Las jóvenes relataron como luego de una serie de sospechas llegaron a la conclusión de que no se trataba de meras coincidencias, sino que de una acción organizada. Así lo expresó Danae Pacheco, vocera de la toma y una de las afectadas en este caso, quien apuntó que “hace dos semanas se me intervino el celular, se activó el GPS y no tengo GPS. Nos sigue una camioneta blanca que pasa seguido por el colegio, al momento de darnos cuenta de los vidrios polarizados, notamos que hay gente con uniforme de la PDI, entonces no salimos por ninguna parte”.

La estudiante advirtió que ella y su compañera de colegio, la que además es menor de edad, no son las únicas que viven esto, ya que en la comuna ya hay varios voceros afectados por esta situación, ante la desesperación de las autoridades por no poder controlar el movimiento estudiantil. “El Gobierno está presionado, no sabe qué hacer porque esto se les va de las manos. Seguirnos y presionar una renuncia de los dirigentes es pensar que tememos, pero esto nos fortalece para avanzar, son distintas personas que han tenido problemas de seguimiento de la PDI”, argumentó.

Finalmente la joven afirmó que, pese al miedo y la incertidumbre, deben continuar movilizados y no dejar sus cargos y sus actividades, afirmándose en el apoyo de sus padres y profesores. “Si nosotros empezamos esta lucha por la educación nos tenemos que arriesgar a todo y esta, lamentablemente, es una de las consecuencias”, señaló.