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La Belleza del equipo chileno de Bielsa


Jueves 24 de junio 2010 12:22 hrs.


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Este seleccionado nacional de chile, así, con minúsculas, es la expresión más diáfana, popular y hermosa que ha existido nunca, de lo mejor que tiene en su alma éste, el pueblo más austral del mundo.

Y hay que decirlo ahora, antes de lo que ocurra frente a España, por varias razones y no sólo las obvias.

Habría que partir diciendo que más allá de lo individual, más allá de las consideraciones sobre los jugadores específicos, este es un grupo humano solidario, trabajador y disciplinado.

Que al igual que millones de chilenos, se levanta temprano para ir a la pega y una vez enfrentado el desafío, no deja de pelear nunca, hasta que ya no le queda ni un poco de aliento.

Porque así somos los chilenos, a pesar de lo que nos quieren hacer creer aquellos que profitan y lucran con nuestros problemas de autoestima.

El chileno común, está enamorado de la disciplina y sabe, -por lo bajo y pa´callao-, por lo inconciente y lo medio conciente que el que sigue la consigue, que el que quiere celeste, que le cueste y aunque normalmente nos hacemos zancadillas, también sabemos hacer pisaderas con nuestras manos para que el otro avance y salte el muro…

No tiene que ver solamente con nuestra experiencia guerrera. Va más allá de ella. No son los mitos que se supone que inventamos, no. Si no hemos llegado más lejos en nuestros logros, se debe a otra cosa, a un tema de naturaleza otra…

Es por el terrible peso de la derrota eterna ante los poderes, esos mismos poderes que se disfrazan de vicarios y juzgan con la misma vara al que roba una gallina por hambre, que al que le roba sus pequeños sueños materiales a miles de seres humanos.

Y aquí entra Bielsa, el incomprendido, pero aceptado -por la fiebre triunfalista- entrenador y maestro de los muchachos. Gane o pierda el viernes (pero vamos a ganar) el equipo que formó este argentino universal, budista zen y ajedrecista excepcional-metaforizo su actitud y su conducta-, es un ejemplo de lo que puede hacer cualquier chileno si es guiado con amor y disciplina, con rigor y amistad: con Belleza.

Acostumbrados al compadrazgo cariñoso o a la disciplina absurdamente rigurosa, no nos habíamos topado con alguien que además de matizar el deber ser con los derechos de los jugadores, sabe pedir perdón y reconocer sus errores.

Cosa que, como sabemos (no nos hagamos los h…, en chileno, chilenísimo) rara vez ocurre entre nuestras autoridades, que suelen exigir respeto sin respetar a nadie y que suelen equivocarse gruesamente, sin reconocerlo.

Y además, Bielsa es humilde, pero no se deja pasar a llevar; es callado, pero cuando tiene que hablar habla; es quitado de bulla, pero mete bulla cuando hay que hacerlo; es tranquilo, pero nervioso, es más vivo que un pavo muerto… como somos los chilenos, pa´callao…

Y además, es argentino…

Un argentino que parece chileno, o un argentino-latinoamericano, que no se fija en los límites torpes de los humanos, que para lo único que debieran servir es para poder distinguir los barrios y así poder armar equipos, que vistan las costureras y calcen los zapateros con piezas artesanales únicas que hagan lucir en las canchas de pasto, cemento, arena y tierra de todo el mundo, a los jugadores, a los que juegan, a los que hacen de la vida un juego, como debe ser, para que un día la selección de Irak o Afganistán , le ganen por goleada a Estados Unidos y a pesar de todo los equipos se abracen tras la brega e intercambien camisetas…

Así entiende el fútbol el hombre-niño Bielsa. Y así lo entendemos todos los que alguna vez le dimos a la de cuero siendo pequeños, cuando no sabíamos siquiera que era un foul o una mano y menos que era la mala intención o los intereses comerciales…

Muchos son los puntos suspensivos de esta pieza inconclusa para teclado computacional. Muchas las expectativas que tenemos todos. Pero algo está claro -y ahora con mayúsculas-: PODEMOS. SI QUEREMOS, PODEMOS, como dice la letra de un grupo musical chileno que nos recuerda que también somos sol y desierto, altiplano y calor, no sólo frío. Siempre pudimos,  pero nos ganó el miedo y la desconfianza para coronar la epopeya, aquí, Allende los Andes, al sur del mundo… si usted me entiende.

Que este viernes, PODAMOS, que este viernes, sólo creamos en el triunfo deportivo y no dudemos, ni temamos. Y, tranquilos, pero nerviosos, comencemos a ganarle a eso, que no menciono, porque ya no existe. Ámen y Amén (Con Fuerza).

Alen

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