En 2006, el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional concluía que “Chile está envejeciendo”, lo que requiere mayores esfuerzos en el trabajo para mejorar la calidad de vida de quienes ya alcanzan la tercera edad.
Con esta pretensión, la Universidad de Chile y el Servicio Nacional del Adulto Mayor elaboraron el “Estudio Nacional de la Dependencia en las Personas Mayores”, el que concluyó que un 24,1 por ciento de estas personas en Chile tiene algún grado de dependencia.
El concepto de dependencia se refiere a la imposibilidad de realizar actividades básicas de rutina diaria, por lo que se hace indispensable en esos casos la colaboración de otra persona en aquellas tareas.
David Bravo, Director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile recalcó que debe seguirse en la senda iniciada por la reforma previsional, pero que le sistema de pensiones debe continuar mejorándose para dar una mayor estabilidad económica a este grupo.
El estudio revela preocupantes antecedentes sobre el adulto mayor y su calidad de vida.
El documento consigna la gran diferencia detectada entre los afiliados al sistema público y privado de salud. Además, se resalta que los adultos mayores pertenecientes a zonas rurales viven en peores condiciones de vida, donde por ejemplo, la proporción de analfabetismo es de un 23,2 por ciento, mientras que en las zonas urbanas este porcentaje alcanza el 9,4.
Cecilia Albala, jefa de la unidad académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los alimentos, INTA, alertó sobre la lamentable realidad de este grupo etario, el que “ha amentado cinco veces desde el año cincuenta y se espera que el crecimiento de adultos mayores siga en forma sostenida”, anticipó.
Según Paula Forttes, directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor, las desigualdades de clase y género son abrumadoras, pues “los entornos donde viven tienen una estrecha relación con la dependencia”. Un fenómeno que aumenta en el caso de las mujeres, lo cual se justifica “porque las mujeres vivimos más años que los hombres”, declaró.
Para Paula Forttes, este estudio entrega información fundamental para el diseño e implementación de políticas públicas, además de un llamado de urgencia para que el Estado cumpla un rol más protagónico en el cuidado de los adultos mayores.
Por esta razón, se comenzará un trabajo en diversas mesas de discusión, que incluya a todos los actores relacionados con el tema, entre ellos salud y vivienda.
En 2006, el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional concluía que “Chile está envejeciendo”, lo que requiere mayores esfuerzos en el trabajo para mejorar la calidad de vida de quienes ya alcanzan la tercera edad.
Con esta pretensión, la Universidad de Chile y el Servicio Nacional del Adulto Mayor elaboraron el “Estudio Nacional de la Dependencia en las Personas Mayores”, el que concluyó que un 24,1 por ciento de estas personas en Chile tiene algún grado de dependencia.
El concepto de dependencia se refiere a la imposibilidad de realizar actividades básicas de rutina diaria, por lo que se hace indispensable en esos casos la colaboración de otra persona en aquellas tareas.
David Bravo, Director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile recalcó que debe seguirse en la senda iniciada por la reforma previsional, pero que le sistema de pensiones debe continuar mejorándose para dar una mayor estabilidad económica a este grupo.
El estudio revela preocupantes antecedentes sobre el adulto mayor y su calidad de vida.
El documento consigna la gran diferencia detectada entre los afiliados al sistema público y privado de salud. Además, se resalta que los adultos mayores pertenecientes a zonas rurales viven en peores condiciones de vida, donde por ejemplo, la proporción de analfabetismo es de un 23,2 por ciento, mientras que en las zonas urbanas este porcentaje alcanza el 9,4.
Cecilia Albala, jefa de la unidad académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los alimentos, INTA, alertó sobre la lamentable realidad de este grupo etario, el que “ha amentado cinco veces desde el año cincuenta y se espera que el crecimiento de adultos mayores siga en forma sostenida”, anticipó.
Según Paula Forttes, directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor, las desigualdades de clase y género son abrumadoras, pues “los entornos donde viven tienen una estrecha relación con la dependencia”. Un fenómeno que aumenta en el caso de las mujeres, lo cual se justifica “porque las mujeres vivimos más años que los hombres”, declaró.
Para Paula Forttes, este estudio entrega información fundamental para el diseño e implementación de políticas públicas, además de un llamado de urgencia para que el Estado cumpla un rol más protagónico en el cuidado de los adultos mayores.
Por esta razón, se comenzará un trabajo en diversas mesas de discusión, que incluya a todos los actores relacionados con el tema, entre ellos salud y vivienda.
En 2006, el Consejo Asesor Presidencial para la Reforma Previsional concluía que “Chile está envejeciendo”, lo que requiere mayores esfuerzos en el trabajo para mejorar la calidad de vida de quienes ya alcanzan la tercera edad.
Con esta pretensión, la Universidad de Chile y el Servicio Nacional del Adulto Mayor elaboraron el “Estudio Nacional de la Dependencia en las Personas Mayores”, el que concluyó que un 24,1 por ciento de estas personas en Chile tiene algún grado de dependencia.
El concepto de dependencia se refiere a la imposibilidad de realizar actividades básicas de rutina diaria, por lo que se hace indispensable en esos casos la colaboración de otra persona en aquellas tareas.
David Bravo, Director del Centro de Microdatos de la Universidad de Chile recalcó que debe seguirse en la senda iniciada por la reforma previsional, pero que le sistema de pensiones debe continuar mejorándose para dar una mayor estabilidad económica a este grupo.
El estudio revela preocupantes antecedentes sobre el adulto mayor y su calidad de vida.
El documento consigna la gran diferencia detectada entre los afiliados al sistema público y privado de salud. Además, se resalta que los adultos mayores pertenecientes a zonas rurales viven en peores condiciones de vida, donde por ejemplo, la proporción de analfabetismo es de un 23,2 por ciento, mientras que en las zonas urbanas este porcentaje alcanza el 9,4.
Cecilia Albala, jefa de la unidad académica del Instituto de Nutrición y Tecnología de los alimentos, INTA, alertó sobre la lamentable realidad de este grupo etario, el que “ha amentado cinco veces desde el año cincuenta y se espera que el crecimiento de adultos mayores siga en forma sostenida”, anticipó.
Según Paula Forttes, directora del Servicio Nacional del Adulto Mayor, las desigualdades de clase y género son abrumadoras, pues “los entornos donde viven tienen una estrecha relación con la dependencia”. Un fenómeno que aumenta en el caso de las mujeres, lo cual se justifica “porque las mujeres vivimos más años que los hombres”, declaró.
Para Paula Forttes, este estudio entrega información fundamental para el diseño e implementación de políticas públicas, además de un llamado de urgencia para que el Estado cumpla un rol más protagónico en el cuidado de los adultos mayores.
Por esta razón, se comenzará un trabajo en diversas mesas de discusión, que incluya a todos los actores relacionados con el tema, entre ellos salud y vivienda.
