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Año XVI, 18 de abril de 2024


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Jorge Las Heras, candidato a rector: En búsqueda del liderazgo

Quien hasta unos meses era el prorrector de la Universidad de Chile intenta nuevamente llegar al sillón de Bello. Como médico, su propuesta es que la salud tenga un rol prioritario en su gestión a través del Hospital Clínico junto a las facultades del ramo. Sueña con una Universidad de Chile abierta al mundo y con académicos que no sean cooptados por las universidades privadas.

Vivian Lavín

  Lunes 19 de abril 2010 19:45 hrs. 
Radio-Uchile

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Jorge Las Heras Bonetto es médico cirujano de la Universidad Nacional de Córdoba y doctor en Medicina de la Universidad de la República de Uruguay. Su primera experiencia con la realidad chilena se remonta a comienzos de los 70, cuando entre 1971 y 1974 realiza las becas en pediatría y en patología pediátrica en el Hospital Roberto del Río. A partir de 1975 y hasta mediados de los noventa, realiza un peregrinaje educativo que lo lleva al University Hospital correspondiente a University of Western Ontario, en Canadá, donde obtiene un doctorado en patología. Continúa en el Hospital para la Niños de Los Angeles y de allí a la Escuela Médica de Harvard.
Es académico de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile desde 1981 y decano de la misma facultade entre 1998 y 2006. Ese año, decide postularse a la rectoría de la Universidad de Chile optando, finalmente, por apoyar al actual rector Víctor Pérez y asumir la prorrectoría que ejerció hasta hace unos pocos meses.

¿Cómo puede usted definir sus logros como prorrector en estos cuatro años que nos preceden?
El rol que le dimos a la prorrectoría que encabecé es distinto al que había tenido hasta entonces cuando el prorrector era más bien un ministro de fe que jugaba un papel más bien administrativo. Desde allí dimos impulso a una serie de actividades de las cuales yo destaco el Proyecto de Desarrollo Institucional (PDI), cuando impulsamos talleres transversales en todas las facultades de la Universidad y donde participó un número importante de académicos. Fue tremendamente productivo puesto que logramos concretar diez proyectos de los cuales pusimos cuatro en marcha. Creo que ese fue un período de esta Universidad de participación muy destacado y creo que no se ha repetido otro igual. Junto con eso desarrollamos el área de Recursos Humanos y de Capacitación y, finalmente, podemos decir que se le dio un impulso enorme a la cultura desde el Centro de Extensión Artística y Cultural de nuestra Universidad donde se apoyó a sus cuerpos estables dándose un vuelco en la imagen que se tenía del CEAC y que hoy es palpable en la opinión pública.

El mensaje principal de su propuesta es el liderazgo, ¿qué implica?

El rector de la Universidad de Chile no sólo la representa en forma administrativa o tiene un rol académico puro, sino que es un líder nacional, es un referente en todos los ámbitos. Así lo ha sido a través de la Historia de Chile con un Juvenal Hernández o Juan Gómez Millas quienes tuvieron una trayectoria destacadísima en la política nacional. Hoy, no se percibe que el Rector tenga una imagen que permita proyectar a la Universidad en la comunidad y eso impacta también en las decisiones que se toman. Cuando la Universidad se proyecta con una imagen débil, el resto del mundo político mira a esta Universidad con debilidad y eso tiene que cambiar. Como lo expresé públicamente, debe existir un nuevo estilo en el rector que asuma el nuevo período: una autoridad que sepa delegar en su equipo de vicerrectores y otras direcciones internas de la Universidad para llevar adelante las funciones complejas que requieren distintas miradas y tomas de decisiones colegiadas; una implementación de compromisos de desempeño interno con los vicerrectores con indicadores, metas, plazos explícitos, pero sobre todo, con confianza en ellos. Yo espero como rector ser un rector en terreno que dispone de equipos profesionales comprometidos al servicio de los objetivos académicos, con liderazgo en el frente externo que plantee con pragmatismo y criterio de realidad frente a la autoridad gubernamental.

Usted postula un nuevo paradigma de relación con el Estado…¿en qué se diferencia con el Nuevo Trato que postula el rector Pérez?

En Nuevo Trato ha pasado a ser una palabra añeja y planteada por los últimos tres rectores de esta Universidad y no ha tenido resultados adecuados cuando no se ha recibido por parte de la autoridad una respuesta a ese planteamiento. Yo busco un trato justo en el que el Estado reconozca el aporte real de la Universidad de Chile que no es siempre conocido en este país y siempre aparecemos pidiendo más recursos sin justificar para qué los vamos a utilizar. Nuestra Universidad no está en condiciones de seguir pidiendo de esa forma y por eso creo que tenemos que sentarnos a una mesa de negociaciones con las nuevas autoridades, mostrarles lo que esta Universidad hace por el país y en ese momento decirle que el trato justo son los recursos para que efectivamente la Universidad de Chile se proyecte como una universidad nacional, pública y la mejor de este país.

Como decano de la Facultad de Medicina tuvo la oportunidad de hacer gestión, el “talón de Aquiles”, de nuestra Universidad. Un estudio señala que la Universidad de Chile está en un tercer lugar en la recepción de donaciones privadas, tanto de empresas como de personas. ¿Qué es lo que usted propone para que la Universidad de Chile se pueda mover con la rapidez que los tiempos le imponen?
Creo que puedo mostrar con hechos concretos lo que es hacer gestión universitaria. Cuando fui decano, junto al equipo con que trabajé, construimos 26 mil metros cuadrados en la Facultad, una biblioteca, casino, aula magna, museos, salas de clases…hoy es una facultad transformada que se logró con recursos que no son muy distintos a los que hay ahora, sin embargo, significó una gestión profesional, un compromiso con la comunidad. Por eso creo que la Universidad de Chile tiene una capacidad económica enorme, somos probablemente una de las “empresas  patrimoniales” más importantes de la Región Metropolitana: con 3 mil 600 hás en Rinconada de Maipú, mil 34 hás en Carén, 300 en Antumapu, tenemos en Cerro Calán, Cerrillos…tenemos propiedades distribuidas por toda la ciudad con los que hoy no se hace nada y sólo se llenan de basura. La Universidad no ha comprometido ni una sola actividad de gestión para convertir esos activos inmovilizados en activos que redunden en beneficios para la actividad académica.

¿Usted cree que esos activos deben ser vendidos?

No, no. Entendamos bien. Eso debe ser gestionado, lo que puede ser en algunos casos, vender para comprar. El ejemplo concreto es la Facultad de Ingeniería hace poco en Colina en una cantidad que bordea los U$9 millones de dólares y con esos recursos está construyendo hoy un nuevo edificio frente al antiguo en Beauchef. Eso es gestión patrimonial. Esta Universidad podría hoy prescindir de los recursos del Estado si hiciera gestión patrimonial con sus propios recursos.

Hay otras áreas estrategias primarias que usted postula…¿cuál es ese sueño de Universidad de Chile que acaricia Jorge Las Heras?
A mí me cuesta pensar que en un mundo globazalizado como el de hoy, la Universidad no tenga comunicaciones. Prácticamente la actividad de la Universidad hoy no se proyecta en ningún medio, es ocasional que aparezca algún planteamiento de la Universidad de Chile y esto es un área fundamental. El mundo actual se mueve con las comunicaciones y si la comunidad no conoce lo que hacemos, es muy difícil que tengamos el apoyo público. Otro punto importante, es que cuando hablamos de una Universidad de clase mundial es tremendo pensar que hoy no tenemos relaciones internacionales. La Universidad necesita una vicerrectoría de asuntos internacionales que permita vincular a sus académicos y a sus alumnos con otras universidades. Hemos perdido liderazgo en ese sentido, y no participamos ya en el grupo de Montevideo, de Asia Pacífico ni de Montreal. Nuestra autoridad superior está ausente de todas las instancias donde efectivamente se discuten temas de políticas públicas con otras universidades del mundo.

¿Cuál es su modelo de Universidad?
Tenemos que reivindicar lo que somos: una universidad pública, laica, pluralista, diversa donde los alumnos que tienen la capacidad para hacerlo debieran estudiar en ella, aunque no tengan los recursos para hacerlo. Eso es un principio intransable, pero además somos de excelencia por lo que tenemos que proyectar esa imagen a la sociedad chilena y al mundo.

La valoración diferenciada de los votos de los académicos ha despertado fuertes discusiones que han rebasado los ámbitos universitarios, llegando a la prensa nacional. Por otro lado, usted es autor del libro: “El Grito de Córdoba: la reforma universitaria de 1918 y su vigencia en la Universidad del siglo XXI”, que señala: “Por la liberad dentro del aula y la democracia fuera de ella”. ¿Es usted partidario del voto de los estudiantes?
No sé si debieran ser parte de ese proceso pero sí creo que debieran tener una participación real en los consejos de facultad y en los consejos universitarios. Los alumnos han demostrado una enorme responsabilidad en las instancias en las que han participado y no tengo temor de que tengan una capacidad decisoria en los destinos de nuestra Universidad. Respecto del voto ponderado, creo que es una acción antidemocrática. En 167 años de historia, la Universidad de Chile siempre ha tenido “un hombre, un voto”, me parece tremendamente discriminatorio que hoy no se respete. Hay que recuperar el derecho de todos los académicos a su voto.

Hay proyectos que son transversales y que usted busca reimpulsar. ¿Cuáles son esos?
El proyecto del Gómez Millas es muy interesante  pero hay un área que ha sido permanentemente postergada, que es el área de la salud. Yo pretendo transformar el campo de la salud en uno prioritario: tenemos un campus que ha sido destruido después del terremoto. El rector mismo ha asumido que se equivocó con el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, pero es tarde, han pasado cuatro años de decisiones inadecuadas y mirando hacia delante creo que hay que darle una proyección distinta a este hospital para que sea el hospital que necesitan las Facultades de Medicina, Química y Farmacia y Odontología…

¿Qué características debiera tener el Hospital?

Un hospital moderno, competitivo que permita seguir formando los mejores académicos, becados y especialistas que el país necesita y debe ir de la mano del desarrollo del Campus de la Salud que debiera ser un polo que impulse a este sector en el resto del país.

¿Cómo se traduce este compromiso con el resto del país?
La Facultad de Medicina ha jugado un rol tremendo en el desarrollo del campo de la salud en Chile. Hay que pensar en la Escuela de Salud Pública, que es probablemente de las mejores de América Latina, el Instituto de Ciencias Biomédicas donde se hacen investigaciones de punta…estos pilares que constituyen las bases del campo de la Salud proyectados con las Facultades antes mencionadas creo que nos darán un potencial que no ha sido explotado y que ciertamente proyectarían a la Universidad a un camino diferente. Lo que debemos hacer es transformar al Hospital en un pivote de la salud pública de Chile.

¿Qué ha pasado con el sueño que se ha amasado en torno a Laguna Carén?
Lo que se ha hecho con Laguna Carén es lamentable ya que se ha postergado ese sueño innecesariamente. Hemos invertido una enorme cantidad de dinero en infraestructura que en estos momentos no ha sido utilizada y eso no se ha hecho por temor. Laguna Carén significa primero un parque científico- tecnológico y segundo, un campus del futuro, y sin embargo, lo único que tenemos es un desarrollo urbanístico de lujo pero no hemos sido capaces de atraer a una sola unidad académica allí, simplemente por temor, por incapacidad en la gestión. Yo me comprometo a poner en marcha el proyecto en un período de seis meses para que en dos o tres años tengamos claro el papel que va a jugar en el futuro.

¿Cree que la Universidad de Chile debiera abrirse a regiones?

Creo que no debiéramos competirle a las universidades regionales pero sí debiéramos vincularnos a través de ellas mediante centros de excelencia, como lo estamos haciendo hoy. Más importante me parece el tema de las remuneraciones de nuestros académicos, que es un tema pendiente y que pretendo solucionarlo mediante un reajuste para ellos de modo que se haga justicia y nos permita, como Universidad, ser competitivos con las universidades privadas que se están llevando a nuestros valores.

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