Mientras el banco de inversión Larraín Vial sigue recibiendo ofertas para adquirir Chilevisión, crecen las expectativas sobre el rol de la Universidad de Chile en la venta del canal que aún está en manos del Presidente Sebastián Piñera.
Luego de la fallida transacción al fondo de inversión local Linzor Capital, la casa de estudios, a través de una declaración pública, aclaró que “tiene derechos” en la venta de la estación televisiva. Se prevé que el rector Víctor Pérez reafirme este planteamiento cuando asuma por un nuevo período a la cabeza de la Universidad.
Para zanjar esta incertidumbre jurídica, en los próximos días la Facultad de Derecho de nuestra casa de estudios deberá entregar los informes legales que solicitó el propio rector Pérez con el fin de analizar las cláusulas del contrato a través del cual Sebastián Piñera adquirió el usufructo de la frecuencia que posee a perpetuidad el plantel. Al mismo tiempo, ha trascendido que la Rectoría nombrará un delegado especial para monitorear la venta de Chilevisión.
La Universidad de Chile es la titular de la concesión de la señal televisión de canal 11, pero la explotación de la frecuencia se vendió en 1993 al grupo venezolano Cisneros, usufructo que vence el año 2018 y que se puede renovar por otros 25 años. A partir de ahí que la autoridad universitaria ha señalado que el plantel no ha sido consultado por la venta del canal.
Otro flanco que tendría esta operación sería la discusión legislativa del proyecto de televisión digital. Por esto, el profesor de telecomunicaciones de nuestra casa de estudios e investigador del Centro de Estudios Públicos, Lucas Sierra, advierte que el retraso en la aprobación de esta iniciativa en el Congreso podría afectar la transacción del usufructo de la señal.
“Es razonable pensar que el contrato de Chilevisión a su vez está sujeto a las contingencias que implica una reforma legislativa. El peor escenario es que se produzca una especie de punto muerto, porque una cosa está esperando a la otra, aunque esa contingencia se puede incorporar al contrato, pero sería muy bueno que se despejara cuanto antes para que se pueda seguir avanzando en las cuestiones públicas realmente importantes”, sostuvo Sierra.
Este mismo punto fue planteado por los diputados de la Concertación, quienes aseguraron que el incumplimiento en la venta de Chilevisión estaría entrampando la legislación que facilita la masividad del sistema de televisión digital.
El diputado de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, Ramón Farías, dice que la urgencia para legislar el proyecto depende solamente de la voluntad política y el cumplimiento de la promesa electoral que hizo el mandatario.
“Este proyecto ellos podrían perfectamente darle la urgencia en Hacienda y que una vez que pase en Hacienda vaya a la sala y sea discutido y eso puede ser hecho en tres semanas a más tardar, entonces, ¿de qué me están hablando de plazos de octubre? Son los grandes enredos que este propio gobierno tiene”, afirmó Farías.
De todos modos, la Universidad tiene en la mira el nuevo espacio que abre la puesta en marcha de la TV digital. Este nuevo escenario permitiría el funcionamiento de hasta ocho señales en el espectro de cada una de las actuales, cambiaría la naturaleza de la concesión, lo que abre la posibilidad de recuperar al menos un canal para una plataforma de servicios digitales de carácter educativo.
En este sentido, el docente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la U. de Chile, Nicolás Beltrán, explica que con la apertura del espectro radioeléctrico la posibilidad que tiene el plantel de tener una señal televisión están dadas en la transmisión de contendidos en frecuencia analógica para las demás regiones del país.
“Yo más bien pienso que vamos a poder transmitir una señal de definición estándar, que es la que va a llegar a los hogares que reciban la televisión digital aérea en las regiones y donde el costo económico va a significar tener el transporte de la señal desde donde salga, supongo que vamos a tener que proveer desde Santiago los contenidos o asociarnos con las universidades regionales estatales”.
En ciertas oportunidades los directivos de la Universidad han expuesto la necesidad de que la casa de estudios cuente con una señal digital, no para tener de vuelta un canal, sino para contar con un medio de difusión de contenidos educativos y culturales.
Mientras el banco de inversión Larraín Vial sigue recibiendo ofertas para adquirir Chilevisión, crecen las expectativas sobre el rol de la Universidad de Chile en la venta del canal que aún está en manos del Presidente Sebastián Piñera.
Luego de la fallida transacción al fondo de inversión local Linzor Capital, la casa de estudios, a través de una declaración pública, aclaró que “tiene derechos” en la venta de la estación televisiva. Se prevé que el rector Víctor Pérez reafirme este planteamiento cuando asuma por un nuevo período a la cabeza de la Universidad.
Para zanjar esta incertidumbre jurídica, en los próximos días la Facultad de Derecho de nuestra casa de estudios deberá entregar los informes legales que solicitó el propio rector Pérez con el fin de analizar las cláusulas del contrato a través del cual Sebastián Piñera adquirió el usufructo de la frecuencia que posee a perpetuidad el plantel. Al mismo tiempo, ha trascendido que la Rectoría nombrará un delegado especial para monitorear la venta de Chilevisión.
La Universidad de Chile es la titular de la concesión de la señal televisión de canal 11, pero la explotación de la frecuencia se vendió en 1993 al grupo venezolano Cisneros, usufructo que vence el año 2018 y que se puede renovar por otros 25 años. A partir de ahí que la autoridad universitaria ha señalado que el plantel no ha sido consultado por la venta del canal.
Otro flanco que tendría esta operación sería la discusión legislativa del proyecto de televisión digital. Por esto, el profesor de telecomunicaciones de nuestra casa de estudios e investigador del Centro de Estudios Públicos, Lucas Sierra, advierte que el retraso en la aprobación de esta iniciativa en el Congreso podría afectar la transacción del usufructo de la señal.
“Es razonable pensar que el contrato de Chilevisión a su vez está sujeto a las contingencias que implica una reforma legislativa. El peor escenario es que se produzca una especie de punto muerto, porque una cosa está esperando a la otra, aunque esa contingencia se puede incorporar al contrato, pero sería muy bueno que se despejara cuanto antes para que se pueda seguir avanzando en las cuestiones públicas realmente importantes”, sostuvo Sierra.
Este mismo punto fue planteado por los diputados de la Concertación, quienes aseguraron que el incumplimiento en la venta de Chilevisión estaría entrampando la legislación que facilita la masividad del sistema de televisión digital.
El diputado de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, Ramón Farías, dice que la urgencia para legislar el proyecto depende solamente de la voluntad política y el cumplimiento de la promesa electoral que hizo el mandatario.
“Este proyecto ellos podrían perfectamente darle la urgencia en Hacienda y que una vez que pase en Hacienda vaya a la sala y sea discutido y eso puede ser hecho en tres semanas a más tardar, entonces, ¿de qué me están hablando de plazos de octubre? Son los grandes enredos que este propio gobierno tiene”, afirmó Farías.
De todos modos, la Universidad tiene en la mira el nuevo espacio que abre la puesta en marcha de la TV digital. Este nuevo escenario permitiría el funcionamiento de hasta ocho señales en el espectro de cada una de las actuales, cambiaría la naturaleza de la concesión, lo que abre la posibilidad de recuperar al menos un canal para una plataforma de servicios digitales de carácter educativo.
En este sentido, el docente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la U. de Chile, Nicolás Beltrán, explica que con la apertura del espectro radioeléctrico la posibilidad que tiene el plantel de tener una señal televisión están dadas en la transmisión de contendidos en frecuencia analógica para las demás regiones del país.
“Yo más bien pienso que vamos a poder transmitir una señal de definición estándar, que es la que va a llegar a los hogares que reciban la televisión digital aérea en las regiones y donde el costo económico va a significar tener el transporte de la señal desde donde salga, supongo que vamos a tener que proveer desde Santiago los contenidos o asociarnos con las universidades regionales estatales”.
En ciertas oportunidades los directivos de la Universidad han expuesto la necesidad de que la casa de estudios cuente con una señal digital, no para tener de vuelta un canal, sino para contar con un medio de difusión de contenidos educativos y culturales.
Mientras el banco de inversión Larraín Vial sigue recibiendo ofertas para adquirir Chilevisión, crecen las expectativas sobre el rol de la Universidad de Chile en la venta del canal que aún está en manos del Presidente Sebastián Piñera.
Luego de la fallida transacción al fondo de inversión local Linzor Capital, la casa de estudios, a través de una declaración pública, aclaró que “tiene derechos” en la venta de la estación televisiva. Se prevé que el rector Víctor Pérez reafirme este planteamiento cuando asuma por un nuevo período a la cabeza de la Universidad.
Para zanjar esta incertidumbre jurídica, en los próximos días la Facultad de Derecho de nuestra casa de estudios deberá entregar los informes legales que solicitó el propio rector Pérez con el fin de analizar las cláusulas del contrato a través del cual Sebastián Piñera adquirió el usufructo de la frecuencia que posee a perpetuidad el plantel. Al mismo tiempo, ha trascendido que la Rectoría nombrará un delegado especial para monitorear la venta de Chilevisión.
La Universidad de Chile es la titular de la concesión de la señal televisión de canal 11, pero la explotación de la frecuencia se vendió en 1993 al grupo venezolano Cisneros, usufructo que vence el año 2018 y que se puede renovar por otros 25 años. A partir de ahí que la autoridad universitaria ha señalado que el plantel no ha sido consultado por la venta del canal.
Otro flanco que tendría esta operación sería la discusión legislativa del proyecto de televisión digital. Por esto, el profesor de telecomunicaciones de nuestra casa de estudios e investigador del Centro de Estudios Públicos, Lucas Sierra, advierte que el retraso en la aprobación de esta iniciativa en el Congreso podría afectar la transacción del usufructo de la señal.
“Es razonable pensar que el contrato de Chilevisión a su vez está sujeto a las contingencias que implica una reforma legislativa. El peor escenario es que se produzca una especie de punto muerto, porque una cosa está esperando a la otra, aunque esa contingencia se puede incorporar al contrato, pero sería muy bueno que se despejara cuanto antes para que se pueda seguir avanzando en las cuestiones públicas realmente importantes”, sostuvo Sierra.
Este mismo punto fue planteado por los diputados de la Concertación, quienes aseguraron que el incumplimiento en la venta de Chilevisión estaría entrampando la legislación que facilita la masividad del sistema de televisión digital.
El diputado de la Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara Baja, Ramón Farías, dice que la urgencia para legislar el proyecto depende solamente de la voluntad política y el cumplimiento de la promesa electoral que hizo el mandatario.
“Este proyecto ellos podrían perfectamente darle la urgencia en Hacienda y que una vez que pase en Hacienda vaya a la sala y sea discutido y eso puede ser hecho en tres semanas a más tardar, entonces, ¿de qué me están hablando de plazos de octubre? Son los grandes enredos que este propio gobierno tiene”, afirmó Farías.
De todos modos, la Universidad tiene en la mira el nuevo espacio que abre la puesta en marcha de la TV digital. Este nuevo escenario permitiría el funcionamiento de hasta ocho señales en el espectro de cada una de las actuales, cambiaría la naturaleza de la concesión, lo que abre la posibilidad de recuperar al menos un canal para una plataforma de servicios digitales de carácter educativo.
En este sentido, el docente del Departamento de Ingeniería Eléctrica de la U. de Chile, Nicolás Beltrán, explica que con la apertura del espectro radioeléctrico la posibilidad que tiene el plantel de tener una señal televisión están dadas en la transmisión de contendidos en frecuencia analógica para las demás regiones del país.
“Yo más bien pienso que vamos a poder transmitir una señal de definición estándar, que es la que va a llegar a los hogares que reciban la televisión digital aérea en las regiones y donde el costo económico va a significar tener el transporte de la señal desde donde salga, supongo que vamos a tener que proveer desde Santiago los contenidos o asociarnos con las universidades regionales estatales”.
En ciertas oportunidades los directivos de la Universidad han expuesto la necesidad de que la casa de estudios cuente con una señal digital, no para tener de vuelta un canal, sino para contar con un medio de difusión de contenidos educativos y culturales.
