EEUU y Corea del Sur deciden maniobras militares conjuntas
Luego del encuentro entre el presidente estadounidense Barak Obama y el surcoreano Lee Myung Bak, Seúl y Washington han decidido organizar este domingo maniobras militares conjuntas en el Mar Amarillo, como respuesta a la agresión norcoreana que dejó dos civiles muertos. Esta demostración de fuerza militar tendrá lugar junto a las costas de la isla surcoreana que fue bombardeada ayer por el ejército de Pyongyang.
Radio Francia Internacional
Miércoles 24 de noviembre 2010 14:47 hrs.
El portaviones nuclear Georges Washington participará en estas maniobras que según Washington estaban previstas desde el pasado mes de julio, pero cuya ejecución ha sido acelerada por este brote de tensión entre las dos Coreas. Las tropas norteamericanas con base en Corea del Sur difundieron un comunicado en el que se destaca su compromiso de “contribuir a la estabilidad regional a través de la disuasión”.
Corea del Sur calificó así mismo de “defensivas” estas maniobras destinadas a reforzar la estrecha cooperación entre ambos países, subrayando la fuerza de esa alianza y su compromiso con la paz y la seguridad en la región. El presidente Barak Obama puso de relieve en sus declaraciones que Estados Unidos está “codo a codo” con su aliado asiático tras el bombardeo de la isla surcoreana.
Veinticuatro horas después de la agresión, una de las más graves perpetradas por Corea del Norte desde hace sesenta años de guerra fría con su vecino y enemigo surcoreano, en Seúl la inquietud es muy fuerte, pues es la primera vez que la población civil es víctima de un ataque. La televisión y los medios informativos surcoreanos han mostrado las imágenes de destrucción en la isla, en donde 70 % de los bosques y de los campos han sido bombardeados.
Para tranquilizar a la opinión pública, el ministro surcoreano de Finanzas ha declarado que este ataque tiene un impacto muy limitado en la economía del país y que la situación está prácticamente normalizada. Este miércoles la bolsa de Seúl abrió a la baja, pero ha habido una rápida reactivación, y las perdidas son mínimas con respecto a la víspera.
Calmar los ánimos y la inquietud pero dar pruebas de firmeza es el objetivo ahora del gobierno de Seúl, que ha interrumpido la ayuda alimentaria a su vecino del Norte y acelerado las maniobras militares conjuntas con los Estados Unidos destinadas a disuadir a Pyongyang de todo nuevo ataque. Los cadáveres de dos civiles han sido encontrados este miércoles en el lugar del bombardeo. El balance se alza así a cuatro muertos y 18 heridos, entre civiles y militares.
Desde Pekín, nuestro corresponsal Heriberto Araujo destaca que “para China la tensión en la península coreana es una patata caliente, pues Pekín debe justificar porqué es el único país que brinda un apoyo explicito a un régimen anacrónico y brutal como el norcoreano. Pero lo que inquieta a China es sobretodo un cambio del status quo en la región. Un conflicto armado supondría un mayor despliegue de tropas estadounidenses a las puertas de China”.
La agresión de Pyongyang ha provocado la condena unánime de la diplomacia internacional. China ha sido el único país que no ha condenado la agresión norcoreana y la prensa china de hoy se limita a denunciar “el fracaso de la política aislacionista de Washington y Seúl”.
El portaviones nuclear Georges Washington participará en estas maniobras que según Washington estaban previstas desde el pasado mes de julio, pero cuya ejecución ha sido acelerada por este brote de tensión entre las dos Coreas. Las tropas norteamericanas con base en Corea del Sur difundieron un comunicado en el que se destaca su compromiso de “contribuir a la estabilidad regional a través de la disuasión”.
Corea del Sur calificó así mismo de “defensivas” estas maniobras destinadas a reforzar la estrecha cooperación entre ambos países, subrayando la fuerza de esa alianza y su compromiso con la paz y la seguridad en la región. El presidente Barak Obama puso de relieve en sus declaraciones que Estados Unidos está “codo a codo” con su aliado asiático tras el bombardeo de la isla surcoreana.
Veinticuatro horas después de la agresión, una de las más graves perpetradas por Corea del Norte desde hace sesenta años de guerra fría con su vecino y enemigo surcoreano, en Seúl la inquietud es muy fuerte, pues es la primera vez que la población civil es víctima de un ataque. La televisión y los medios informativos surcoreanos han mostrado las imágenes de destrucción en la isla, en donde 70 % de los bosques y de los campos han sido bombardeados.
Para tranquilizar a la opinión pública, el ministro surcoreano de Finanzas ha declarado que este ataque tiene un impacto muy limitado en la economía del país y que la situación está prácticamente normalizada. Este miércoles la bolsa de Seúl abrió a la baja, pero ha habido una rápida reactivación, y las perdidas son mínimas con respecto a la víspera.
Calmar los ánimos y la inquietud pero dar pruebas de firmeza es el objetivo ahora del gobierno de Seúl, que ha interrumpido la ayuda alimentaria a su vecino del Norte y acelerado las maniobras militares conjuntas con los Estados Unidos destinadas a disuadir a Pyongyang de todo nuevo ataque. Los cadáveres de dos civiles han sido encontrados este miércoles en el lugar del bombardeo. El balance se alza así a cuatro muertos y 18 heridos, entre civiles y militares.
Desde Pekín, nuestro corresponsal Heriberto Araujo destaca que “para China la tensión en la península coreana es una patata caliente, pues Pekín debe justificar porqué es el único país que brinda un apoyo explicito a un régimen anacrónico y brutal como el norcoreano. Pero lo que inquieta a China es sobretodo un cambio del status quo en la región. Un conflicto armado supondría un mayor despliegue de tropas estadounidenses a las puertas de China”.
La agresión de Pyongyang ha provocado la condena unánime de la diplomacia internacional. China ha sido el único país que no ha condenado la agresión norcoreana y la prensa china de hoy se limita a denunciar “el fracaso de la política aislacionista de Washington y Seúl”.
El portaviones nuclear Georges Washington participará en estas maniobras que según Washington estaban previstas desde el pasado mes de julio, pero cuya ejecución ha sido acelerada por este brote de tensión entre las dos Coreas. Las tropas norteamericanas con base en Corea del Sur difundieron un comunicado en el que se destaca su compromiso de “contribuir a la estabilidad regional a través de la disuasión”.
Corea del Sur calificó así mismo de “defensivas” estas maniobras destinadas a reforzar la estrecha cooperación entre ambos países, subrayando la fuerza de esa alianza y su compromiso con la paz y la seguridad en la región. El presidente Barak Obama puso de relieve en sus declaraciones que Estados Unidos está “codo a codo” con su aliado asiático tras el bombardeo de la isla surcoreana.
Veinticuatro horas después de la agresión, una de las más graves perpetradas por Corea del Norte desde hace sesenta años de guerra fría con su vecino y enemigo surcoreano, en Seúl la inquietud es muy fuerte, pues es la primera vez que la población civil es víctima de un ataque. La televisión y los medios informativos surcoreanos han mostrado las imágenes de destrucción en la isla, en donde 70 % de los bosques y de los campos han sido bombardeados.
Para tranquilizar a la opinión pública, el ministro surcoreano de Finanzas ha declarado que este ataque tiene un impacto muy limitado en la economía del país y que la situación está prácticamente normalizada. Este miércoles la bolsa de Seúl abrió a la baja, pero ha habido una rápida reactivación, y las perdidas son mínimas con respecto a la víspera.
Calmar los ánimos y la inquietud pero dar pruebas de firmeza es el objetivo ahora del gobierno de Seúl, que ha interrumpido la ayuda alimentaria a su vecino del Norte y acelerado las maniobras militares conjuntas con los Estados Unidos destinadas a disuadir a Pyongyang de todo nuevo ataque. Los cadáveres de dos civiles han sido encontrados este miércoles en el lugar del bombardeo. El balance se alza así a cuatro muertos y 18 heridos, entre civiles y militares.
Desde Pekín, nuestro corresponsal Heriberto Araujo destaca que “para China la tensión en la península coreana es una patata caliente, pues Pekín debe justificar porqué es el único país que brinda un apoyo explicito a un régimen anacrónico y brutal como el norcoreano. Pero lo que inquieta a China es sobretodo un cambio del status quo en la región. Un conflicto armado supondría un mayor despliegue de tropas estadounidenses a las puertas de China”.
La agresión de Pyongyang ha provocado la condena unánime de la diplomacia internacional. China ha sido el único país que no ha condenado la agresión norcoreana y la prensa china de hoy se limita a denunciar “el fracaso de la política aislacionista de Washington y Seúl”.
