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El guitarrón chileno en silencio: se va una voz histórica del canto a lo poeta

El guitarronero Osvaldo "Chosto" Ulloa falleció en su natal Pirque a los 74 años. Se acaba una vida dedicada a los versos a lo divino y a lo humano, y se va uno de los cultores que mantuvo viva esa centenaria tradición chilena.

Rodrigo Alarcón López

  Domingo 10 de octubre 2010 8:12 hrs. 
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Extracto del documental “Don Chosto Ulloa, guitarronero de Pirque”

“No me digan que no llore/cuando el corazón porfía/déjenme tener la pena/como tuve la alegría”. La cuarteta fue recogida desde un cuaderno de Osvaldo del Tránsito Ulloa Lobos y podría perfectamente haber asomado cuando sus compañeros guitarroneros lo despidieron el pasado viernes cantando en el cementerio de Pirque.

Don “Chosto” Ulloa, como es conocido, falleció en la madrugada del jueves a los 74 años en El Principal de esa localidad al sur de Santiago. Un cáncer silenció la voz de una de las autoridades del canto a lo divino y lo humano, solo superado en mayoría de edad dentro del oficio por el cantor Manuel Saavedra Orellana, también pircano.

“Chosto” Ulloa se inició en el guitarrón chileno, instrumento de 25 cuerdas único en el mundo, a escondidas de su padre, Manuel Ulloa Cortés, una de las leyendas de esa centenaria tradición. “Yo era intruso y el guitarrón me fascinaba, me gustaba tanto cuando lo tocaba. Lo miraba, lo encontraba bonito y veía cómo aprender, y al papá no le gustaba que nadie le tocara el guitarrón. Entonces cuando el papá se iba a trabajar, la mamá me dejaba tocarlo. Ahí aprendí solo, me fijaba cómo tocaba y aprendí. En ese tiempo se hacían ruedas de cantores”, relató en un trabajo del investigador Claudio Mercado, el mismo que recogió la citada cuarteta. “Yo tenía una memoria muy buena, pedazo que cantaban, me gustaba, le ponía oreja y me lo aprendía”, narraba el cantor, quien finalmente reveló a su progenitor lo aprendido en uno de los tradicionales velorios de la época.

Esa prodigiosa memoria y  un enorme conocimiento de versos -a lo divino especialmente- lo convirtieron en uno de los más respetados cantores hasta la actualidad. Si Manuel Ulloa, su padre, había sido fuente para las recopilaciones de Violeta Parra y Manuel Dannemann, entre otros, el hijo fue un eslabón fundamental para la sobrevivencia del guitarrón chileno.

Cuando el instrumento parecía extinguido, “Chosto” Ulloa, Manuel Saavedra y el también pircano Santos Rubio se convirtieron en sus únicos herederos. Y Pirque en el único lugar donde subsistió.

Ellos enseñaron a las posteriores generaciones de cultores, como Juan Pérez Ibarra (alumno de “Chosto”) y Alfonso Rubio (hermano de Santos) y esos cinco nombres firmaron el disco “El guitarrón chileno: herencia musical de Pirque” (2000).

“Mi nombre es Osvaldo Ulloa, nacido en el fundo de El Principal, hijo de un poeta muy popular, Manuel Ulloa Cortés, y de Mercedes Rosa Lobos. Mi profesión es agricultor. De edad de catorce años yo empecé a tocar guitarrón, hasta ahora que tengo 64 años . Casado con Ana Ahumada Gálvez, padre de diez hijos”, se presenta a sí mismo en esa grabación.

También es posible escucharlo en “Guitarroneros de Pirque” (2007), donde solo Manuel Saavedra no se repite del elenco anterior, y en “Nometomesencuenta” (2004), álbum del investigador José Pérez de Arce que incluye un contrapunto entre “Chosto” y Santos Rubio.

Claudio Mercado lo retrató a su vez en los documentales “Don Chosto Ulloa, guitarronero de Pirque” (2003) y “Cantando me amaneciera” (2007), trabajo realizado en conjunto con Gerardo Silva.

Osvaldo “Chosto” Ulloa, hábil también en cuecas, tonadas y otras formas de música tradicional, se manejaba además en la guitarra, el acordeón y el arpa. Desplegaba su oficio en vigilias de canto a lo divino, velorios y otras ceremonias, pero en 2009 se escuchó también en Santiago: invitado por el payador Manuel Sánchez a una actuación en el galpón Víctor Jara y acompañando a otros guitarroneros en la presentación del libro “El sol cuando a mí me hablaba” (2009), trabajo de Mercado sobre otro cantor, Honorio Quila.

Su última actuación fue hace algunas semanas junto al Pueblito de Artesanos, ahí a pocos metros del cementerio donde guitarroneros como Santos y Alfonso Rubio le dedicaron sus últimas melodías para despedirlo. Ahí en Pirque, donde ahora el guitarrón chileno suena en nombre de quien lo tocó cuando todos lo creían en silencio.

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