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Éxodo a los centros de investigación ¿Clave del éxito político?

A nadie sorprendió la llegada de varias figuras del gobierno de Michelle Bachelet a distintos centros de investigación o Think Tanks. Y es que con los años estas entidades se han vuelto clave en el funcionamiento político, marcando la agenda pública y definiendo las directrices del programa legislativo del país. Sin embargo, problemas como el financiamiento y la falta de una estrategia unitaria parecen pesar en la Concertación, donde esperan replicar el éxito que tuvo su opositora Libertad y Desarrollo.

Loreto Soto

  Viernes 26 de marzo 2010 19:14 hrs. 
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La íntima relación que desde hace ya varios años existe entre los centros de investigación o Think Tanks con la actividad política parece no sorprender a nadie. Prueba de ello, es que varios de los nuevos ministros – Cristián Larroulet, Ena von Baer, Felipe Larraín, Juan Andrés Fontaine y Felipe Kast – pertenecían a las filas de una de las organizaciones que ha más éxito ha tenido en esta área, el Instituto Libertad y Desarrollo.

El valor estratégico de estas entidades se ha vuelto innegable, no sólo por la capacidad que tienen de posicionar distintos temas dentro de la opinión pública, sino porque se han convertido en los asesores directos de las bancadas parlamentarias afines en los ámbitos legislativos más importantes como educación, reformas constitucionales, medio ambiente, entre otros.

Pero su influencia va aún más lejos, convirtiéndose en una especie de “otro” brazo gobernante. Es el caso de Expansiva, fundada en el 2001, que sirvió como centro de operaciones de la campaña de Michelle Bachelet y desde donde surgieron varios puestos claves para su posterior administración como Andrés Velasco. Tanta fue la preponderancia que llegó a alcanzar, que durante los primeros años de gobierno de la mandataria este centro era considerado como “el quinto partido de la Concertación”.

Es por eso que tampoco sorprendió el anuncio de que varios ex ministros, subsecretarios y figuras del ex conglomerado oficialista llegaran a este tipo de organizaciones. Incluso, la propia Michelle Bachelet estaría analizando la posibilidad de iniciar un proyecto de estas características, tal como lo hicieran sus antecesores, Eduardo Frei (Fundación Frei) y Ricardo Lagos (Democracia y Desarrollo).

Según el sociólogo de la Universidad de Chile, Alberto Mayol, estos centros serían un polo de atracción porque mezclarían la buena gestión de elementos técnicos -como las encuestas – con potentes referentes ideológicos y se alejarían de los cuestionamientos que se le hacen a la actividad política pura.

“Hoy en día estar a cargo de partidos políticos no reviste mucho interés, en cambio, los centros de investigación o fundaciones, efectivamente, tienen presencia pública, influyen en la agenda, pero no necesariamente están sometidos a los inconvenientes que se producen en los partidos políticos”, afirmó el analista.

Por su parte, el ex ministro de Obras Públicas, Sergio Bitar – quien aún está analizando su futuro político, pero que se mostró dispuesto a colaborar con Bachelet – reconoció que la idea es, precisamente, nutrir este tipo de instituciones o a las universidades con la experiencia de las personas que ya estuvieron en el servicio público y preparar a las nuevas generaciones desde allí.

“Esto puede fortalecer la función esencial de las universidades de preparar visiones de futuro y la gente con experiencia ayuda. A la vez ahí puede haber gente nueva que después pueden ocupar cargos de gobierno. Las universidades deben recuperar la capacidad de reflexionar y elaborar políticas nacionales en temas fundamentales para el país. Ese vínculo, universidad – gobierno, es más sano y más indispensable para una democracia que el negocios – gobierno”, sostuvo el ex secretario de Estado.

Además terminan siendo el reducto de la mayoría de los altos funcionarios, quienes una vez finalizado el periodo, pueden recluirse a estas instituciones con la certeza de encontrar trabajo y con la esperanza de continuar bajo la mirada pública.

El desafío de la Concertación

Pese a ello, la creación de estos centros de investigación no constituye la fórmula mágica para el éxito. Y aunque las entidades ligadas a la derecha como la Fundación Jaime Guzmán y el Instituto Libertad y Desarrollo, lograron pasar la prueba, no ha sucedido lo mismo con los centros afines a la Concertación.

De hecho, a principios de los noventa, el mítico LyD compartía oficinas en el primer piso del Congreso con su homóloga del bando contrario Tiempo 2000, y mientras el primero se consolidó con los años, el segundo quedó en el camino.

Y si bien Expansiva logró ser la joya de la Concertación en este ámbito, tuvo que desligarse del gobierno para asegurar su continuidad como institución, por lo que terminó asociándose con la Universidad Diego Portales.

Por lo mismo, la migración de las grandes figuras concertacionistas hacia distintos centros de pensamiento deberá superar varios obstáculos como, por ejemplo, el financiamiento.

Si durante los ochentas instituciones como Cieplan, brazo derecho de la oposición de ese tiempo en las finanzas públicas, recibía aportes internacionales para mantener su proyecto, hoy la tarea se vuelve más difícil, ya que nuestro país ya no es foco prioritario de la ayuda internacional en este campo.

Distinto fue el caso de las organizaciones ligadas a la derecha durante los noventas que, además de recibir aportes privados y de los propios parlamentarios de la UDI y RN, percibían fondos extranjeros por la importancia que revestía el mantenimiento de un sistema de corte más conservador.

Por otro lado, tampoco hay que perder de vista la diversificación a la que ha tendido la Concertación en este sentido con más de una decena de centros de pensamientos, donde tiene participación incluso el Partido Radical con su propia entidad.

En este sentido, Bitar se inclina a participar de una iniciativa que tienda a aunar criterios más que a dividirlos. “Estoy ayudando a reajustar las capacidades de gobierno de la Concertación para preparar propuestas de futuro, para asesorar a los partidos, a los alcaldes, concejales, diputados y senadores. Hay mucha gente interesada y creo que esa es una contribución que podemos hacer”, señaló.

Pero además no hay que dejar de lado el potencial real que podrían tener estos centros de ser bien utilizados. Para Alberto Mayol existen dos formas de enfrentarse a ello: una defensiva y una ofensiva. La primera consistiría en la mera reclusión de figuras para no perder vigencia y la segunda daría la posibilidad de realizar lo que calificó como “ataques políticos más sofisticados”, donde se apuesta a verdaderas propuestas de cambio social con base técnica e ideológica.

“Ciertos personeros tienen que limitarse a recluirse en algunos centros. Otra cosa es que como una forma de atacar el sistema político o de llegar un poco más lejos de lo que se ha llegado, se considere que el mejor medio para hacerlo y para hacer un ataque político de éxito es un centro de investigación. Eso es una cosa muy distinta que requiere de otras estrategias y no sé si es la manera en la que se está trabajando en la Concertación, al parecer hay más de lo primero que de lo segundo”, sentenció el experto.

Los destinos

Pero la conformación de la trinchera de la nueva oposición desde los centros de investigación es inminente. René Cortázar – ex ministro de Transportes – Alejandro Foxley y José Pablo Arellano – ex presidente ejecutivo de Codelco – ficharon en Cieplan.

Edmundo Pérez Yoma se integró al directorio de ProyectAmerica mientras que Marigen Hornkohl, ex ministra de Agricultura, asumió como directora ejecutiva de Democracia y Comunidada la que también se integró Edgardo Riveros, subsecretario de la Segpres. Esta institución será financiada por la fundación alemana Konrad Adenaue, ligada a la DC.

Santiago González, ex ministro de Minería, tiene pensado colaborar con temáticas de su área en la Corporación de Investigaciones Sociales (Ciso), cercana al PRSD y Claudia Serrano, ex ministra del Trabajo, integrará el Instituto Igualdad del PS.

Sergio Bitar no ha confirmado nada, pero dejó abierta la posibilidad de colaborar con Michelle Bachelet en una fundación más ligada a la ciudadanía. El destino de Andrés Velasco, ex ministro de Hacienda, tampoco es claro, sin embargo, fue convocado para asumir el decanato de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile.

En tanto, Francisco Vidal, Álvaro Erazo, Marcelo Tokman y Paula Quintana retornarán a las aulas en distintas universidades en la región metropolitana.

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