La postergación hasta fines de mayo de la Junta Nacional de la Democracia Cristiana afectó su sentido original. Lejos de analizar la derrota en la segunda vuelta de enero, se volcaron a pensar el rumbo futuro del partido a corto y largo plazo.
La junta se realizó a tres meses de actividad opositora de la Concertación y de las futuras elecciones internas que convocarán a los militantes para nombrar a una nueva mesa falangista.
La ausencia de los ex Presidentes Eduardo Frei y Patricio Aywin, además de dirigentes como Soledad Alvear, sumada a la poca presencia de parlamentarios, sin duda dieron protagonismo a los candidatos a la presidencia del partido, que competirán el 29 de agosto.
Los aspirantes quisieron dejar claro el rol opositor de la Democracia Cristiana, como lo señaló el diputado y ex alcalde Aldo Cornejo, quien aseguró que la DC “va a permanecer donde el pueblo nos colocó” y ahora cumplen un “rol de oposición fundado en los valores demócrata cristianos”.
Quien mantuvo esta postura, pero con matices, fue el senador y ex canciller Ignacio Walker, quien confirmó que la política de alianzas debe ser dentro de la Concertación. Sin embargo, su discurso no cerró la puerta a que exista un diálogo entre la DC y el gobierno.
Por otra parte, Walker mantiene su negativa a tender puentes con el sector de Marco Enríquez Ominami, a quienes calificó como los que “se alejaron de la Concertación, levantaron nuevas candidaturas presidenciales y le regalaron al piñerismo y la derecha a los sectores medios”.
Concordando el rol opositor, el ex canciller de Michelle Bachelet, Mariano Fernández, argumentó que “cualquier acuerdo fuera de la Concertación hay que conversarlo entre nosotros”, pues los 20 años de asociación partidista obligan a la DC, aunque “tiene toda la autonomía del mundo”, a consultar a los socios. Por ello, Fernández aconsejó a la falange “priorizar el orden interno y no pensar en diálogos o alianzas sin coordinarse con la Concertación”.
Mientras tanto, el diputado Gabriel Silber insistió en la presentación del documento “ni príncipes ni mendigos”, tratando de pensar en una renovación de la colectividad.
Durante la junta, también tuvo palabras respecto de los nombramientos de Sebastián Piñera a favor de los DC Pablo Piñera y Jorge Rodríguez Grossi en cargos de confianza del Gobierno. No obstante, explicó que el mandato emanado de esta junta “es hacer un partido de oposición con claridad”.
La junta además definió un plan estratégico del partido, que determina una reforma en su estructura administrativa y financiera, además de una modernización interna y establecer a sus candidatos un límite a la reelección de cargos de representación popular.
También se aprobó una reforma a los estatutos que determinó la votación universal de los consejeros provinciales y regionales, además de la implementación de primarias para todos los cargos de representación, incluyendo al candidato presidencial.
Pero además, la resolución que más ha elevado las polémicas es la de el llamado por parte de la DC a sus parlamentarios a rechazar el Proyecto de Financiamiento a la Reconstrucción, debido a que el aumento impositivo establecido para las empresas tiene carácter transitorio y no permanente.
Al respecto, el senador UDI Hernán Larraín declaró que estas decisiones son las que gestionan las derrotas políticas de la Concertación, ya que resoluciones “absurdas y vergonzosas como éstas” buscan satisfacer “intereses políticos opositores”. Larraín hizo un llamado a todos los parlamentarios DC que representen a las zonas afectadas a “no aceptar esta imposición del partido”.
La postergación hasta fines de mayo de la Junta Nacional de la Democracia Cristiana afectó su sentido original. Lejos de analizar la derrota en la segunda vuelta de enero, se volcaron a pensar el rumbo futuro del partido a corto y largo plazo.
La junta se realizó a tres meses de actividad opositora de la Concertación y de las futuras elecciones internas que convocarán a los militantes para nombrar a una nueva mesa falangista.
La ausencia de los ex Presidentes Eduardo Frei y Patricio Aywin, además de dirigentes como Soledad Alvear, sumada a la poca presencia de parlamentarios, sin duda dieron protagonismo a los candidatos a la presidencia del partido, que competirán el 29 de agosto.
Los aspirantes quisieron dejar claro el rol opositor de la Democracia Cristiana, como lo señaló el diputado y ex alcalde Aldo Cornejo, quien aseguró que la DC “va a permanecer donde el pueblo nos colocó” y ahora cumplen un “rol de oposición fundado en los valores demócrata cristianos”.
Quien mantuvo esta postura, pero con matices, fue el senador y ex canciller Ignacio Walker, quien confirmó que la política de alianzas debe ser dentro de la Concertación. Sin embargo, su discurso no cerró la puerta a que exista un diálogo entre la DC y el gobierno.
Por otra parte, Walker mantiene su negativa a tender puentes con el sector de Marco Enríquez Ominami, a quienes calificó como los que “se alejaron de la Concertación, levantaron nuevas candidaturas presidenciales y le regalaron al piñerismo y la derecha a los sectores medios”.
Concordando el rol opositor, el ex canciller de Michelle Bachelet, Mariano Fernández, argumentó que “cualquier acuerdo fuera de la Concertación hay que conversarlo entre nosotros”, pues los 20 años de asociación partidista obligan a la DC, aunque “tiene toda la autonomía del mundo”, a consultar a los socios. Por ello, Fernández aconsejó a la falange “priorizar el orden interno y no pensar en diálogos o alianzas sin coordinarse con la Concertación”.
Mientras tanto, el diputado Gabriel Silber insistió en la presentación del documento “ni príncipes ni mendigos”, tratando de pensar en una renovación de la colectividad.
Durante la junta, también tuvo palabras respecto de los nombramientos de Sebastián Piñera a favor de los DC Pablo Piñera y Jorge Rodríguez Grossi en cargos de confianza del Gobierno. No obstante, explicó que el mandato emanado de esta junta “es hacer un partido de oposición con claridad”.
La junta además definió un plan estratégico del partido, que determina una reforma en su estructura administrativa y financiera, además de una modernización interna y establecer a sus candidatos un límite a la reelección de cargos de representación popular.
También se aprobó una reforma a los estatutos que determinó la votación universal de los consejeros provinciales y regionales, además de la implementación de primarias para todos los cargos de representación, incluyendo al candidato presidencial.
Pero además, la resolución que más ha elevado las polémicas es la de el llamado por parte de la DC a sus parlamentarios a rechazar el Proyecto de Financiamiento a la Reconstrucción, debido a que el aumento impositivo establecido para las empresas tiene carácter transitorio y no permanente.
Al respecto, el senador UDI Hernán Larraín declaró que estas decisiones son las que gestionan las derrotas políticas de la Concertación, ya que resoluciones “absurdas y vergonzosas como éstas” buscan satisfacer “intereses políticos opositores”. Larraín hizo un llamado a todos los parlamentarios DC que representen a las zonas afectadas a “no aceptar esta imposición del partido”.
La postergación hasta fines de mayo de la Junta Nacional de la Democracia Cristiana afectó su sentido original. Lejos de analizar la derrota en la segunda vuelta de enero, se volcaron a pensar el rumbo futuro del partido a corto y largo plazo.
La junta se realizó a tres meses de actividad opositora de la Concertación y de las futuras elecciones internas que convocarán a los militantes para nombrar a una nueva mesa falangista.
La ausencia de los ex Presidentes Eduardo Frei y Patricio Aywin, además de dirigentes como Soledad Alvear, sumada a la poca presencia de parlamentarios, sin duda dieron protagonismo a los candidatos a la presidencia del partido, que competirán el 29 de agosto.
Los aspirantes quisieron dejar claro el rol opositor de la Democracia Cristiana, como lo señaló el diputado y ex alcalde Aldo Cornejo, quien aseguró que la DC “va a permanecer donde el pueblo nos colocó” y ahora cumplen un “rol de oposición fundado en los valores demócrata cristianos”.
Quien mantuvo esta postura, pero con matices, fue el senador y ex canciller Ignacio Walker, quien confirmó que la política de alianzas debe ser dentro de la Concertación. Sin embargo, su discurso no cerró la puerta a que exista un diálogo entre la DC y el gobierno.
Por otra parte, Walker mantiene su negativa a tender puentes con el sector de Marco Enríquez Ominami, a quienes calificó como los que “se alejaron de la Concertación, levantaron nuevas candidaturas presidenciales y le regalaron al piñerismo y la derecha a los sectores medios”.
Concordando el rol opositor, el ex canciller de Michelle Bachelet, Mariano Fernández, argumentó que “cualquier acuerdo fuera de la Concertación hay que conversarlo entre nosotros”, pues los 20 años de asociación partidista obligan a la DC, aunque “tiene toda la autonomía del mundo”, a consultar a los socios. Por ello, Fernández aconsejó a la falange “priorizar el orden interno y no pensar en diálogos o alianzas sin coordinarse con la Concertación”.
Mientras tanto, el diputado Gabriel Silber insistió en la presentación del documento “ni príncipes ni mendigos”, tratando de pensar en una renovación de la colectividad.
Durante la junta, también tuvo palabras respecto de los nombramientos de Sebastián Piñera a favor de los DC Pablo Piñera y Jorge Rodríguez Grossi en cargos de confianza del Gobierno. No obstante, explicó que el mandato emanado de esta junta “es hacer un partido de oposición con claridad”.
La junta además definió un plan estratégico del partido, que determina una reforma en su estructura administrativa y financiera, además de una modernización interna y establecer a sus candidatos un límite a la reelección de cargos de representación popular.
También se aprobó una reforma a los estatutos que determinó la votación universal de los consejeros provinciales y regionales, además de la implementación de primarias para todos los cargos de representación, incluyendo al candidato presidencial.
Pero además, la resolución que más ha elevado las polémicas es la de el llamado por parte de la DC a sus parlamentarios a rechazar el Proyecto de Financiamiento a la Reconstrucción, debido a que el aumento impositivo establecido para las empresas tiene carácter transitorio y no permanente.
Al respecto, el senador UDI Hernán Larraín declaró que estas decisiones son las que gestionan las derrotas políticas de la Concertación, ya que resoluciones “absurdas y vergonzosas como éstas” buscan satisfacer “intereses políticos opositores”. Larraín hizo un llamado a todos los parlamentarios DC que representen a las zonas afectadas a “no aceptar esta imposición del partido”.
