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Avanzan en combate contra enfermedad que afecta a embarazadas

El trabajo de la académica de la Universidad de Chile, Cleo Bosco, ha ayudado a esclarecer el comportamiento de la placenta anómala que estaría implicada en la preeclampsia, patología que afecta a alrededor del siete por ciento de las mujeres que esperan un hijo.

Cecilia Coddou

  Miércoles 29 de septiembre 2010 17:40 hrs. 
eclampsia-preeclampsia

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La investigadora del Programa de Anatomía y Biología del Desarrollo del Instituto de Ciencias Biomédicas de la U. de Chile, Cleo Bosco, ha trabajado en placenta por cerca de 30 años. En el último período ha estudiado la preeclampsia, afección que genera hipertensión arterial, sobre todo durante el último trimestre de la gestación, que afecta hasta al 7% de las mujeres embarazadas y puede obligar a adelantar el parto para no poner en peligro la vida de la madre ni la del hijo.

Además, esta patología suele ser responsable de que los bebés nazcan pequeños para la edad gestacional, fenómeno que, según se ha indagado, tiene consecuencias de largo plazo.

Una vez que nace el hijo y se expulsa la placenta los síntomas de la preeclampsia desaparecen por completo en la madre. Según explica la académica, los estudios indican que este órgano sería el gran responsable de la enfermedad, cuyo origen es multifactorial e incluye, entre otros, aspectos genéticos, vasculares, inmunitarios y nutricionales.

El doctor Mauro Parra formó equipos multidisciplinarios en la Facultad de Medicina de la U. de Chile que han publicado sus investigaciones en prestigiosas revistas internacionales. Sus artículos han estado entre los más citados y revisados por la comunidad científica mundial interesada en este campo.

El primer hallazgo del grupo chileno, que fue publicado en la revista Histology and Histopathology, reveló que el sistema extravascular contráctil de la placenta, que regula el flujo sanguíneo desde el órgano hacia el feto, está modificado en las mujeres con preeclampsia. Los científicos chilenos no encontraron la molécula trombomodulina en el endotelio de los vasos sanguíneos de la placenta, donde debería estar expresada, sino fuera de ellos, es decir, en las células del sistema extravascular contráctil.

“Esta molécula que regula la hemostasis esta indirectamente relacionada con el óxido nítrico cuya función es vasodilatadora y, por lo tanto, mantiene el adecuado flujo sanguíneo hacia el feto, lo que incide directamente en su normal crecimiento. Por lo tanto, el hecho de que trombomodulina se encuentre expresada en otras zonas sería un recurso de adaptación de este órgano para suplir una placentación anómala en el endometrio”, plantea la académica.

Otro estudio de los profesionales de la Facultad de Medicina y del Hospital Clínico de la U. de Chile, que fue publicado este año en la revista Cardiovascular & Hematological Agents in Medicinal Chemistry, ahonda en el factor angiogénico VEGF que está elevado en placenta anómala. Tal como se ha descrito en estudios previos y que no se refieren particularmente a la placenta, al incrementarse este factor aumenta la producción de óxido nítrico y, en consecuencia, la vasodilatación e irrigación.

Lo novedoso del estudio chileno fue determinar que el VEGF se manifestaba en la capa muscular de los vasos placentarios, un sitio donde nunca antes había sido descrito. “Estuvimos un buen tiempo buscando la explicación a este hecho y la conclusión fue que está relacionado con la producción de óxido nítrico. Así que ahora sabemos que además del endotelio, que sintetiza el vasodilatador, la fibra muscular lisa también cumple con esta función cuando hay de por medio preeclampsia. Sería, como en el caso de trombomodulina, una adaptación del órgano en favor del buen crecimiento fetal”, apunta Cleo Bosco.

Sin embargo, cuando el óxido nítrico reacciona con otros productos que se generan en el estrés oxidativo se produce una molécula extremadamente dañina llamada peroxinitrito. “Cuando la placenta logra dominar el estrés oxidativo evita la producción de esta molécula tan perjudicial, pero si no consigue regular el sistema con sus propias enzimas antioxidantes, entonces se corre el riesgo de un daño en el órgano que conlleva a preeclampsia severa y al nacimiento de niños pequeños para la edad gestacional”, plantea la académica.

Para evitar el estrés oxidativo se suministró vitaminas C y E a las madres con signos iniciales de preeclampsia, desafortunadamente los investigadores nacionales corroboraron que la medida no logró el objetivo trazado. De ahí que actualmente estén trabajando con otras alternativas terapéuticas. “La idea es frenar el estrés oxidativo para que   la  generación  de óxido nítrico no se desvíe a la producción de peroxinitrito”, explica.

Cleo Bosco ha tenido pedidos desde el extranjero para escribir capítulos de libros sobre esta materia y uno de los expertos mundiales en placenta, el doctor Peter Kaufmann, validó el modelo experimental propuesto por la académica como el más adecuado para realizar estudios sobre patologías del embarazo vinculadas con la placenta. Este modelo es el degu, un roedor autóctono chileno cuya barrera placentaria tiene las mismas características estructurales que la humana, además realiza un proceso de placentación igual al de la mujer en su desarrollo.

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