“Estoy consciente que muchas de estas son soluciones transitorias, que no van a entregar todas las condiciones ni las comodidades que los alumnos y profesores se merecen”, reconoció el Presidente Sebastián Piñera, el mismo día que venció el plazo que se dio el gobierno para que los estudiantes regresaran a clases. Y aunque lograron cumplir la meta de iniciar el año escolar, las actuales condiciones de emergencia no son suficientes para que los niños y jóvenes avancen en su programa curricular.
Al parecer, el funcionamiento de escuelas modulares, escuelas-buses o colegios donde aún hay tiendas de campaña no son los mejores escenarios. Además el ministro de Educación, Joaquín Lavín, aclaró que “hay papás que van a tener que llevar a sus hijos a colegios diferentes y hemos cambiado los horarios”, modificando la Jornada Escolar Completa.
Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, aclaró que para ellos este plazo no es lo fundamental, sino que están preocupados de que “esto se esté haciendo en colegios que reúnan los requisitos básicos y que no atenten contra la dignidad de las personas”. Esto se refiere a establecimientos que cuenten con luz, agua y conectividad.
“Hemos recibido críticas de colegios donde están funcionando pero no en condiciones normales y sin estos requisitos previos, por ejemplo, el Liceo Barros Borgoño se mantiene bajo carpas y están preocupados porque llega el frío”, aseguró el titular del magisterio.
Jesús Redondo, director del Observatorio de Políticas Educativas de Chile, aseguró que para evaluar cómo se recompone un proceso educativo hay varios elementos que se deben considerar, y aclaró que “no por el hecho de que a los niños los hayan ubicado en un lugar, ya está resuelto el problema, ahora hay que pasar a la siguiente fase”.
El experto de esta institución relacionada con la Universidad de Chile dijo que el espacio donde estén los estudiantes debe permitir “realizar un proceso de aprendizaje, en caso contrario, sería reducir el tema de la educación simplemente a ejercer como garaje para los niños. A esto se deben sumar las condiciones para que el ejercicio de los profesores sea adecuado”.
Pablo Venegas, investigador del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) aseguró que esta puede ser una oportunidad “para movilizar a las comunidades educativas y lograr que se involucren en la política de los establecimientos porque la calidad no es sólo buenos resultados en el Simce”.
Las políticas están “demasiado pensadas desde el centro y esperamos que estos temas sean puestos” en el debate, manifestó Venegas, quien también es vocero del Foro por la Educación de Calidad para Todos.
El inicio del año escolar en las zonas devastadas por el terremoto requirió un esfuerzo de creatividad, pero también tuvo importantes actos solidarios. “El mayor Juan Carlos Ljubetic, de la comisaría de Lebu, que autorizó las clases en un retén o el profesor Daniel Espinoza de Pelluhue, que cuando vio que la escuela estaba destruida les dijo a los alumnos vengan, yo les voy a hacer clases en mi casa”, son ejemplos que dio la autoridad.
Sin embargo, estas acciones de buena voluntad o las clases en tiendas de campaña, buses, casinos y otras escuelas improvisadas no sirven para parar de las cenizas a este sistema que estaba cuestionado antes del lamentable desastre que dejó el terremoto.
“Estoy consciente que muchas de estas son soluciones transitorias, que no van a entregar todas las condiciones ni las comodidades que los alumnos y profesores se merecen”, reconoció el Presidente Sebastián Piñera, el mismo día que venció el plazo que se dio el gobierno para que los estudiantes regresaran a clases. Y aunque lograron cumplir la meta de iniciar el año escolar, las actuales condiciones de emergencia no son suficientes para que los niños y jóvenes avancen en su programa curricular.
Al parecer, el funcionamiento de escuelas modulares, escuelas-buses o colegios donde aún hay tiendas de campaña no son los mejores escenarios. Además el ministro de Educación, Joaquín Lavín, aclaró que “hay papás que van a tener que llevar a sus hijos a colegios diferentes y hemos cambiado los horarios”, modificando la Jornada Escolar Completa.
Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, aclaró que para ellos este plazo no es lo fundamental, sino que están preocupados de que “esto se esté haciendo en colegios que reúnan los requisitos básicos y que no atenten contra la dignidad de las personas”. Esto se refiere a establecimientos que cuenten con luz, agua y conectividad.
“Hemos recibido críticas de colegios donde están funcionando pero no en condiciones normales y sin estos requisitos previos, por ejemplo, el Liceo Barros Borgoño se mantiene bajo carpas y están preocupados porque llega el frío”, aseguró el titular del magisterio.
Jesús Redondo, director del Observatorio de Políticas Educativas de Chile, aseguró que para evaluar cómo se recompone un proceso educativo hay varios elementos que se deben considerar, y aclaró que “no por el hecho de que a los niños los hayan ubicado en un lugar, ya está resuelto el problema, ahora hay que pasar a la siguiente fase”.
El experto de esta institución relacionada con la Universidad de Chile dijo que el espacio donde estén los estudiantes debe permitir “realizar un proceso de aprendizaje, en caso contrario, sería reducir el tema de la educación simplemente a ejercer como garaje para los niños. A esto se deben sumar las condiciones para que el ejercicio de los profesores sea adecuado”.
Pablo Venegas, investigador del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) aseguró que esta puede ser una oportunidad “para movilizar a las comunidades educativas y lograr que se involucren en la política de los establecimientos porque la calidad no es sólo buenos resultados en el Simce”.
Las políticas están “demasiado pensadas desde el centro y esperamos que estos temas sean puestos” en el debate, manifestó Venegas, quien también es vocero del Foro por la Educación de Calidad para Todos.
El inicio del año escolar en las zonas devastadas por el terremoto requirió un esfuerzo de creatividad, pero también tuvo importantes actos solidarios. “El mayor Juan Carlos Ljubetic, de la comisaría de Lebu, que autorizó las clases en un retén o el profesor Daniel Espinoza de Pelluhue, que cuando vio que la escuela estaba destruida les dijo a los alumnos vengan, yo les voy a hacer clases en mi casa”, son ejemplos que dio la autoridad.
Sin embargo, estas acciones de buena voluntad o las clases en tiendas de campaña, buses, casinos y otras escuelas improvisadas no sirven para parar de las cenizas a este sistema que estaba cuestionado antes del lamentable desastre que dejó el terremoto.
“Estoy consciente que muchas de estas son soluciones transitorias, que no van a entregar todas las condiciones ni las comodidades que los alumnos y profesores se merecen”, reconoció el Presidente Sebastián Piñera, el mismo día que venció el plazo que se dio el gobierno para que los estudiantes regresaran a clases. Y aunque lograron cumplir la meta de iniciar el año escolar, las actuales condiciones de emergencia no son suficientes para que los niños y jóvenes avancen en su programa curricular.
Al parecer, el funcionamiento de escuelas modulares, escuelas-buses o colegios donde aún hay tiendas de campaña no son los mejores escenarios. Además el ministro de Educación, Joaquín Lavín, aclaró que “hay papás que van a tener que llevar a sus hijos a colegios diferentes y hemos cambiado los horarios”, modificando la Jornada Escolar Completa.
Jaime Gajardo, presidente del Colegio de Profesores, aclaró que para ellos este plazo no es lo fundamental, sino que están preocupados de que “esto se esté haciendo en colegios que reúnan los requisitos básicos y que no atenten contra la dignidad de las personas”. Esto se refiere a establecimientos que cuenten con luz, agua y conectividad.
“Hemos recibido críticas de colegios donde están funcionando pero no en condiciones normales y sin estos requisitos previos, por ejemplo, el Liceo Barros Borgoño se mantiene bajo carpas y están preocupados porque llega el frío”, aseguró el titular del magisterio.
Jesús Redondo, director del Observatorio de Políticas Educativas de Chile, aseguró que para evaluar cómo se recompone un proceso educativo hay varios elementos que se deben considerar, y aclaró que “no por el hecho de que a los niños los hayan ubicado en un lugar, ya está resuelto el problema, ahora hay que pasar a la siguiente fase”.
El experto de esta institución relacionada con la Universidad de Chile dijo que el espacio donde estén los estudiantes debe permitir “realizar un proceso de aprendizaje, en caso contrario, sería reducir el tema de la educación simplemente a ejercer como garaje para los niños. A esto se deben sumar las condiciones para que el ejercicio de los profesores sea adecuado”.
Pablo Venegas, investigador del Programa Interdisciplinario de Investigaciones en Educación (PIIE) aseguró que esta puede ser una oportunidad “para movilizar a las comunidades educativas y lograr que se involucren en la política de los establecimientos porque la calidad no es sólo buenos resultados en el Simce”.
Las políticas están “demasiado pensadas desde el centro y esperamos que estos temas sean puestos” en el debate, manifestó Venegas, quien también es vocero del Foro por la Educación de Calidad para Todos.
El inicio del año escolar en las zonas devastadas por el terremoto requirió un esfuerzo de creatividad, pero también tuvo importantes actos solidarios. “El mayor Juan Carlos Ljubetic, de la comisaría de Lebu, que autorizó las clases en un retén o el profesor Daniel Espinoza de Pelluhue, que cuando vio que la escuela estaba destruida les dijo a los alumnos vengan, yo les voy a hacer clases en mi casa”, son ejemplos que dio la autoridad.
Sin embargo, estas acciones de buena voluntad o las clases en tiendas de campaña, buses, casinos y otras escuelas improvisadas no sirven para parar de las cenizas a este sistema que estaba cuestionado antes del lamentable desastre que dejó el terremoto.
