Con una marcha desde el paradero 25 al 28 de Gran Avenida los trabajadores del transporte público manifestaron su descontento al gobierno, ante la decisión de echar pie atrás a las promesas que se les hizo al implementar el Transantiago, donde se les garantizaba una estabilidad laboral y una serie de oportunidades.
Los choferes afirmaron que no se han cumplido estos compromisos, principalmente por el sistema de concesiones que, de a poco, ha ido mermando sus sueldos, cada vez que una nueva empresa llega a reducir los salarios que se estaban pagando.
“Lo principal es el menoscabo económico que hemos tenido con todas las licitaciones y eso le planteamos el ministro. Le dijimos que si se continuaban licitando las empresas de transporte a la larga los trabajadores iban a terminar ganando el sueldo mínimo. Cada vez que se licita una compañía la incertidumbre laboral de los trabajadores es enorme. No se cumple el objetivo, Transantiago donde nos prometieron que íbamos a tener estabilidad económica y laboral, seguridad, jornadas de siete horas y media y nada de eso se ha llevado a cabo”, dijo uno de los organizadores de la actividad, Rodolfo Cid.
La situación es complicada porque a cada licitación cientos de trabajadores quedan en el limbo, ya que no son contratados por la nueva empresa y la anterior concesionaria, no se hace cargo de estos trabajadores. A eso se suma la dificultad de poder avanzar el diálogo con los empleadores, ya que una negociación colectiva que dura tres o cuatro años y a cada dos años hay una nueva licitación.
Otro tema fundamental es la posición del ministerio de Transportes para combatir la evasión e incorporar más competitividad al establecer en las próximas licitaciones que el sueldo de los choferes se calculará a partir del número de pasajeros pagados que transporten, agregando a los conductores la responsabilidad de fiscalizar y descuidando su seguridad.
“Tanto este gobierno como el anterior han incumplido con las condiciones que nos prometieron. Nos quieren traspasar el cobro de las tarifas en circunstancias que el sistema fue ideado para que sólo condujéramos. Eso atenta contra nuestra integridad. Hay un consenso general en que no vamos a aceptar esas condiciones de trabajo”, sostuvo el dirigente de Transportes Vule, Pedro Vázquez.
Mientras, para Oscar Olivos, presidente de la Asociación Gremial de Trabajadores del Transporte, esto es volver al sistema de las micros amarillas y también a los viejos problemas. Un verdadero retroceso según señalaron los trabajadores, quienes recordaron que siempre han sido críticos sobre cómo se implementó el Transantiago y los costos que esto ha significado a los Trabajadores.
“Hoy tenemos un sistema que medianamente transporta a la gente en el cual los choferes han tenido que pagar un alto costo porque no hay terminales donde corresponde, no hay lugares de descanso o baños, no hay resguardo para la lluvia y hay una falencia en infraestructura que perjudica enormemente a los empleados”, aseguró el dirigente.
Olivos añadió que este es un paro de advertencia, para mostrar a las autoridades que están atentos a las decisiones que se están tomando, más aún cuando en octubre caducan el grueso de las concesiones de los alimentadores. En este sentido advirtió que, de no haber una respuesta positiva no descartan llegar a un paro nacional.
Con una marcha desde el paradero 25 al 28 de Gran Avenida los trabajadores del transporte público manifestaron su descontento al gobierno, ante la decisión de echar pie atrás a las promesas que se les hizo al implementar el Transantiago, donde se les garantizaba una estabilidad laboral y una serie de oportunidades.
Los choferes afirmaron que no se han cumplido estos compromisos, principalmente por el sistema de concesiones que, de a poco, ha ido mermando sus sueldos, cada vez que una nueva empresa llega a reducir los salarios que se estaban pagando.
“Lo principal es el menoscabo económico que hemos tenido con todas las licitaciones y eso le planteamos el ministro. Le dijimos que si se continuaban licitando las empresas de transporte a la larga los trabajadores iban a terminar ganando el sueldo mínimo. Cada vez que se licita una compañía la incertidumbre laboral de los trabajadores es enorme. No se cumple el objetivo, Transantiago donde nos prometieron que íbamos a tener estabilidad económica y laboral, seguridad, jornadas de siete horas y media y nada de eso se ha llevado a cabo”, dijo uno de los organizadores de la actividad, Rodolfo Cid.
La situación es complicada porque a cada licitación cientos de trabajadores quedan en el limbo, ya que no son contratados por la nueva empresa y la anterior concesionaria, no se hace cargo de estos trabajadores. A eso se suma la dificultad de poder avanzar el diálogo con los empleadores, ya que una negociación colectiva que dura tres o cuatro años y a cada dos años hay una nueva licitación.
Otro tema fundamental es la posición del ministerio de Transportes para combatir la evasión e incorporar más competitividad al establecer en las próximas licitaciones que el sueldo de los choferes se calculará a partir del número de pasajeros pagados que transporten, agregando a los conductores la responsabilidad de fiscalizar y descuidando su seguridad.
“Tanto este gobierno como el anterior han incumplido con las condiciones que nos prometieron. Nos quieren traspasar el cobro de las tarifas en circunstancias que el sistema fue ideado para que sólo condujéramos. Eso atenta contra nuestra integridad. Hay un consenso general en que no vamos a aceptar esas condiciones de trabajo”, sostuvo el dirigente de Transportes Vule, Pedro Vázquez.
Mientras, para Oscar Olivos, presidente de la Asociación Gremial de Trabajadores del Transporte, esto es volver al sistema de las micros amarillas y también a los viejos problemas. Un verdadero retroceso según señalaron los trabajadores, quienes recordaron que siempre han sido críticos sobre cómo se implementó el Transantiago y los costos que esto ha significado a los Trabajadores.
“Hoy tenemos un sistema que medianamente transporta a la gente en el cual los choferes han tenido que pagar un alto costo porque no hay terminales donde corresponde, no hay lugares de descanso o baños, no hay resguardo para la lluvia y hay una falencia en infraestructura que perjudica enormemente a los empleados”, aseguró el dirigente.
Olivos añadió que este es un paro de advertencia, para mostrar a las autoridades que están atentos a las decisiones que se están tomando, más aún cuando en octubre caducan el grueso de las concesiones de los alimentadores. En este sentido advirtió que, de no haber una respuesta positiva no descartan llegar a un paro nacional.
Con una marcha desde el paradero 25 al 28 de Gran Avenida los trabajadores del transporte público manifestaron su descontento al gobierno, ante la decisión de echar pie atrás a las promesas que se les hizo al implementar el Transantiago, donde se les garantizaba una estabilidad laboral y una serie de oportunidades.
Los choferes afirmaron que no se han cumplido estos compromisos, principalmente por el sistema de concesiones que, de a poco, ha ido mermando sus sueldos, cada vez que una nueva empresa llega a reducir los salarios que se estaban pagando.
“Lo principal es el menoscabo económico que hemos tenido con todas las licitaciones y eso le planteamos el ministro. Le dijimos que si se continuaban licitando las empresas de transporte a la larga los trabajadores iban a terminar ganando el sueldo mínimo. Cada vez que se licita una compañía la incertidumbre laboral de los trabajadores es enorme. No se cumple el objetivo, Transantiago donde nos prometieron que íbamos a tener estabilidad económica y laboral, seguridad, jornadas de siete horas y media y nada de eso se ha llevado a cabo”, dijo uno de los organizadores de la actividad, Rodolfo Cid.
La situación es complicada porque a cada licitación cientos de trabajadores quedan en el limbo, ya que no son contratados por la nueva empresa y la anterior concesionaria, no se hace cargo de estos trabajadores. A eso se suma la dificultad de poder avanzar el diálogo con los empleadores, ya que una negociación colectiva que dura tres o cuatro años y a cada dos años hay una nueva licitación.
Otro tema fundamental es la posición del ministerio de Transportes para combatir la evasión e incorporar más competitividad al establecer en las próximas licitaciones que el sueldo de los choferes se calculará a partir del número de pasajeros pagados que transporten, agregando a los conductores la responsabilidad de fiscalizar y descuidando su seguridad.
“Tanto este gobierno como el anterior han incumplido con las condiciones que nos prometieron. Nos quieren traspasar el cobro de las tarifas en circunstancias que el sistema fue ideado para que sólo condujéramos. Eso atenta contra nuestra integridad. Hay un consenso general en que no vamos a aceptar esas condiciones de trabajo”, sostuvo el dirigente de Transportes Vule, Pedro Vázquez.
Mientras, para Oscar Olivos, presidente de la Asociación Gremial de Trabajadores del Transporte, esto es volver al sistema de las micros amarillas y también a los viejos problemas. Un verdadero retroceso según señalaron los trabajadores, quienes recordaron que siempre han sido críticos sobre cómo se implementó el Transantiago y los costos que esto ha significado a los Trabajadores.
“Hoy tenemos un sistema que medianamente transporta a la gente en el cual los choferes han tenido que pagar un alto costo porque no hay terminales donde corresponde, no hay lugares de descanso o baños, no hay resguardo para la lluvia y hay una falencia en infraestructura que perjudica enormemente a los empleados”, aseguró el dirigente.
Olivos añadió que este es un paro de advertencia, para mostrar a las autoridades que están atentos a las decisiones que se están tomando, más aún cuando en octubre caducan el grueso de las concesiones de los alimentadores. En este sentido advirtió que, de no haber una respuesta positiva no descartan llegar a un paro nacional.
