El 88 por ciento de los niños declararon sentir miedo producto del terremoto del pasado 27 de febrero y un 93 por ciento indicó tener algún efecto secundario como despertar en las noches, tener pesadillas, miedo a quedarse solos o sentir que está temblando todo el tiempo.
Así lo indicó el estudio “La voz de los Niños: Terremoto en Chile” que dio a conocer el Fondo de Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), donde se analiza las vivencias y percepciones de los menores entre doce y quince años en Santiago, Talca y Concepción.
El representante para Chile del organismo, Gary Stahl, señaló que como este es un país sísmico es importante que las nuevas generaciones integren el suceso como parte natural de la vida y que no represente un hecho traumático para ellos.
Andrés Varas, de la empresa “Crisis Research”, responsable de la elaboración del estudio, señaló que lo que más impresionó a los menores fue la muerte de las personas.
“Y hay otro factor que tiene que ver cómo viven ellos la magnitud del desastre. Hablan de pueblos completamente destruidos, ciudades arrasadas por el maremoto, desaparición de pueblos enteros. Imagínense eso desde la vivencia subjetiva de los niños que no tienen muchos años, la sensación de desastre mayor es muy potente”, agregó Varas.
El 69 por ciento de los niños recuerda con lujo de detalles el suceso, lo que refleja el impacto que significó para ellos.
Otro dato significativo es que casi la totalidad de los menores percibe que la ciudad más afectada fue otra, no la propia, incluso quienes habitan en Talca y Concepción.
También muestra que la principal preocupación después del terremoto es la condición de los sobrevivientes, en especial de la gente que perdió sus casas y la destrucción material que trajo consigo.
La sicóloga del organismo, Soledad Larraín, señaló la importancia de apoyar a los menores generando una “recuperación emocional” para superar este episodio, que tiene como sello característico la presencia de la televisión, que con su constante información impide a los menores desconectarse, aumentando la tensión emocional.
Frente a esta situación, Gary Stahl indicó la importancia de hablar de los temores y asumirlos sinceramente y en eso se basó la campaña televisiva que hizo Unicef junto al programa infantil “31 minutos”.
“El mensaje que es normal tener miedo, es bueno socializarlo, es bueno conversarlo, no tiene nada de malo, todos hemos pasado por lo mismo. Para los niños es importante saber que nosotros también tenemos miedo”, afirmó Stahl.
Por su parte, la sicóloga de UNICEF, Soledad Larraín señaló que los niños son un sector vulnerable que requiere toda nuestra atención, pero del que no existe la información suficiente: “Si nosotros vemos en general los reportajes y los planes que se están haciendo en reconstrucción vemos una gran ausencia de los niños como sujetos”, denunció.
En este contexto Unicef lanzó la campaña “Rearmemos la vida de los niños y niñas” dirigida a superar esta huella emocional que dejó el terremoto. La campaña contempla la propaganda televisiva con los personajes de 31 minutos y frases radiales a modo de guía para que los padres puedan orientar a los más pequeños del hogar.