Después de conocer que hace más de cuatro años un grupo de sismólogos de la Universidad de Chile realizó una investigación advirtiendo la ocurrencia de un terremoto de las mismas características y ubicación del que sufrió Chile el 27 de febrero, quedó en evidencia la necesidad de establecer una vínculo más estrecho entre el quehacer académico, la sociedad civil y el Estado.
Si a eso le sumamos que nuestra casa de Estudios es la única que cuenta con un Servicio Sismológico que posee una red de acelerógrafos, herramientas que determinan el tipo de ondas y magnitud de los sismos, cuesta entender que se trate de la universidad estatal que menos recursos recibe del gobierno.
En el programa A Fondo de nuestra emisora, el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Raúl Morales, señaló a Vivian Lavín que esta situación se debe a que el país ha reducido el papel de las universidades sólo a la formación de profesionales, olvidando las diversas funciones con las que contribuye al desarrollo y futuro del país. “El rol de las universidades no es solamente formar recursos humanos, sino que estar pensando el país, previendo situaciones, estudiar el largo y mediano plazo”, dijo.
A pesar de las conocidas diferencias y limitaciones que la Universidad de Chile, y en general la mayoría de las casas de estudios estatales y públicas, se ha encontrado con los gobiernos en función de su financiamiento, a juicio de Morales, “la Universidad de Chile en su seno, en su grupo académico ha seguido manteniendo la llama viva de lo que debe ser una universidad compleja, que se debe al país. No a una universidad que se debe al curriculum o a la captura de recursos económicos para lucrar, para engrandecer sus patrimonios personales”.
El decano apunta a recuperar los espacios que las universidades públicas y estatales han perdido durante los últimos años, con la arremetida de nuevos actores y la reducción de su campo de acción a la formación de profesionales, olvidando el aporte, apoyo y contribución que pueden realizar sus académicos e investigadores.
De esta manera, Morales, quien también es candidato a rector del plantel, afirmó que para corregir esta situación, junto con apelar a un nuevo trato con el Estado, la Universidad de Chile también tiene que recuperar dos grandes directrices para retomar el rol de universidad nacional.
Por una parte, es esencial que la universidad deje de estar enclaustrada en la Región Metropolitana y comience a captar otros espacios territoriales dentro de Chile, “no solamente por un tema de superficie, sino por un tema de identidad regional nacional, la universidad debe crecer”. Para ello, el doctor Morales afirma que la casa de estudios debe dejar de esperar al gobierno para dar el paso, sino que “debe crecer desde su propia proactividad”.
Por otra parte, para el decano también es importante recuperar “el carácter de nacional en la oportunidad que le damos a los estudiantes respecto al talento y las capacidades que tienen”, debido a que más de un 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad de Chile pertenecen a los quintiles más ricos del país (quinto y cuarto) y cada vez son menos los que vienen de los estratos más bajos de la sociedad.
Otro punto es volver a retomar áreas que se abandonaron como el deporte y el trabajo social, que “es la trinchera que nos permite estar en una relación directa con la ciudadanía”.
Después de conocer que hace más de cuatro años un grupo de sismólogos de la Universidad de Chile realizó una investigación advirtiendo la ocurrencia de un terremoto de las mismas características y ubicación del que sufrió Chile el 27 de febrero, quedó en evidencia la necesidad de establecer una vínculo más estrecho entre el quehacer académico, la sociedad civil y el Estado.
Si a eso le sumamos que nuestra casa de Estudios es la única que cuenta con un Servicio Sismológico que posee una red de acelerógrafos, herramientas que determinan el tipo de ondas y magnitud de los sismos, cuesta entender que se trate de la universidad estatal que menos recursos recibe del gobierno.
En el programa A Fondo de nuestra emisora, el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Raúl Morales, señaló a Vivian Lavín que esta situación se debe a que el país ha reducido el papel de las universidades sólo a la formación de profesionales, olvidando las diversas funciones con las que contribuye al desarrollo y futuro del país. “El rol de las universidades no es solamente formar recursos humanos, sino que estar pensando el país, previendo situaciones, estudiar el largo y mediano plazo”, dijo.
A pesar de las conocidas diferencias y limitaciones que la Universidad de Chile, y en general la mayoría de las casas de estudios estatales y públicas, se ha encontrado con los gobiernos en función de su financiamiento, a juicio de Morales, “la Universidad de Chile en su seno, en su grupo académico ha seguido manteniendo la llama viva de lo que debe ser una universidad compleja, que se debe al país. No a una universidad que se debe al curriculum o a la captura de recursos económicos para lucrar, para engrandecer sus patrimonios personales”.
El decano apunta a recuperar los espacios que las universidades públicas y estatales han perdido durante los últimos años, con la arremetida de nuevos actores y la reducción de su campo de acción a la formación de profesionales, olvidando el aporte, apoyo y contribución que pueden realizar sus académicos e investigadores.
De esta manera, Morales, quien también es candidato a rector del plantel, afirmó que para corregir esta situación, junto con apelar a un nuevo trato con el Estado, la Universidad de Chile también tiene que recuperar dos grandes directrices para retomar el rol de universidad nacional.
Por una parte, es esencial que la universidad deje de estar enclaustrada en la Región Metropolitana y comience a captar otros espacios territoriales dentro de Chile, “no solamente por un tema de superficie, sino por un tema de identidad regional nacional, la universidad debe crecer”. Para ello, el doctor Morales afirma que la casa de estudios debe dejar de esperar al gobierno para dar el paso, sino que “debe crecer desde su propia proactividad”.
Por otra parte, para el decano también es importante recuperar “el carácter de nacional en la oportunidad que le damos a los estudiantes respecto al talento y las capacidades que tienen”, debido a que más de un 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad de Chile pertenecen a los quintiles más ricos del país (quinto y cuarto) y cada vez son menos los que vienen de los estratos más bajos de la sociedad.
Otro punto es volver a retomar áreas que se abandonaron como el deporte y el trabajo social, que “es la trinchera que nos permite estar en una relación directa con la ciudadanía”.
Después de conocer que hace más de cuatro años un grupo de sismólogos de la Universidad de Chile realizó una investigación advirtiendo la ocurrencia de un terremoto de las mismas características y ubicación del que sufrió Chile el 27 de febrero, quedó en evidencia la necesidad de establecer una vínculo más estrecho entre el quehacer académico, la sociedad civil y el Estado.
Si a eso le sumamos que nuestra casa de Estudios es la única que cuenta con un Servicio Sismológico que posee una red de acelerógrafos, herramientas que determinan el tipo de ondas y magnitud de los sismos, cuesta entender que se trate de la universidad estatal que menos recursos recibe del gobierno.
En el programa A Fondo de nuestra emisora, el decano de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Raúl Morales, señaló a Vivian Lavín que esta situación se debe a que el país ha reducido el papel de las universidades sólo a la formación de profesionales, olvidando las diversas funciones con las que contribuye al desarrollo y futuro del país. “El rol de las universidades no es solamente formar recursos humanos, sino que estar pensando el país, previendo situaciones, estudiar el largo y mediano plazo”, dijo.
A pesar de las conocidas diferencias y limitaciones que la Universidad de Chile, y en general la mayoría de las casas de estudios estatales y públicas, se ha encontrado con los gobiernos en función de su financiamiento, a juicio de Morales, “la Universidad de Chile en su seno, en su grupo académico ha seguido manteniendo la llama viva de lo que debe ser una universidad compleja, que se debe al país. No a una universidad que se debe al curriculum o a la captura de recursos económicos para lucrar, para engrandecer sus patrimonios personales”.
El decano apunta a recuperar los espacios que las universidades públicas y estatales han perdido durante los últimos años, con la arremetida de nuevos actores y la reducción de su campo de acción a la formación de profesionales, olvidando el aporte, apoyo y contribución que pueden realizar sus académicos e investigadores.
De esta manera, Morales, quien también es candidato a rector del plantel, afirmó que para corregir esta situación, junto con apelar a un nuevo trato con el Estado, la Universidad de Chile también tiene que recuperar dos grandes directrices para retomar el rol de universidad nacional.
Por una parte, es esencial que la universidad deje de estar enclaustrada en la Región Metropolitana y comience a captar otros espacios territoriales dentro de Chile, “no solamente por un tema de superficie, sino por un tema de identidad regional nacional, la universidad debe crecer”. Para ello, el doctor Morales afirma que la casa de estudios debe dejar de esperar al gobierno para dar el paso, sino que “debe crecer desde su propia proactividad”.
Por otra parte, para el decano también es importante recuperar “el carácter de nacional en la oportunidad que le damos a los estudiantes respecto al talento y las capacidades que tienen”, debido a que más de un 50 por ciento de los estudiantes de la Universidad de Chile pertenecen a los quintiles más ricos del país (quinto y cuarto) y cada vez son menos los que vienen de los estratos más bajos de la sociedad.
Otro punto es volver a retomar áreas que se abandonaron como el deporte y el trabajo social, que “es la trinchera que nos permite estar en una relación directa con la ciudadanía”.
