Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 29 de marzo de 2024


Escritorio

Pensamientos verdes sobre el discurso del 21 de mayo


Martes 25 de mayo 2010 13:03 hrs.


Compartir en

El reciente discurso del 21 de mayo del Presidente Sebastián Piñera y las reacciones que suscitó en los últimos días son especialmente clarificadoras en al menos dos temas de la mayor importancia para el devenir de nuestro país. Primero, entrega señales claras respecto a la razón última del triunfo de la Alianza por Chile y de la derrota de la Concertación: ambas coaliciones se hicieron indistinguibles ante los ojos del electorado y, por lo tanto, el ciudadano de a pie terminó por elegir, ante dos productos casi iguales, aquel que ofreciera un mayor grado de frescura y renovación, una imagen de mayor eficiencia y capacidad de gestión.

Los dirigentes de la Concertación han reaccionado erráticamente, desde la modestia de la autocrítica (“este es el discurso que debimos hacer nosotros el año pasado”) hasta la arrogancia (“nuestras ideas siguen gobernando”) pero en todos los casos hay un factor común: las críticas apuntan hacia las formas (cómo y qué medir, cómo financiar, qué primero y qué después) y no hacia el fondo de las medidas propuestas. Pareciera que no hay discrepancia alguna respecto al rumbo que nuestro país debe seguir y éstas se reducen a la esfera de cómo debe hacerse para lograrlo. Entonces cobran sentido las palabras de un senador de la Alianza en respuesta a las críticas concertacionistas: “sólo ahora se dan cuenta de que son nuestras ideas las que han gobernado durante todos estos años”. Pues bien, ¿estamos ante el quinto gobierno concertacionista o ante el quinto gobierno conservador después del fin de la dictadura militar? Pues ambas afirmaciones son correctas y de allí volvemos al principio: ambas coaliciones son hoy en día indistinguibles una de otra.

El razonamiento anterior nos lleva a una segunda cuestión, más importante que la primera y que es preguntarse si acaso es realmente necesaria una oposición al modelo planteado y de ser necesaria, ¿qué clase de oposición sería ésta?¿cómo construirla?. Pues claro, si ambas coaliciones que han captado el 90% del electorado en los últimos 20 años parecen estar de acuerdo en todo lo que hay que hacer y sólo difieren en el cómo hacerlo ¿qué espacio hay para una oposición que proponga un modelo de desarrollo distinto al que se ha estado implementando en los últimos 37 años?. Para responder lo anterior podemos analizar el discurso del Presidente Piñera este viernes en Valparaíso. Las ideas-fuerza centrales son hacer de Chile un país “desarrollado” al finalizar la década y crear una “sociedad de oportunidades” donde todos puedan explotar el máximo de sus potencialidades. Ambos conceptos son atractivos y difíciles de no estar de acuerdo con ellos. Sin embargo, al mirar con mayor detalle lo que se entiende por “desarrollo” y “sociedad de oportunidades” algunas nubes aparecen. El presidente habla de desarrollo como la conjunción de progreso material y espiritual (y de paso raya la cancha para los que se denominan “Progresistas”). Como medida del progreso material se sigue usando el crecimiento del PIB y como meta se pretende elevar el PIB per cápita a niveles de países como Portugal. Respecto a la medida y metas de progreso espiritual nada se dice.

Pues bien, respecto al crecimiento del PIB creemos que la pregunta no debe ser sólo cuánto crece sino más importante aún ¿haciendo qué? . ¿Exportando concentrado y cátodos de cobre?¿celulosa en bruto?¿harina de pescado?¿frutas y verduras a granel?. Porque es en esta concentración de la producción donde radica el éxito del modelo y a la vez sus mayores debilidades. Una economía basada en sólo algunos grandes negocios y además que esos negocios sea de explotación de recursos naturales provoca al menos dos efectos que los ecologistas rechazamos: por un lado concentra el ingreso en unas pocas manos y por otra tiene fuertes impactos ambientales que hacen dudar de su sustentabilidad. Después de todo, ¿cómo podemos hablar de progreso material si no contamos con cuentas ambientales que nos digan lo que el país se ha empobrecido para generar el ingreso?.

Respecto a la “sociedad de oportunidades” de nuevo el discurso choca con la realidad en la cuál es el mercado ( y por lo tanto el pequeño grupo de negocios a los que el país se dedica) el que da las señales respecto a lo que es más valorado y lo que se debe estudiar. Por un lado se desperdician muchos talentos que debido a las presiones sociales y las exacerbadas ansias de “progreso material” terminan llevando una mediocre vida profesional. Por otro, se instruye a la nuevas generaciones a hacer lo que siempre hemos hecho y no hay incentivos para la genuina innovación. En un mundo en permanente cambio este es probablemente uno de los mayores errores que podemos cometer.

Los ecologistas creemos que son precisamente estos aspectos los que entregan un espacio al surgimiento de una oposición genuina que entregue al país una opción realmente distinta de desarrollo al que vienen planteado la Alianza y la Concertación por más de 30 años. Es por esto que trabajaremos con todos los que aspiren a construir un Chile distinto, donde la sustentabilidad sea el centro de las políticas públicas, en la conformación de una oposición nueva, moderna y viable.

Alejandro San Martín Bravo
Presidente Partido Ecologista