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Gran expectación ante resolución sobre el límite para la deuda en la economía de EE.UU.

A una semana de cumplirse el plazo final para que el Congreso de los Estados Unidos apruebe el aumento al límite de endeudamiento del país, la falta de consenso entre el gobierno de Barack Obama y los republicanos pone en vilo no sólo el futuro de la nación norteamericana, sino también el de los mercados mundiales.

Eduardo Orellana

  Martes 26 de julio 2011 16:49 hrs. 
Radio-Uchile

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No sólo dentro de los Estados Unidos se observa con temor la incapacidad de la administración Obama y la bancada republicana en el Congreso para lograr un acuerdo que permita elevar el techo de la deuda nacional y evitar así que el país entre en suspensión de pagos el próximo 2 de agosto, fecha en que se prevé la mayor economía del mundo no tendrá más dinero para responder a sus compromisos financieros.

En el resto del mundo también se ve con asombro cómo ambas facciones han llevado sus diferencias al límite de poner en riesgo la estabilidad económica mundial. Cuando ya se habla de “Armageddon Financiero”, el Fondo Monetario Internacional ya alzó la voz para exigir a los Estados Unidos una pronta solución al impasse político en torno a su deuda, habida cuenta que su estancamiento ya está provocando efectos negativos en los mercados mundiales.

Ello, porque como explica el académico de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, Alejandro Micco, la situación actual de incertidumbre ha aumentado la percepción general de riesgo financiero, como consecuencia de la devaluación que están sufriendo los bonos del tesoro estadounidense, lo que terminará por afectar a buena parte de los bancos en el mundo que manejan sus activos en estos instrumentos.

“Muchos bancos a nivel mundial usan en sus activos una gran cantidad de Bonos del Tesoro y podríamos volver a una situación parecida a la vivida en septiembre de 2008, donde los bancos internacionales temiendo que habían muchos instrumentos en las carteras de los bancos que estaban teniendo problemas de pago, que en ese momento eran los bonos de las hipotecas. En este caso sería aún peor la situación, en términos que estos bancos entrarían en temor de cuál es la situación real de la otra parte del banco en términos de su exposición a estos bonos americanos”, señaló el académico.

A pesar de las consecuencias para la economía mundial, la solución al problema es exclusivamente política y radica en el Congreso de los Estados Unidos, donde ambas facciones intentan negociar sin éxito un plan para manejar el exorbitado déficit del país. Mientras el gobierno de Obama aboga por un plan que contemple recortes fiscales pero con aumento de impuestos, los republicanos se niegan tajantamente a esto último, invocando una radical disminución del gasto público. Postura que el economista Alejandro Micco califica de intransigente, pues en las actuales condiciones el país no se vería mayormente afectado por un alza impositiva en sectores específicos.

“Eso no es para nada loco si uno ve que la recaudación tributaria de EE. UU. está en niveles muy bajos comparado con lo que era cinco años atrás, por lo tanto, un aumento de la carga tributaria en Estados Unidos no tendría por qué tener un impacto muy fuerte porque sería volver a los niveles de deuda que había en 2004-2005”, indicó el docente de la U. de Chile.

A lo cual Micco subraya que buena parte del déficit actual de los Estados Unidos es consecuencia de políticas de exenciones fiscales aplicadas durante el anterior gobierno del republicano George W. Bush.

“Cabe señalar que durante el gobierno de Bush hubo una rebaja muy fuerte de impuestos en los EE. UU. y parte de lo que se está viviendo hoy es debido a eso también. Esto es una clásica pelea entre el Partido Republicado, que desea un menor tamaño del gobierno y el Partido Demócrata que está tratando de mantener a flote el sistema de protección social en particular ahora que hizo la reforma de Salud”, subrayó Micco.

En todo caso, el académico confía en que ambas facciones alcanzarán un acuerdo satisfactorio antes de la fecha límite del 2 de agosto, aunque estima que la prolongada dilación terminará por brindarle mayor crédito político a Barack Obama frente a sus obstinados rivales republicanos.

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