El cambio climático continúa siendo uno de los temas que la humanidad debe resolver con urgencia. Día a día y en todas las partes del mundo se perciben los avasalladores efectos de este fenómeno, que se erige como el principal candidato para poner fin a la vida en el planeta.
A poco tiempo de que expiren los protocolos que delimitan el accionar de los Estados en este sentido y luego del fracaso de la Cumbre de Copenhague, es que más de un centenar de organizaciones decidieron tomar las riendas del asunto y levantar posturas desde la sociedad civil para enfrentar este problema.
Es por eso que desde el 19 al 22 de abril estarán presentes en Cochabamba, Bolivia, representantes de distintas entidades ciudadanas, medioambientales e indígenas para la Cumbre “De los pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la madre tierra”.
La idea es retomar y reformular los asuntos que quedaron pendientes del encuentro de Presidentes en Dinamarca y potenciar las inquietudes de las comunidades locales que, finalmente como lo han manifestado los mismos expertos, son quienes sufren las consecuencias de este escenario mundial.
Patricia Huichulef de la Asociación Indígena Wilkunche “gente del cerro” de la comuna de La Reina, aseguró que esta tribuna es necesaria para manifestar la frustración de su pueblo, el que ha debido experimentar el drama de convertirse en “refugiados ambientales”.
“Nosotros vivimos de la tierra. Somos prácticamente el último eslabón. Nuestra alimentación está basada en lo que allí se produce. El cambio climático realmente nos afecta. La gente del sur tiene que dejar sus tierras, su espacio y tiene que migrar a la ciudad a vivir en medio del cemento, lo que para nosotros es prácticamente morir. Estar ahí es una forma de protestar porque necesitamos la tierra para vivir”, enfatizó Huichulef.
Las cifras son alarmantes. Según la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, “los países de las pequeñas islas han manifestado que con 1,5 grados desaparecen. Hay lugares que no sólo quedarán sin gente sino que simplemente ya no aparecerían en el mapa. En Copenhague los Presidentes dejaron abierta la posibilidad de aceptar el aumento de la temperatura hasta en dos grados. Eso sería permitir un genocidio. Es por eso que la posición de Bolivia y de los pueblos es que no hay que permitir el incremento de más de un grado y ya estamos en 0,7”.
Por lo mismo, las organizaciones mantendrán algunas de las posturas emanadas de Copenhague como la “deuda climática” que tienen los países industrializados y ricos como los principales e históricos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, cuyas consecuencias sufren y sufrirán con especial intensidad, los países más pobres del planeta.
Además, adhieren a la idea de instalar un Tribunal Internacional de Justicia Climática y de convocar a un referéndum universal que haga valer la voluntad de millones de seres en defensa de su dignidad, de sus derechos y los de la Madre Tierra.
Otros de los aspectos que se abordarán en la reunión boliviana será el Protocolo de Kioto – que establece un compromiso de disminución de emisiones para los diversos Estados – financiamiento, bosques, peligros del mercado del carbono y estrategias de acción
“Los bolivianos y los latinoamericanos estamos enormemente preocupados por los acelerados cambios climáticos que afectan a los glaciales del sur, a los mares y sus productos, a las nieves que denominábamos eternas en el área andina, al amazonas, a los ríos, a las fuentes de agua dulce. En fin, toda esta alteración producida por la mano del hombre al clima que pone en riesgo a la tierra en su conjunto”, concluyó el cónsul general de Bolivia en Chile, Walter San Miguel, al extender esta determinante invitación.
El cambio climático continúa siendo uno de los temas que la humanidad debe resolver con urgencia. Día a día y en todas las partes del mundo se perciben los avasalladores efectos de este fenómeno, que se erige como el principal candidato para poner fin a la vida en el planeta.
A poco tiempo de que expiren los protocolos que delimitan el accionar de los Estados en este sentido y luego del fracaso de la Cumbre de Copenhague, es que más de un centenar de organizaciones decidieron tomar las riendas del asunto y levantar posturas desde la sociedad civil para enfrentar este problema.
Es por eso que desde el 19 al 22 de abril estarán presentes en Cochabamba, Bolivia, representantes de distintas entidades ciudadanas, medioambientales e indígenas para la Cumbre “De los pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la madre tierra”.
La idea es retomar y reformular los asuntos que quedaron pendientes del encuentro de Presidentes en Dinamarca y potenciar las inquietudes de las comunidades locales que, finalmente como lo han manifestado los mismos expertos, son quienes sufren las consecuencias de este escenario mundial.
Patricia Huichulef de la Asociación Indígena Wilkunche “gente del cerro” de la comuna de La Reina, aseguró que esta tribuna es necesaria para manifestar la frustración de su pueblo, el que ha debido experimentar el drama de convertirse en “refugiados ambientales”.
“Nosotros vivimos de la tierra. Somos prácticamente el último eslabón. Nuestra alimentación está basada en lo que allí se produce. El cambio climático realmente nos afecta. La gente del sur tiene que dejar sus tierras, su espacio y tiene que migrar a la ciudad a vivir en medio del cemento, lo que para nosotros es prácticamente morir. Estar ahí es una forma de protestar porque necesitamos la tierra para vivir”, enfatizó Huichulef.
Las cifras son alarmantes. Según la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, “los países de las pequeñas islas han manifestado que con 1,5 grados desaparecen. Hay lugares que no sólo quedarán sin gente sino que simplemente ya no aparecerían en el mapa. En Copenhague los Presidentes dejaron abierta la posibilidad de aceptar el aumento de la temperatura hasta en dos grados. Eso sería permitir un genocidio. Es por eso que la posición de Bolivia y de los pueblos es que no hay que permitir el incremento de más de un grado y ya estamos en 0,7”.
Por lo mismo, las organizaciones mantendrán algunas de las posturas emanadas de Copenhague como la “deuda climática” que tienen los países industrializados y ricos como los principales e históricos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, cuyas consecuencias sufren y sufrirán con especial intensidad, los países más pobres del planeta.
Además, adhieren a la idea de instalar un Tribunal Internacional de Justicia Climática y de convocar a un referéndum universal que haga valer la voluntad de millones de seres en defensa de su dignidad, de sus derechos y los de la Madre Tierra.
Otros de los aspectos que se abordarán en la reunión boliviana será el Protocolo de Kioto – que establece un compromiso de disminución de emisiones para los diversos Estados – financiamiento, bosques, peligros del mercado del carbono y estrategias de acción
“Los bolivianos y los latinoamericanos estamos enormemente preocupados por los acelerados cambios climáticos que afectan a los glaciales del sur, a los mares y sus productos, a las nieves que denominábamos eternas en el área andina, al amazonas, a los ríos, a las fuentes de agua dulce. En fin, toda esta alteración producida por la mano del hombre al clima que pone en riesgo a la tierra en su conjunto”, concluyó el cónsul general de Bolivia en Chile, Walter San Miguel, al extender esta determinante invitación.
El cambio climático continúa siendo uno de los temas que la humanidad debe resolver con urgencia. Día a día y en todas las partes del mundo se perciben los avasalladores efectos de este fenómeno, que se erige como el principal candidato para poner fin a la vida en el planeta.
A poco tiempo de que expiren los protocolos que delimitan el accionar de los Estados en este sentido y luego del fracaso de la Cumbre de Copenhague, es que más de un centenar de organizaciones decidieron tomar las riendas del asunto y levantar posturas desde la sociedad civil para enfrentar este problema.
Es por eso que desde el 19 al 22 de abril estarán presentes en Cochabamba, Bolivia, representantes de distintas entidades ciudadanas, medioambientales e indígenas para la Cumbre “De los pueblos sobre el cambio climático y los derechos de la madre tierra”.
La idea es retomar y reformular los asuntos que quedaron pendientes del encuentro de Presidentes en Dinamarca y potenciar las inquietudes de las comunidades locales que, finalmente como lo han manifestado los mismos expertos, son quienes sufren las consecuencias de este escenario mundial.
Patricia Huichulef de la Asociación Indígena Wilkunche “gente del cerro” de la comuna de La Reina, aseguró que esta tribuna es necesaria para manifestar la frustración de su pueblo, el que ha debido experimentar el drama de convertirse en “refugiados ambientales”.
“Nosotros vivimos de la tierra. Somos prácticamente el último eslabón. Nuestra alimentación está basada en lo que allí se produce. El cambio climático realmente nos afecta. La gente del sur tiene que dejar sus tierras, su espacio y tiene que migrar a la ciudad a vivir en medio del cemento, lo que para nosotros es prácticamente morir. Estar ahí es una forma de protestar porque necesitamos la tierra para vivir”, enfatizó Huichulef.
Las cifras son alarmantes. Según la directora de Chile Sustentable, Sara Larraín, “los países de las pequeñas islas han manifestado que con 1,5 grados desaparecen. Hay lugares que no sólo quedarán sin gente sino que simplemente ya no aparecerían en el mapa. En Copenhague los Presidentes dejaron abierta la posibilidad de aceptar el aumento de la temperatura hasta en dos grados. Eso sería permitir un genocidio. Es por eso que la posición de Bolivia y de los pueblos es que no hay que permitir el incremento de más de un grado y ya estamos en 0,7”.
Por lo mismo, las organizaciones mantendrán algunas de las posturas emanadas de Copenhague como la “deuda climática” que tienen los países industrializados y ricos como los principales e históricos responsables de las emisiones de gases de efecto invernadero, cuyas consecuencias sufren y sufrirán con especial intensidad, los países más pobres del planeta.
Además, adhieren a la idea de instalar un Tribunal Internacional de Justicia Climática y de convocar a un referéndum universal que haga valer la voluntad de millones de seres en defensa de su dignidad, de sus derechos y los de la Madre Tierra.
Otros de los aspectos que se abordarán en la reunión boliviana será el Protocolo de Kioto – que establece un compromiso de disminución de emisiones para los diversos Estados – financiamiento, bosques, peligros del mercado del carbono y estrategias de acción
“Los bolivianos y los latinoamericanos estamos enormemente preocupados por los acelerados cambios climáticos que afectan a los glaciales del sur, a los mares y sus productos, a las nieves que denominábamos eternas en el área andina, al amazonas, a los ríos, a las fuentes de agua dulce. En fin, toda esta alteración producida por la mano del hombre al clima que pone en riesgo a la tierra en su conjunto”, concluyó el cónsul general de Bolivia en Chile, Walter San Miguel, al extender esta determinante invitación.
