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Año XVI, 23 de abril de 2024


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El vínculo entre San José y la dictadura: la historia del último minero

La historia detrás de Luis Urzúa, el último minero rescatado de las profundidades de la mina San José, escondía otro trágico episodio: su padrastro, Benito Tapia, fue uno de los miles de chilenos ejecutados durante la dictadura militar por la Caravana de la Muerte. Las agrupaciones de familiares de detenidos llamaron la atención sobre el vínculo que se producía entre ambas tragedias y lamentaron no haber conocido la información antes para brindar su apoyo a la familia durante el rescate.

Loreto Soto

  Jueves 14 de octubre 2010 2:53 hrs. 
Luis Urzua

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Luis Urzúa fue el último minero en ser rescatado y una de las piezas claves en la tragedia del yacimiento San José de Copiapó. El jefe de ese fatídico turno del 5 de agosto pasado, fue el primero en comunicarse con las autoridades cuando la sonda logró hacer contacto con el refugio y, durante todo este tiempo, se le reconoció como el líder innato del grupo.

Quizás parte de su carácter y fortaleza se originan en otro fuerte episodio que tuvo que enfrentar a muy temprana edad: Su padrastro, Benito Tapia Tapia, fue uno de los miles ejecutados políticos de la dictadura militar.

Benito Tapia  también estuvo ligado a la vida minera. Según constata el Informe de la Comisión Nacional de Verdad  y Reconciliación, Rettig, fue dirigente nacional de la Confederación de Trabajadores del Cobre y al momento de ser apresado se desempeñaba como empleado en Cobresal en el campamento de El Salvador.

El 17 de septiembre de 1973, sólo seis días después del golpe, fue detenido y recluido en la cárcel de Copiapó y desde allí fue trasladado al regimiento de la ciudad.

Benito Tapia fue asesinado por la Caravana de la Muerte junto al gerente general de Cobresal, Ricardo Díaz Posada y a Maguindo Castillo Andrade, otro dirigente sindical. Los tres cuerpos fueron sepultados sin urnas en una fosa común en el Patio 16 del cementerio de Copiapó.

Según comentó la vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desparecidos, Mireya García, “estaba presente la posibilidad de que alguno de estos mineros tuviera alguna relación con los detenidos desaparecidos por la historia de la zona y porque la mayoría de los chilenos estamos cruzados por algún tipo u otro de acciones represivas”, dijo.

En ese sentido, García manifestó que “Luis Urzúa ha jugado un rol tan preponderante en, primero, dar la voz de alerta de que estaban vivos y haber dado ánimo a sus compañeros para ser, finalmente, el último que salga. Por eso, que tenga a su padrastro ejecutado es enormemente emocionante y no me cabe la menor duda de que en estos días en que estuvo bajo la tierra, la imagen y el recuerdo de sus familiares tiene que haber estado muy presente y que se mantuvo aferrado a la fuerza le entregaron”.

Por su parte, la presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos, Alicia Lira, señaló que este episodio debería servir para mejorar, de una vez por todas, las condiciones de los mineros en Chile, ya que según su opinión, el Estado pone en riesgos sus vidas al no garantizar su seguridad.

“Vemos el mismo daño que se hizo dictadura, guardando las proporciones, al no cuidar la vida humana y pensar que la vida de los trabajadores es desechable. No es imposible que se les explote para sacar las riquezas del país y no gastan en recursos para asegurar su dignidad y sus condiciones físicas”, sentenció.

De acuerdo a lo publicado en el portal español elmundo.es, el padre de Luis Urzúa – Luis Urzúa – también habría sido un ejecutado político asesinado en 1973. Sin embargo, no figura dentro de los listados de las comisiones oficiales.

La historia volvió a cruzar dos episodios negros y las agrupaciones de familiares lamentaron no haber tenido acceso a esta información de una forma más oportuna para poder haber brindado su apoyo durante el rescate.

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