El Dalai Lama dejará el ‘Gobierno’ tibetano en unos meses
El exiliado líder espiritual budista está cansado: "Si tengo derechos humanos, también tengo el derecho a abandonar el cargo", dijo. Uno de sus portavoces ha explicado que su retirada, dentro de seis meses, será sólo política, no espiritual.
Radio Francia Internacional
Martes 23 de noviembre 2010 14:35 hrs.
El Dalai Lama aseguró ayer que planteará su sucesión en un plazo de seis meses al Parlamento tibetano en el exilio. El líder espiritual budista, de 75 años, apeló a la “plena democracia” para no involucrarse en su propio relevo.
Lo ha asegurado en una entrevista concedida a la televisión india CNN-IBN. “Creo que dejaré el cargo dentro de seis meses”, ha afirmado. El Dalai Lama está cansado: “Si tengo derechos humanos, también tengo el derecho a abandonar el cargo”, dijo.
La semana pasada, durante una conferencia en Nueva Delhi, sugirió la posibilidad de ser el último Dalai, al entender que la institución había sido útil durante siglos pero no tenía por qué ser eterna si así lo decidían los ciudadanos.
No obstante, su portavoz, Tenzin Taklhan, ha explicado a la agencia France Presse que este “retiro” se aplicaría a sus responsabilidades oficiales en tanto jefe del Gobierno, que consisten en lo esencial a firmar resoluciones, y no a su papel de líder espiritual de los tibetanos. “Esto no significa que no permanecerá a la cabeza de la lucha política. Es el Dalai Lama, por lo tanto dirigirá siempre al pueblo tibetano”, insistió.
El Dalai Lama, que huyó de Tibet en 1959 después de una revuelta contra China, es odiado por Pekín, que ve en él a un peligroso separatista. Sin embargo, el premio Nobel de la Paz defiende una posición conciliadora con China, una “vía intermedia” en la perspectiva de una simple “autonomía cultural”.
Adulado por su pueblo e icono de Occidente, el Dalai Lama representa la lucha de los tibetanos contra la administración china en el Tibet y los valores budistas.
El Dalai Lama aseguró ayer que planteará su sucesión en un plazo de seis meses al Parlamento tibetano en el exilio. El líder espiritual budista, de 75 años, apeló a la “plena democracia” para no involucrarse en su propio relevo.
Lo ha asegurado en una entrevista concedida a la televisión india CNN-IBN. “Creo que dejaré el cargo dentro de seis meses”, ha afirmado. El Dalai Lama está cansado: “Si tengo derechos humanos, también tengo el derecho a abandonar el cargo”, dijo.
La semana pasada, durante una conferencia en Nueva Delhi, sugirió la posibilidad de ser el último Dalai, al entender que la institución había sido útil durante siglos pero no tenía por qué ser eterna si así lo decidían los ciudadanos.
No obstante, su portavoz, Tenzin Taklhan, ha explicado a la agencia France Presse que este “retiro” se aplicaría a sus responsabilidades oficiales en tanto jefe del Gobierno, que consisten en lo esencial a firmar resoluciones, y no a su papel de líder espiritual de los tibetanos. “Esto no significa que no permanecerá a la cabeza de la lucha política. Es el Dalai Lama, por lo tanto dirigirá siempre al pueblo tibetano”, insistió.
El Dalai Lama, que huyó de Tibet en 1959 después de una revuelta contra China, es odiado por Pekín, que ve en él a un peligroso separatista. Sin embargo, el premio Nobel de la Paz defiende una posición conciliadora con China, una “vía intermedia” en la perspectiva de una simple “autonomía cultural”.
Adulado por su pueblo e icono de Occidente, el Dalai Lama representa la lucha de los tibetanos contra la administración china en el Tibet y los valores budistas.
El Dalai Lama aseguró ayer que planteará su sucesión en un plazo de seis meses al Parlamento tibetano en el exilio. El líder espiritual budista, de 75 años, apeló a la “plena democracia” para no involucrarse en su propio relevo.
Lo ha asegurado en una entrevista concedida a la televisión india CNN-IBN. “Creo que dejaré el cargo dentro de seis meses”, ha afirmado. El Dalai Lama está cansado: “Si tengo derechos humanos, también tengo el derecho a abandonar el cargo”, dijo.
La semana pasada, durante una conferencia en Nueva Delhi, sugirió la posibilidad de ser el último Dalai, al entender que la institución había sido útil durante siglos pero no tenía por qué ser eterna si así lo decidían los ciudadanos.
No obstante, su portavoz, Tenzin Taklhan, ha explicado a la agencia France Presse que este “retiro” se aplicaría a sus responsabilidades oficiales en tanto jefe del Gobierno, que consisten en lo esencial a firmar resoluciones, y no a su papel de líder espiritual de los tibetanos. “Esto no significa que no permanecerá a la cabeza de la lucha política. Es el Dalai Lama, por lo tanto dirigirá siempre al pueblo tibetano”, insistió.
El Dalai Lama, que huyó de Tibet en 1959 después de una revuelta contra China, es odiado por Pekín, que ve en él a un peligroso separatista. Sin embargo, el premio Nobel de la Paz defiende una posición conciliadora con China, una “vía intermedia” en la perspectiva de una simple “autonomía cultural”.
Adulado por su pueblo e icono de Occidente, el Dalai Lama representa la lucha de los tibetanos contra la administración china en el Tibet y los valores budistas.
