Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 20 de abril de 2024


Escritorio

Salud e Innovación tributaria

Columna de opinión por Antonio Infante
Miércoles 7 de abril 2010 19:38 hrs.


Compartir en

El terremoto es una buena oportunidad para innovar en el sector salud. Innovar en la atención de salud haciéndola más preventiva y ambulatoria, evitando el uso del hospital y también innovar en la formación de los profesionales de salud, sacando lecciones de la experiencia de trabajo y alto nivel de motivación de los alumnos en el apoyo a las zonas de catástrofe.

Los nuevos impuestos que financiarán la reconstrucción abren otra área de innovación. Es el momento de darle sentido sanitario a los nuevos impuestos. Si se ha de gravar a las grandes empresas es el momento de aumentar la tributación de aquellas que contaminan o dañan el medio ambiente. Pero también es el momento de reponer la discusión de los impuestos al alcohol y cigarrillo.

Es una vergüenza que Chile no tenga políticas públicas que desincentiven el consumo de alcohol. Hay suficiente evidencia para decir que el consumo excesivo de alcohol es el principal daño a la salud de los chilenos y chilenas. No sólo la cirrosis y sus complicaciones sino casi todos los accidentes del tránsito y los hechos de violencia se explican por su consumo excesivo. Encarecer las bebidas alcohólicas tiene repercusión directa en un menor consumo, particularmente entre los más jóvenes, y la mejor forma de hacerlo es vía impuestos. Con este mecanismo se puede además desincentivar el consumo de las de más alta gradación alcohólica, las más dañinas, aplicándoles un impuesto más alto. Se intentó hacerlo para la reforma de salud y los parlamentarios de las zonas productoras  votaron en contra. Probablemente hoy día estén abiertos a hacerlo favorablemente ya que además de promover una política saludable estarán ayudando a la reconstrucción.

El impuesto al cigarrillo también es el momento de reponerlo. Está totalmente demostrado que es el mejor mecanismo para inhibir su consumo, particularmente entre los más jóvenes. En este caso además se grava a empresas transnacionales sin repercutir en la economía nacional.

Es una gran oportunidad aprovechar la reconstrucción para apoyar políticas públicas saludables. El sacrificio y el dolor de muchos puede transformarse  finalmente en beneficio y mejor salud para un porcentaje importante de la población. Sería una consecuencia positiva de la catástrofe.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.