Carne de ballena del programa de “caza científica” japonesa es transada en el comercio ilegal


Un nuevo estudio científico comprobó que la carne de ballenas del Santuario Ballenero Austral y el Pacífico Norte, cazadas por Japón a través del denominando “programa de caza científica”, son comercializadas ilegalmente en el mercado internacional.

La revista científica Biology Letters publicó un estudio realizado por 11 especialistas de Estados Unidos, Japón y Corea del Sur, que fue liderado por un genetista de la Universidad de Oregon, los que determinaron, a través de pruebas de ADN, que la carne de ballena está siendo comercializada en países extranjeros.

Si bien Japón está autorizado a comercializar la carne que obtenga a través de su caza científica, sólo puede hacerlo dentro de sus fronteras. Samuel Leiva, Director del Programa Ballenero de Greenpeace declaró que la importancia de este estudio está en develar el verdadero fin de la cacería japonesa.

“Estamos comprobando que la carne de ballenas termina en los mercados informales o los restaurant fuera de Japón. Lo más importante es que la gente se está dando cuenta de las denuncias que está haciendo Greenpeace, u otras organizaciones, que esto es una cacería comercial encubierta por cacería científica, como le llama Japón, y  hay que avanzar  en medidas reales de protección y prohibición del comercio de ballenas”, aseguró Leiva.

Las especies afectadas son las ballenas Minke Antártica, provenientes del Santuario de Ballenas del Océano Austral, comercializadas en Corea del Sur en un reputado local que ofrecía a sus clientes 13 tipos “sashimi”, cortes crudos de carne de ballena a altos precios.

Otras especies son las Ballenas Sei y Minke del pacífico Norte vendidas en Estados Unidos en el recientemente clausurado restaurante “The Hump”, que hasta unas semanas era el local más reputado de comida Japonesa en Los Ángeles, ofreciendo 2 cortes de carne de cetáceo a sesenta dólares, cerca de treinta mil pesos chilenos .

Además, la investigación evidenció la venta ilegal de Ballena de Aleta, la segunda especie de mayor tamaño después de la ballena azul, en el mercado coreano, que también correspondería a aguas del santuario.

El comercio de estas especies está prohibido desde la moratoria internacional a la caza comercial en 1986, que tiene la finalidad de evitar la extinción de los mamíferos acuáticos.

Para Samuel Leiva estas son pruebas contundentes de cómo Japón está violando distintas normas de regulación de las especies marinas.“Varios tipos de ballenas está prohibido su comercio entre su país y otro, porque no solamente están regulados por la Comisión Ballenera Internacional, sino que también por la Comisión sobre el Tráfico de Especies Amenazadas de Peligro de Extinción (Cites), por lo cual no solo se viola una administración ballenera, sino también la ley al generar este comercio ilegal, violando Cites también”, señaló Leiva.

Por su parte, Elsa Cabrera del Centro de Conservación Cetácea señaló que esta situación es preocupante ya que la Comisión Ballenera Internacional (CBI) está a puertas de discutir una propuesta generada por el llamado “grupo de apoyo de la CBI” que podría eliminar la moratoria por un plazo de 10 años.

Lo grave, señaló Elsa, es que esta propuesta es deficiente en cuánto a  mecanismos de conservación de las ballenas en la CBI, causa por la que grupos ambientalistas han luchado durante años.

“La propuesta deja en manos de todos los gobiernos balleneros los sistemas de observación, control y monitoreo de los productos de ballena. En pocas palabras la propuesta deja al lobo cuidando las ovejas”, acusó Cabrera.

Y justamente, mientras el estudio fue publicado, la CBI bajo la dirección del embajador chileno Cristián Maqueira sostenía una reunión de carácter secreto en Washington, para afinar esta propuesta que será votada en junio en Marruecos y que definirá el rumbo de la entidad que regula la caza de ballenas a nivel mundial.





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