Diario y Radio Universidad Chile

Año XVI, 18 de abril de 2024


Escritorio

Gaspar Quintana, obispo de Copiapó:

“Que no haya más dolor por irresponsabilidad, por un apetito desbordado de ganar plata”

La tragedia en la mina San José puso en evidencia las malas condiciones laborales de los mineros, una situación que el sacerdote ya conocía y que ahora lo lleva a extrapolar sus críticas a la forma en que se concibe la producción en el país, haciendo un llamado para que el trabajo “no sea una experiencia de esclavitud”. “Tiene que llegar el momento en que la madurez social y política de Chile permita a todos vivir en un clima de dignidad, y un aspecto de ella es la parte laboral”.

Sebastián Silva

  Jueves 12 de agosto 2010 21:04 hrs. 
gaspar

Compartir en

El obispo de Copiapó, Gaspar Quintana, vive días de arduo trabajo. Al momento de esta conversación estaba aprontándose para celebrar la tercera misa en honor a San Lorenzo, patrono de los mineros. Fecha que irónicamente se conmemoró mientras 33 trabajadores de la mina San José permanecían atrapados. Un lugar que el sacerdote ha visitado a diario desde el accidente.

El 2001 llegó a la zona y se comenzó a interiorizar en la realidad de los yacimientos, la principal actividad productiva de la región. Por eso, considera que su tarea ha sido intentar “humanizar una vida que siempre está al borde de un derrumbe, de un accidente”. Cruzada que se acrecentó luego de la tragedia, que ya cumplió una semana.

Pero el accidente en San José quizás no tomó tan por sorpresa al obispo Quintana, quien conoce las condiciones en que se desarrolla el trabajo de extracción. Calificó como “una vergüenza” lo ocurrido en la mina, pero ahora insiste en sus críticas a la deplorable situación laboral de los trabajadores de la pequeña y mediana Minería.

“Si bien Chile es un país altamente minero, no siempre los comportamientos laborales, sociales, incluso a nivel de políticas de gobierno y empresariales, han estado a la altura de lo que significa la Minería, un trabajo de alto riesgo, no siempre bien tratado, incluso no siempre bien remunerado.”

Para el sacerdote, un país que llega al Bicentenario con situaciones pendientes tan graves como la que develó el accidente de la mina San José nos tiene que hacer “aprender las lecciones de la Historia”. Por esto, llama a crear conciencia ética “para que el trabajo no sea una experiencia de negreros, de esclavitud, sino una actividad digna”.

Y desde allí, su reclamo llega a un país embobado con las buenas cifras macroeconómicas, pero que cada vez más olvida que el apetito por las ganancias económicas no debe ser a costa de la seguridad y la calidad de vida de los trabajadores.

“A veces, el nivel de desarrollo nos confunde los planos. Yo repito a mansalva que el concepto de desarrollo no se baraja por la economía, sino por el trato que tiene el ser humano. Que no haya más dolor por incuria, por irresponsabilidad, por un apetito desbordado de lucro, de ganar plata y ganar plata, y no darles la mínima seguridad a los trabajadores”, dice enfático.

Pero el diagnóstico del obispo va más allá de la actividad minera y apunta también al sistema económico y la forma de dirigir el Chile actual.

“Todos queremos lo mejor para el país, pero tiene que llegar el momento en que la madurez social y política de Chile les permita a todos vivir en un clima de dignidad y un aspecto de la dignidad es la parte laboral”, afirma.

La emergencia develó la necesidad de mejorar las condiciones de los trabajadores de la pequeña y mediana Minería, pero para Gaspar Quintana también es un llamado a los empresarios del sector a asumir “con humildad y realismo” sus errores u omisiones.

“Tienen que asumir su cuota, en qué medida son responsables de todo esto. No todos están en el mismo nivel, pero esto nos ha hecho pensar a todos. No digo que en todas (las empresas), pero en algunas la situación es evidente. Las políticas salariales, de mantenimiento de los lugares de trabajo, de su seguridad, falta mucho todavía”, asegura.

Síguenos en