reformulación de la Ley de Presupuestos 2010, los ahorros del país y de posibles créditos al extranjero.
Los efectos del terremoto y posterior maremoto del pasado 27 de febrero saltan a la vista en todas las regiones afectadas. A los hogares devastados se suman carreteras, hospitales, colegios, museos y construcciones de toda índole, que hacen que el proceso de reconstrucción se vislumbre como una tarea que podría tomar varios años.
Y este será justamente uno de los mayores desafíos del nuevo gobierno. Tarea difícil, ya que, como se ha declarado en varias ocasiones, se trata de levantar un país que no puede quedar reducido a ser un “gran campamento”.
De acuerdo a las estimaciones del recién asumido Presidente de la República, la labor costará al menos treinta mil millones de dólares, que serán financiados, principalmente, con la reformulación de la Ley de Presupuestos 2010, los fondos que Chile acumuló en “los tiempos de vacas gordas” y con créditos que se pedirán al extranjero.
Según detalló el mandatario, esto sería posible porque el sector público del país casi no tendría deuda externa, aunque subrayó que cualquier medida en este sentido se hará con moderación.
Otro de los mecanismos que se utilizarán será sacar el mayor provecho a los ingresos que se obtengan por concepto de ventas del cobre, que otorgarían una liquidez adicional para cumplir con este cometido.
Piñera comentó además que “se hará un tremendo esfuerzo de austeridad en el gasto público de forma de reasignar recursos desde tareas que no son tan prioritarias hacia labores de reconstrucción”.
Sobre el rediseño del Presupuesto de este año el nuevo Jefe de Estado sostuvo que, en una primera etapa, ésta se sostendrá a través de decretos de ley que deberán ser aprobados por el Congreso, por lo que realizó un llamado a los legisladores a colaborar con este cometido.
“Chile es un país más pobre”
Respecto de las consecuencias económicas que el cataclismo tuvo en nuestro país, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter indicó que “Chile hoy día es un país más pobre y no hay forma de arreglar eso. Es como un jarrón que se rompió, una taza que se rompió, un vidrio que se quebró y que ya está quebrado. Podemos cambiar el vidrio, pero lo que se rompió ya no se puede arreglar”.
Por lo mismo, el secretario de Estado reconoció que la catástrofe “nos cambia las prioridades. Nosotros teníamos un programa de gobierno para cuatro años que lo habíamos preparado para dos y esto es como si a minutos antes de dar una prueba le cambian la asignatura”.
Hinzpeter destacó además que el gobierno “no quiere que las soluciones de emergencias habitacionales pasen a ser definitivas como habitualmente ocurre” y adelantó que una de las posibilidades que se están barajando es la autoconstrucción con materiales financiados por el Estado.
Así lo estimó el Presidente, Sebastián Piñera, quien precisó que los fondos que se utilizarán para ello saldrán de la reformulación de la Ley de Presupuestos 2010, los ahorros del país y de posibles créditos al extranjero.
Los efectos del terremoto y posterior maremoto del pasado 27 de febrero saltan a la vista en todas las regiones afectadas. A los hogares devastados se suman carreteras, hospitales, colegios, museos y construcciones de toda índole, que hacen que el proceso de reconstrucción se vislumbre como una tarea que podría tomar varios años.
Y este será justamente uno de los mayores desafíos del nuevo gobierno. Tarea difícil, ya que, como se ha declarado en varias ocasiones, se trata de levantar un país que no puede quedar reducido a ser un “gran campamento”.
De acuerdo a las estimaciones del recién asumido Presidente de la República, la labor costará al menos treinta mil millones de dólares, que serán financiados, principalmente, con la reformulación de la Ley de Presupuestos 2010, los fondos que Chile acumuló en “los tiempos de vacas gordas” y con créditos que se pedirán al extranjero.
Según detalló el mandatario, esto sería posible porque el sector público del país casi no tendría deuda externa, aunque subrayó que cualquier medida en este sentido se hará con moderación.
Otro de los mecanismos que se utilizarán será sacar el mayor provecho a los ingresos que se obtengan por concepto de ventas del cobre, que otorgarían una liquidez adicional para cumplir con este cometido.
Piñera comentó además que “se hará un tremendo esfuerzo de austeridad en el gasto público de forma de reasignar recursos desde tareas que no son tan prioritarias hacia labores de reconstrucción”.
Sobre el rediseño del Presupuesto de este año el nuevo Jefe de Estado sostuvo que, en una primera etapa, ésta se sostendrá a través de decretos de ley que deberán ser aprobados por el Congreso, por lo que realizó un llamado a los legisladores a colaborar con este cometido.
“Chile es un país más pobre”
Respecto de las consecuencias económicas que el cataclismo tuvo en nuestro país, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter indicó que “Chile hoy día es un país más pobre y no hay forma de arreglar eso. Es como un jarrón que se rompió, una taza que se rompió, un vidrio que se quebró y que ya está quebrado. Podemos cambiar el vidrio, pero lo que se rompió ya no se puede arreglar”.
Por lo mismo, el secretario de Estado reconoció que la catástrofe “nos cambia las prioridades. Nosotros teníamos un programa de gobierno para cuatro años que lo habíamos preparado para dos y esto es como si a minutos antes de dar una prueba le cambian la asignatura”.
Hinzpeter destacó además que el gobierno “no quiere que las soluciones de emergencias habitacionales pasen a ser definitivas como habitualmente ocurre” y adelantó que una de las posibilidades que se están barajando es la autoconstrucción con materiales financiados por el Estado.
Así lo estimó el Presidente, Sebastián Piñera, quien precisó que los fondos que se utilizarán para ello saldrán de la reformulación de la Ley de Presupuestos 2010, los ahorros del país y de posibles créditos al extranjero.
Los efectos del terremoto y posterior maremoto del pasado 27 de febrero saltan a la vista en todas las regiones afectadas. A los hogares devastados se suman carreteras, hospitales, colegios, museos y construcciones de toda índole, que hacen que el proceso de reconstrucción se vislumbre como una tarea que podría tomar varios años.
Y este será justamente uno de los mayores desafíos del nuevo gobierno. Tarea difícil, ya que, como se ha declarado en varias ocasiones, se trata de levantar un país que no puede quedar reducido a ser un “gran campamento”.
De acuerdo a las estimaciones del recién asumido Presidente de la República, la labor costará al menos treinta mil millones de dólares, que serán financiados, principalmente, con la reformulación de la Ley de Presupuestos 2010, los fondos que Chile acumuló en “los tiempos de vacas gordas” y con créditos que se pedirán al extranjero.
Según detalló el mandatario, esto sería posible porque el sector público del país casi no tendría deuda externa, aunque subrayó que cualquier medida en este sentido se hará con moderación.
Otro de los mecanismos que se utilizarán será sacar el mayor provecho a los ingresos que se obtengan por concepto de ventas del cobre, que otorgarían una liquidez adicional para cumplir con este cometido.
Piñera comentó además que “se hará un tremendo esfuerzo de austeridad en el gasto público de forma de reasignar recursos desde tareas que no son tan prioritarias hacia labores de reconstrucción”.
Sobre el rediseño del Presupuesto de este año el nuevo Jefe de Estado sostuvo que, en una primera etapa, ésta se sostendrá a través de decretos de ley que deberán ser aprobados por el Congreso, por lo que realizó un llamado a los legisladores a colaborar con este cometido.
“Chile es un país más pobre”
Respecto de las consecuencias económicas que el cataclismo tuvo en nuestro país, el ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter indicó que “Chile hoy día es un país más pobre y no hay forma de arreglar eso. Es como un jarrón que se rompió, una taza que se rompió, un vidrio que se quebró y que ya está quebrado. Podemos cambiar el vidrio, pero lo que se rompió ya no se puede arreglar”.
Por lo mismo, el secretario de Estado reconoció que la catástrofe “nos cambia las prioridades. Nosotros teníamos un programa de gobierno para cuatro años que lo habíamos preparado para dos y esto es como si a minutos antes de dar una prueba le cambian la asignatura”.
Hinzpeter destacó además que el gobierno “no quiere que las soluciones de emergencias habitacionales pasen a ser definitivas como habitualmente ocurre” y adelantó que una de las posibilidades que se están barajando es la autoconstrucción con materiales financiados por el Estado.
