En tres puntos porcentuales en doce meses aumentó el índice de confianza de los consumidores respecto a la última medición. Lo interesante es cómo se descompone esta cifra en los distintos estratos socio-económicos, donde el sector alto aumentó en más de 14 puntos, el sector bajo en 0.3, manteniendo más bien estancados sus niveles de confianza, mientras los sectores medios cayeron en 0.9 puntos.
También destaca el análisis de la ciudadanía sobre los grandes problemas del país. En esta oportunidad presentan como principal déficit la Seguridad Ciudadana, seguido muy de cerca del sistema de educación, problema que por primera vez se sitúa tan arriba, incluso más que en la Revolución Pingüina de 2006.
Curiosamente la clase alta elevó la educación a la cumbre de las preocupaciones de los capitalinos. Para los expertos, esto se debe a que, para este sector, no son tan importantes algunos temas como la falta de empleo, los bajos sueldos o la pobreza.
El economista David Bravo precisó que además en estas áreas se registran avances en los sectores altos y bajos, pero un serio estancamiento en los medios.
“El estrato alto es el que tiene los mejores indicadores tanto en términos de baja en la tasa de desempleo y aumento en los ingresos laborales. Le sigue en el ranking los segmentos bajos y después las capas medias que tienen casi una nula caída en el desempleo, una caída en el empleo y un aumento muy pequeño en los ingresos laborales. Eso significa que una vez que se descuenta la inflación los sectores medios tienen una caída en términos reales. Entonces, la clase media, efectivamente parece tener razones para mostrar un indicador de confianza como el que se ha establecido”, comentó el experto.
Los datos entregados por la encuesta son coherentes con lo que se observa a diario, donde la clase media aparece como la más golpeada. Esto queda graficado en que mientras el sector alto registra un alza de hasta un 25 por ciento en sus ingresos, las remuneraciones de la clase media no superan el tres por ciento de aumento lo que, con el descuento de la inflación que señalaba el economista, significa una fuerte pérdida del poder adquisitivo.
“Es extremadamente preocupante observar que se está produciendo una brecha tan importante respecto de la percepción de lo que está ocurriendo en el país entre los distintos estratos sociales. No había ocurrido, desde que estamos tomando esta encuesta, un momento en el que hubiese una diferencia de opinión tan grande entre los estratos altos y los medios y bajos. Aparentemente, el país que ven las personas de mayores ingresos es completamente diferente que el que percibe el resto de de los chilenos y eso posiblemente explica la sensación cívica. Uno al mirar estas encuestas no se sorprende tanto respecto de lo que está pasando en las calles”, comentó el economista, Oscar Landerretche.
Este estudio evidenció cómo la clase media se está quedando rezagada y reiteró también las fuertes inequidades de nuestro país, donde a juicio de los especialistas, una persona del sector alto posee un promedio de indicadores económicos que lo sitúan en el nivel de vida de un ciudadano de un país europeo mediterráneo, mientras alguien del sector bajo vive al estilo de países como Bolivia.
En tres puntos porcentuales en doce meses aumentó el índice de confianza de los consumidores respecto a la última medición. Lo interesante es cómo se descompone esta cifra en los distintos estratos socio-económicos, donde el sector alto aumentó en más de 14 puntos, el sector bajo en 0.3, manteniendo más bien estancados sus niveles de confianza, mientras los sectores medios cayeron en 0.9 puntos.
También destaca el análisis de la ciudadanía sobre los grandes problemas del país. En esta oportunidad presentan como principal déficit la Seguridad Ciudadana, seguido muy de cerca del sistema de educación, problema que por primera vez se sitúa tan arriba, incluso más que en la Revolución Pingüina de 2006.
Curiosamente la clase alta elevó la educación a la cumbre de las preocupaciones de los capitalinos. Para los expertos, esto se debe a que, para este sector, no son tan importantes algunos temas como la falta de empleo, los bajos sueldos o la pobreza.
El economista David Bravo precisó que además en estas áreas se registran avances en los sectores altos y bajos, pero un serio estancamiento en los medios.
“El estrato alto es el que tiene los mejores indicadores tanto en términos de baja en la tasa de desempleo y aumento en los ingresos laborales. Le sigue en el ranking los segmentos bajos y después las capas medias que tienen casi una nula caída en el desempleo, una caída en el empleo y un aumento muy pequeño en los ingresos laborales. Eso significa que una vez que se descuenta la inflación los sectores medios tienen una caída en términos reales. Entonces, la clase media, efectivamente parece tener razones para mostrar un indicador de confianza como el que se ha establecido”, comentó el experto.
Los datos entregados por la encuesta son coherentes con lo que se observa a diario, donde la clase media aparece como la más golpeada. Esto queda graficado en que mientras el sector alto registra un alza de hasta un 25 por ciento en sus ingresos, las remuneraciones de la clase media no superan el tres por ciento de aumento lo que, con el descuento de la inflación que señalaba el economista, significa una fuerte pérdida del poder adquisitivo.
“Es extremadamente preocupante observar que se está produciendo una brecha tan importante respecto de la percepción de lo que está ocurriendo en el país entre los distintos estratos sociales. No había ocurrido, desde que estamos tomando esta encuesta, un momento en el que hubiese una diferencia de opinión tan grande entre los estratos altos y los medios y bajos. Aparentemente, el país que ven las personas de mayores ingresos es completamente diferente que el que percibe el resto de de los chilenos y eso posiblemente explica la sensación cívica. Uno al mirar estas encuestas no se sorprende tanto respecto de lo que está pasando en las calles”, comentó el economista, Oscar Landerretche.
Este estudio evidenció cómo la clase media se está quedando rezagada y reiteró también las fuertes inequidades de nuestro país, donde a juicio de los especialistas, una persona del sector alto posee un promedio de indicadores económicos que lo sitúan en el nivel de vida de un ciudadano de un país europeo mediterráneo, mientras alguien del sector bajo vive al estilo de países como Bolivia.
En tres puntos porcentuales en doce meses aumentó el índice de confianza de los consumidores respecto a la última medición. Lo interesante es cómo se descompone esta cifra en los distintos estratos socio-económicos, donde el sector alto aumentó en más de 14 puntos, el sector bajo en 0.3, manteniendo más bien estancados sus niveles de confianza, mientras los sectores medios cayeron en 0.9 puntos.
También destaca el análisis de la ciudadanía sobre los grandes problemas del país. En esta oportunidad presentan como principal déficit la Seguridad Ciudadana, seguido muy de cerca del sistema de educación, problema que por primera vez se sitúa tan arriba, incluso más que en la Revolución Pingüina de 2006.
Curiosamente la clase alta elevó la educación a la cumbre de las preocupaciones de los capitalinos. Para los expertos, esto se debe a que, para este sector, no son tan importantes algunos temas como la falta de empleo, los bajos sueldos o la pobreza.
El economista David Bravo precisó que además en estas áreas se registran avances en los sectores altos y bajos, pero un serio estancamiento en los medios.
“El estrato alto es el que tiene los mejores indicadores tanto en términos de baja en la tasa de desempleo y aumento en los ingresos laborales. Le sigue en el ranking los segmentos bajos y después las capas medias que tienen casi una nula caída en el desempleo, una caída en el empleo y un aumento muy pequeño en los ingresos laborales. Eso significa que una vez que se descuenta la inflación los sectores medios tienen una caída en términos reales. Entonces, la clase media, efectivamente parece tener razones para mostrar un indicador de confianza como el que se ha establecido”, comentó el experto.
Los datos entregados por la encuesta son coherentes con lo que se observa a diario, donde la clase media aparece como la más golpeada. Esto queda graficado en que mientras el sector alto registra un alza de hasta un 25 por ciento en sus ingresos, las remuneraciones de la clase media no superan el tres por ciento de aumento lo que, con el descuento de la inflación que señalaba el economista, significa una fuerte pérdida del poder adquisitivo.
“Es extremadamente preocupante observar que se está produciendo una brecha tan importante respecto de la percepción de lo que está ocurriendo en el país entre los distintos estratos sociales. No había ocurrido, desde que estamos tomando esta encuesta, un momento en el que hubiese una diferencia de opinión tan grande entre los estratos altos y los medios y bajos. Aparentemente, el país que ven las personas de mayores ingresos es completamente diferente que el que percibe el resto de de los chilenos y eso posiblemente explica la sensación cívica. Uno al mirar estas encuestas no se sorprende tanto respecto de lo que está pasando en las calles”, comentó el economista, Oscar Landerretche.
Este estudio evidenció cómo la clase media se está quedando rezagada y reiteró también las fuertes inequidades de nuestro país, donde a juicio de los especialistas, una persona del sector alto posee un promedio de indicadores económicos que lo sitúan en el nivel de vida de un ciudadano de un país europeo mediterráneo, mientras alguien del sector bajo vive al estilo de países como Bolivia.
