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La chica de Lennon

Columna de opinión por Argos Jeria
Lunes 30 de agosto 2010 9:31 hrs.


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Este año se cumplirán treinta desde la muerte de John Lennon y setenta desde su nacimiento. Dada nuestra peculiar dependencia de los múltiplos de diez para las conmemoraciones de aniversarios, es muy probable que durante Octubre y Diciembre se realicen gran cantidad de actos de todo tipo en su honor. No es mi intención adelantarme a ello, pero la casualidad hizo que hace unas semanas encontrase a buen precio el segundo libro que su primera esposa, Cynthia, escribiera para contar los veinte años que compartió – diez de ellos como su mujer – con quien es considerado el miembro más atrevido de Los Beatles. Titulado simplemente “John”, no es un libro particularmente profundo – es más revelador de la personalidad de ella que de él – pero contribuye a ilustrar una dimensión que es siempre difícil detectar en los tempranamente famosos: el real efecto de la fama y la riqueza repentinas. Por eso leí este nuevo libro con particular interés, aunque conozco la música del grupo con lujo de detalles y la vida de sus integrantes por gran cantidad de biografías y entrevistas.

Cynthia fue la polola del colegio, proveniente de un ambiente social más pobre que aquel en el que se criara John. Sus encuentros amorosos requerían de los mismos trucos que se usaban por acá: la casa del amigo, la excusa de la visita a la amiga, y así. El salto desde una vida bastante apretada a otra muy holgada en lo financiero ocurrió prácticamente de un año a otro para los Lennon. Una vez casados a comienzos de los sesenta, John y Cynthia vivieron en el primer piso de la casa de una tía con quien Lennon había pasado toda su adolescencia en Liverpool. Después de un año de la obligada mudanza a Londres – fruto del éxito de Los Beatles – terminaron en una mansión en la zona de Surrey, donde encargaron a un decorador el rediseño de los prados y del interior. La renovación se realizó mientras la pareja y su bebé ocupaban el ático por varios meses. Más adelante usarían sólo una mínima parte de las muchas habitaciones disponibles. Las obligadas y prolongadas ausencias del líder del famoso cuarteto se intercalaban con un estilo de diversión que su esposa describe sin recato como fiestas y borracheras. Para que nos ubiquemos, Lennon andaba por los veinticinco.

Lamentablemente, poco habla Cynthia de los hábitos de lectura y cine de ella o de su marido, aunque describe con algún detalle la creciente afición a las drogas. Lo más notable del libro es la persistencia en describir el cariño que se habrían profesado. Después de cuarenta años, ella sostiene que las sencillas y juveniles letras de amor de las canciones de la primera época eran escritas por John para ella. Menciona explícitamente su emoción al recordar el caso de una de sus favoritas en la que ella habría sido la musa inspiradora: All My Loving (página 117). Esto me causó extrañeza, ya que es una canción que Paul McCartney incluye en todas sus giras como solista, hasta hoy. Recurrí al texto completo de la entrevista que la revista Playboy hizo a Lennon un par de meses antes de su muerte, pues recordé que allí el periodista le pide identificar el aporte de cada Beatle en gran número de canciones. Dice Lennon “All My Loving es Paul, lamento decirlo” … “porque es una muy buena canción… pero yo hago una muy buena guitarra de acompañamiento” (The Playboy Interviews, página 145).

Así es que la chica de Lennon está completamente equivocada. Pero creo que es sincera, que está realmente convencida de que la historia fue como ella la cuenta. Le diré algo terrible: espero que a Cynthia – hoy de 71 años – no se le ocurra revisar la entrevista que acabo de citar ¿Mentiras en el camino al Bello Sino, dirá usted? No; los recuerdos son cosa personal.

El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.