Desde el 2006 el apellido Kirchner se ha transformado en la sombra que apura el acuerdo pendiente entre Chile y Argentina por el territorio de Campos de Hielo Sur que no está delimitado. Ese año, el gobierno de Néstor Kirchner demandó a nuestro país comenzar de inmediato el trabajo de una comisión técnica mixta sobre los límites. Y ahora, en 2010, la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, parece querer zanjar cuanto antes la disputa.
En 1998 los congresos de ambos países suscribieron un tratado de acuerdo que dejó pendiente la frontera de un sector de Campos de Hielo Sur y en esos años la solución fue dilatada. El terreno abarca unos dos mil doscientos kilómetros cuadrados entre los montes Fitz Roy en la región de Aysén y el Cerro Murallón en Magallanes.
Desde entonces, las direcciones de Fronteras y Límites de ambas cancillerías han estado realizando las investigaciones científicas necesarias para concretar el mapa cartográfico oficial.
Pero ahora, ante la información argentina que enviaría a Chile una propuesta de límites durante los próximos meses, apurando a la contraparte chilena, el Presidente Sebastián Piñera dijo que este es un tema que “se está trabajando con argumentos”.
Pero el escenario demuestra que hay varios elementos en juego. Patricio Gajardo, cientista político, explicó que la intención del gobierno argentino es captar la atención de la ciudadanía trasandina. El académico de la Universidad de Chile aclaró que la urgencia argentina es “inesperada, pero se sabía en Chile que era una situación pendiente y que se iba a retomar. Que se retome en este momento, obedece a una estrategia de carácter interno. No necesariamente tendría que perjudicar las relaciones de ambos. pero sí tensionarlas “
Gajardo manifestó que el actuar de la mandataria transandina obedece a una lógica comunicacional que integra también el llamado al gobierno británico a negociar sobre la soberanía de las Islas Malvinas. En esta línea, la abogada y profesora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Astrid Espaliat, alertó que Argentina es “un país cuya política exterior está determinada fuertemente por cuestiones internas” y aclaró que aún no se puede hablar de conflicto porque puede “que surjan discrepancias por el trazado, pero lo primero es la negociación directa entre las partes”.
Algunos parlamentarios aterrizan esa calma en el Congreso Nacional porque argumentan que la negociación sigue su curso normal. Jorge Pizarro, presidente del Senado, aseguró que “no se debe plantear un problema” porque los técnicos chilenos y argentinos están trabajando. Pero el senador de RN, Antonio Horvath, quien fue integrante de la comisión especial de Campos de Hielo Sur en 2008 de la Cámara Alta, llamó al gobierno chileno “a atreverse a publicar en los mapas la línea de pretensión chilena, que es la acordada desde el siglo pasado, porque mientras ponemos un rectángulo en blanco, Argentina a través de Internet y los mapas oficiales pone su línea y esa estrategia le ha dado resultados”.
La preocupación chilena es que la demarcación quede por la línea divisoria de las aguas por las más altas cumbres que sería favorable para el país vecino porque la frontera quedaría más cerca del Océano Pacífico. Horvath concluyó que “Chile no puede quedar de brazos cruzados. Argentina no debiera tener ningún apuro en cuanto a la definición de límites porque tenemos que investigar mucho todavía desde el punto de vista científico e histórico como para llegar a un acuerdo”.
Desde el 2006 el apellido Kirchner se ha transformado en la sombra que apura el acuerdo pendiente entre Chile y Argentina por el territorio de Campos de Hielo Sur que no está delimitado. Ese año, el gobierno de Néstor Kirchner demandó a nuestro país comenzar de inmediato el trabajo de una comisión técnica mixta sobre los límites. Y ahora, en 2010, la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, parece querer zanjar cuanto antes la disputa.
En 1998 los congresos de ambos países suscribieron un tratado de acuerdo que dejó pendiente la frontera de un sector de Campos de Hielo Sur y en esos años la solución fue dilatada. El terreno abarca unos dos mil doscientos kilómetros cuadrados entre los montes Fitz Roy en la región de Aysén y el Cerro Murallón en Magallanes.
Desde entonces, las direcciones de Fronteras y Límites de ambas cancillerías han estado realizando las investigaciones científicas necesarias para concretar el mapa cartográfico oficial.
Pero ahora, ante la información argentina que enviaría a Chile una propuesta de límites durante los próximos meses, apurando a la contraparte chilena, el Presidente Sebastián Piñera dijo que este es un tema que “se está trabajando con argumentos”.
Pero el escenario demuestra que hay varios elementos en juego. Patricio Gajardo, cientista político, explicó que la intención del gobierno argentino es captar la atención de la ciudadanía trasandina. El académico de la Universidad de Chile aclaró que la urgencia argentina es “inesperada, pero se sabía en Chile que era una situación pendiente y que se iba a retomar. Que se retome en este momento, obedece a una estrategia de carácter interno. No necesariamente tendría que perjudicar las relaciones de ambos. pero sí tensionarlas “
Gajardo manifestó que el actuar de la mandataria transandina obedece a una lógica comunicacional que integra también el llamado al gobierno británico a negociar sobre la soberanía de las Islas Malvinas. En esta línea, la abogada y profesora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Astrid Espaliat, alertó que Argentina es “un país cuya política exterior está determinada fuertemente por cuestiones internas” y aclaró que aún no se puede hablar de conflicto porque puede “que surjan discrepancias por el trazado, pero lo primero es la negociación directa entre las partes”.
Algunos parlamentarios aterrizan esa calma en el Congreso Nacional porque argumentan que la negociación sigue su curso normal. Jorge Pizarro, presidente del Senado, aseguró que “no se debe plantear un problema” porque los técnicos chilenos y argentinos están trabajando. Pero el senador de RN, Antonio Horvath, quien fue integrante de la comisión especial de Campos de Hielo Sur en 2008 de la Cámara Alta, llamó al gobierno chileno “a atreverse a publicar en los mapas la línea de pretensión chilena, que es la acordada desde el siglo pasado, porque mientras ponemos un rectángulo en blanco, Argentina a través de Internet y los mapas oficiales pone su línea y esa estrategia le ha dado resultados”.
La preocupación chilena es que la demarcación quede por la línea divisoria de las aguas por las más altas cumbres que sería favorable para el país vecino porque la frontera quedaría más cerca del Océano Pacífico. Horvath concluyó que “Chile no puede quedar de brazos cruzados. Argentina no debiera tener ningún apuro en cuanto a la definición de límites porque tenemos que investigar mucho todavía desde el punto de vista científico e histórico como para llegar a un acuerdo”.
Desde el 2006 el apellido Kirchner se ha transformado en la sombra que apura el acuerdo pendiente entre Chile y Argentina por el territorio de Campos de Hielo Sur que no está delimitado. Ese año, el gobierno de Néstor Kirchner demandó a nuestro país comenzar de inmediato el trabajo de una comisión técnica mixta sobre los límites. Y ahora, en 2010, la Presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, parece querer zanjar cuanto antes la disputa.
En 1998 los congresos de ambos países suscribieron un tratado de acuerdo que dejó pendiente la frontera de un sector de Campos de Hielo Sur y en esos años la solución fue dilatada. El terreno abarca unos dos mil doscientos kilómetros cuadrados entre los montes Fitz Roy en la región de Aysén y el Cerro Murallón en Magallanes.
Desde entonces, las direcciones de Fronteras y Límites de ambas cancillerías han estado realizando las investigaciones científicas necesarias para concretar el mapa cartográfico oficial.
Pero ahora, ante la información argentina que enviaría a Chile una propuesta de límites durante los próximos meses, apurando a la contraparte chilena, el Presidente Sebastián Piñera dijo que este es un tema que “se está trabajando con argumentos”.
Pero el escenario demuestra que hay varios elementos en juego. Patricio Gajardo, cientista político, explicó que la intención del gobierno argentino es captar la atención de la ciudadanía trasandina. El académico de la Universidad de Chile aclaró que la urgencia argentina es “inesperada, pero se sabía en Chile que era una situación pendiente y que se iba a retomar. Que se retome en este momento, obedece a una estrategia de carácter interno. No necesariamente tendría que perjudicar las relaciones de ambos. pero sí tensionarlas “
Gajardo manifestó que el actuar de la mandataria transandina obedece a una lógica comunicacional que integra también el llamado al gobierno británico a negociar sobre la soberanía de las Islas Malvinas. En esta línea, la abogada y profesora del Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile, Astrid Espaliat, alertó que Argentina es “un país cuya política exterior está determinada fuertemente por cuestiones internas” y aclaró que aún no se puede hablar de conflicto porque puede “que surjan discrepancias por el trazado, pero lo primero es la negociación directa entre las partes”.
Algunos parlamentarios aterrizan esa calma en el Congreso Nacional porque argumentan que la negociación sigue su curso normal. Jorge Pizarro, presidente del Senado, aseguró que “no se debe plantear un problema” porque los técnicos chilenos y argentinos están trabajando. Pero el senador de RN, Antonio Horvath, quien fue integrante de la comisión especial de Campos de Hielo Sur en 2008 de la Cámara Alta, llamó al gobierno chileno “a atreverse a publicar en los mapas la línea de pretensión chilena, que es la acordada desde el siglo pasado, porque mientras ponemos un rectángulo en blanco, Argentina a través de Internet y los mapas oficiales pone su línea y esa estrategia le ha dado resultados”.
La preocupación chilena es que la demarcación quede por la línea divisoria de las aguas por las más altas cumbres que sería favorable para el país vecino porque la frontera quedaría más cerca del Océano Pacífico. Horvath concluyó que “Chile no puede quedar de brazos cruzados. Argentina no debiera tener ningún apuro en cuanto a la definición de límites porque tenemos que investigar mucho todavía desde el punto de vista científico e histórico como para llegar a un acuerdo”.
