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Químicos Farmacéuticos aseguran que venta de remedios en locales comerciales desatará grave crisis sanitaria

Este martes el Ejecutivo presentó el proyecto de ley que permite la venta de medicamentos sin receta en distintos establecimientos comerciales. Si bien, las autoridades aseguraron que esta medida disminuirá los precios y desconcentrará el mercado farmacéutico, los actores ligados a este tema manifestaron que podría traer graves consecuencias sanitarias como las intoxicaciones y graves contraindicaciones médicas.

Loreto Soto

  Martes 26 de octubre 2010 22:56 hrs. 
remedio en góndola

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Pese a la oposición de distintos gremios ligados a la salud, el Gobierno presentó el proyecto de ley que permite vender medicamentos sin receta médica en los establecimientos comerciales que cuenten con garantías de conservación y almacenamiento.

Según explicó el ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine, esta iniciativa permitiría que cerca de 50 municipios que no cuentan con farmacias puedan tener un acceso más expedito a los fármacos que no requieran prescripción, lo que además lograría disminuir los precios en el mercado al abrir la competencia.

“Queremos mejorar el acceso de las personas que compran medicamentos sin receta para que adquieran remedios a costo y calidad conveniente. Habrán más puntos de ventas, libre elección por parte del consumidor sin la interferencia de un dependiente y más competencia lo que se traduce en un mejor precio”, dijo el secretario de Estado.

Este proyecto comenzó a adquirir fuerza después de que estallara el escándalo de la colusión de los precios de las tres principales cadenas farmacéuticas del país. Sin embargo, los actores ligados a este tema advierten que liberar la comercialización podría causar graves problemas sanitarios.

De hecho, según los datos del Centro de Información Toxicológica, durante el año pasado un 58 por ciento de los casos de intoxicación registrados en el país fueron, precisamente, por mala manipulación de medicamentos.

Con esos antecedentes en mira, el secretario del Colegio de Químicos Farmacéuticos, Mauricio Huberman, advirtió que el escenario se complica aún más si se toma en cuenta el hecho de que la mayoría de estos remedios son consumidos de acuerdo a la publicidad que emiten, por lo que las posibilidades de que aumenten los casos de contraindicaciones se disparan.

“No hay ninguno de estos medicamentos que sean inofensivos. Las cifras en Chile indican que ha habido problemas. Eso se ve en la intoxicación de niños. El año pasado también hubo una alerta internacional por el Paracetamol, que se dice que es uno de los remedios más inocuos. Aquí tuvimos personas que se intoxicaron con él y terminaron siendo prioridad en la lista de trasplantes y que después fallecieron por culpa del paracetamol”, comentó el profesional.

Huberman responsabilizó al ministerio de Salud por no lanzar una política farmacológica clara y aseguró que, incluso en las condiciones actuales, organismos como la Contraloría detectaron fallas en las drogas que se reparten en recintos asistenciales y consultorios. “Si no han sido capaces con la infraestructura que hay en la actualidad, ¿cómo lo harán para cubrir algo mayor que sólo va a estar movido por la publicidad?’”, interrogó.

En esa misma línea, el académico de la facultad de Química y Farmacia de la Universidad de Chile, Hernán Vergara, afirmó que  nuestro país está muy atrasado en lo que denominó como una “cultura farmacológica”, lo que según su opinión determina que la presencia de un profesional calificado sea indispensable a la hora de vender un remedio.

“Se está poniendo a disposición de la gente medicamentos sin la información suficiente y necesaria y nadie asegura que esos fármacos que estén ahí vayan a estar en buenas condiciones de conservación, que no hayan sido vulnerados o que contengan una buena información para el correcto uso. Para todas esas cosas está el farmacéutico”, aseveró.

Vergara recordó que en países como Argentina esta misma disposición terminó siendo un fracaso rotundo. Allí, no se redujeron los costos de los fármacos y, más aún, produjo un alto número de intoxicaciones que cobró siete mil vidas y 30 mil hospitalizaciones desde su implementación, tal como lo constató el Instituto Argentino de Atención Farmacéutica. Finalmente, las autoridades trasandinas decidieron suprimir la iniciativa y devolver los medicamentos a las farmacias.

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