Dos de los once trabajadores de la empresa de autobuses urbanos Transaraucaria que se encontraban en huelga de hambre líquida, Benito Pérez Pérez y Abel Ulloa Leiva, radicalizaron su postura hacia una huelga de hambre seca y advirtieron que, en caso de no obtener soluciones, se irán sumando los trabajadores restantes.
Un movimiento que surge a raíz de la quiebra de la firma que dejó a 650 trabajadores en la calle, sin el pago de sus sueldos hace ya cuatro meses y un promedio de dos años de cotizaciones impagas. Ante este panorama muchos de ellos han debido salir a la calle a pedir dinero para enfrentar la situación.
Uno de los huelguistas, Cristian Cid, señaló que se han reunido con las autoridades del ministerio de Transportes, pero que no les han dado ninguna solución concreta, optando por mantenerse al margen de lo que califican como “un conflicto entre privados”.
“Llevamos cuatro meses en esto y el ministro ha sido una piedra en el zapato porque no ha querido involucrarse en este problema porque argumentan que es entre privados. Pero lo cierto es que el Estado es el que adjudica las concesiones a las empresas”, dijo Cid.
El trabajador comentó además que otro de los problemas que cruza este conflicto es la falta de fiscalización que, desde que se inició el Transantiago, “nunca ha sido eficaz”. “Hay muchas irregularidades respecto de las condiciones en las que trabajábamos y esto no se cumple por ningún motivo”, sostuvo Cid.
Los manifestantes insisten en que deben desempeñar sus labores en pésimas condiciones laborales día a día. En este sentido, el vocero de los trabajadores, Denis Vargas, indicó que lejos de mejorar su calidad de vida, tal como les ofrecieron, han sido explotados por este nuevo sistema.
“Las exigencias de las empresas pasan por las del ministerio de Transportes. Ellos públicamente dicen que bajarán la frecuencia o el tiempo de espera lo que significa una explotación a los trabajadores, excesos de jornadas laborales, no tener disponibilidad para pasar al baño y de ahí se da que los trabajadores tengan que andar con pañales”, denunció Vargas.
El portavoz de los protestantes señaló también que “esa es una verdad realmente espantosa, pero es lo que sufrimos los trabajadores del Transantiago: No se cumplen con las horas extras, no se pagan los sueldos como corresponden, tenemos una calidad de vida deplorable y nada de lo que prometió este proyecto se ha cumplido”.
Vargas añadió que los propios trabajadores han organizado fiscalizaciones, donde han constatado que esta realidad se vive en todas las empresas del Transantiago, además de la precariedad, que en estos momentos los tiene en medio de la incertidumbre.
La nueva concesión que dejó la empresa Transaraucaria estará a cargo de Buses Gran Santiago, la que ofreció recontratar a 260 de 650 funcionarios, solución que califican de insuficiente, por lo que reiteran que no depondrán la huelga.
Otra preocupación de los trabajadores es que el nuevo operador, Jorge Gómez, anteriormente despidió a mil 200 conductores y además le quitaron la zona G por incumplimiento a las bases de licitación, por lo ahora les resulta incomprensible que el Estado le entregue la zona H.
Dos de los once trabajadores de la empresa de autobuses urbanos Transaraucaria que se encontraban en huelga de hambre líquida, Benito Pérez Pérez y Abel Ulloa Leiva, radicalizaron su postura hacia una huelga de hambre seca y advirtieron que, en caso de no obtener soluciones, se irán sumando los trabajadores restantes.
Un movimiento que surge a raíz de la quiebra de la firma que dejó a 650 trabajadores en la calle, sin el pago de sus sueldos hace ya cuatro meses y un promedio de dos años de cotizaciones impagas. Ante este panorama muchos de ellos han debido salir a la calle a pedir dinero para enfrentar la situación.
Uno de los huelguistas, Cristian Cid, señaló que se han reunido con las autoridades del ministerio de Transportes, pero que no les han dado ninguna solución concreta, optando por mantenerse al margen de lo que califican como “un conflicto entre privados”.
“Llevamos cuatro meses en esto y el ministro ha sido una piedra en el zapato porque no ha querido involucrarse en este problema porque argumentan que es entre privados. Pero lo cierto es que el Estado es el que adjudica las concesiones a las empresas”, dijo Cid.
El trabajador comentó además que otro de los problemas que cruza este conflicto es la falta de fiscalización que, desde que se inició el Transantiago, “nunca ha sido eficaz”. “Hay muchas irregularidades respecto de las condiciones en las que trabajábamos y esto no se cumple por ningún motivo”, sostuvo Cid.
Los manifestantes insisten en que deben desempeñar sus labores en pésimas condiciones laborales día a día. En este sentido, el vocero de los trabajadores, Denis Vargas, indicó que lejos de mejorar su calidad de vida, tal como les ofrecieron, han sido explotados por este nuevo sistema.
“Las exigencias de las empresas pasan por las del ministerio de Transportes. Ellos públicamente dicen que bajarán la frecuencia o el tiempo de espera lo que significa una explotación a los trabajadores, excesos de jornadas laborales, no tener disponibilidad para pasar al baño y de ahí se da que los trabajadores tengan que andar con pañales”, denunció Vargas.
El portavoz de los protestantes señaló también que “esa es una verdad realmente espantosa, pero es lo que sufrimos los trabajadores del Transantiago: No se cumplen con las horas extras, no se pagan los sueldos como corresponden, tenemos una calidad de vida deplorable y nada de lo que prometió este proyecto se ha cumplido”.
Vargas añadió que los propios trabajadores han organizado fiscalizaciones, donde han constatado que esta realidad se vive en todas las empresas del Transantiago, además de la precariedad, que en estos momentos los tiene en medio de la incertidumbre.
La nueva concesión que dejó la empresa Transaraucaria estará a cargo de Buses Gran Santiago, la que ofreció recontratar a 260 de 650 funcionarios, solución que califican de insuficiente, por lo que reiteran que no depondrán la huelga.
Otra preocupación de los trabajadores es que el nuevo operador, Jorge Gómez, anteriormente despidió a mil 200 conductores y además le quitaron la zona G por incumplimiento a las bases de licitación, por lo ahora les resulta incomprensible que el Estado le entregue la zona H.
Dos de los once trabajadores de la empresa de autobuses urbanos Transaraucaria que se encontraban en huelga de hambre líquida, Benito Pérez Pérez y Abel Ulloa Leiva, radicalizaron su postura hacia una huelga de hambre seca y advirtieron que, en caso de no obtener soluciones, se irán sumando los trabajadores restantes.
Un movimiento que surge a raíz de la quiebra de la firma que dejó a 650 trabajadores en la calle, sin el pago de sus sueldos hace ya cuatro meses y un promedio de dos años de cotizaciones impagas. Ante este panorama muchos de ellos han debido salir a la calle a pedir dinero para enfrentar la situación.
Uno de los huelguistas, Cristian Cid, señaló que se han reunido con las autoridades del ministerio de Transportes, pero que no les han dado ninguna solución concreta, optando por mantenerse al margen de lo que califican como “un conflicto entre privados”.
“Llevamos cuatro meses en esto y el ministro ha sido una piedra en el zapato porque no ha querido involucrarse en este problema porque argumentan que es entre privados. Pero lo cierto es que el Estado es el que adjudica las concesiones a las empresas”, dijo Cid.
El trabajador comentó además que otro de los problemas que cruza este conflicto es la falta de fiscalización que, desde que se inició el Transantiago, “nunca ha sido eficaz”. “Hay muchas irregularidades respecto de las condiciones en las que trabajábamos y esto no se cumple por ningún motivo”, sostuvo Cid.
Los manifestantes insisten en que deben desempeñar sus labores en pésimas condiciones laborales día a día. En este sentido, el vocero de los trabajadores, Denis Vargas, indicó que lejos de mejorar su calidad de vida, tal como les ofrecieron, han sido explotados por este nuevo sistema.
“Las exigencias de las empresas pasan por las del ministerio de Transportes. Ellos públicamente dicen que bajarán la frecuencia o el tiempo de espera lo que significa una explotación a los trabajadores, excesos de jornadas laborales, no tener disponibilidad para pasar al baño y de ahí se da que los trabajadores tengan que andar con pañales”, denunció Vargas.
El portavoz de los protestantes señaló también que “esa es una verdad realmente espantosa, pero es lo que sufrimos los trabajadores del Transantiago: No se cumplen con las horas extras, no se pagan los sueldos como corresponden, tenemos una calidad de vida deplorable y nada de lo que prometió este proyecto se ha cumplido”.
Vargas añadió que los propios trabajadores han organizado fiscalizaciones, donde han constatado que esta realidad se vive en todas las empresas del Transantiago, además de la precariedad, que en estos momentos los tiene en medio de la incertidumbre.
La nueva concesión que dejó la empresa Transaraucaria estará a cargo de Buses Gran Santiago, la que ofreció recontratar a 260 de 650 funcionarios, solución que califican de insuficiente, por lo que reiteran que no depondrán la huelga.
Otra preocupación de los trabajadores es que el nuevo operador, Jorge Gómez, anteriormente despidió a mil 200 conductores y además le quitaron la zona G por incumplimiento a las bases de licitación, por lo ahora les resulta incomprensible que el Estado le entregue la zona H.
