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Emisiones de carbono y la incertidumbre sobre futuro del Protocolo de Kyoto

En diciembre de 2012 se vencerá la vigencia del Protocolo de Kyoto, que establece una serie de metas para la reducción de las emisiones de carbono de cada país. Y frente a las infructuosas reuniones que pretendían establecer un acuerdo que lo reemplace, aumentan las dudas sobre las medidas que podrían implementar los Estados para frenar el Cambio Climático, en especial, teniendo en cuenta el complejo escenario económico actual.

Loreto Soto

  Viernes 2 de septiembre 2011 19:31 hrs. 
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El informe que entregó Chile esta semana a la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático, que afirmaba que nuestro país produce el 0,26 por ciento de las emisiones de carbono mundiales, volvió a poner sobre la mesa la necesidad de definir acciones de cara al vencimiento del Protocolo de Kyoto en diciembre de 2012.

Si bien, durante el año pasado se realizaron dos importantes cumbres, en Copenhague y Cancún, donde se pretendía trazar el camino para el futuro, sólo se materializaron algunos avances en la materia, pero no se determinó un documento al que todos los países se pudieran adherir.

Y es que el escenario en torno a las iniciativas que deben aplicar los Estados para reducir sus emisiones de carbono, se ha complejizado cada vez más si se toma en cuenta la inestabilidad de las economías mundiales y el cada vez más escaso y costoso mercado de energías tradicionales.

“El precio del petróleo va subiendo día a día y países que en algún momento se mostraron como proclives a querer defender el Protocolo de Kyoto y perfeccionarlo y hacerlo más estricto, hoy empiezan a evaluar si realmente les conviene a sus economías continuar en el protocolo. Canadá, que siempre ha sido una nación con tradición ambientalista, se salió del acuerdo porque tiene reservas de arenas petrolíferas tremendas y con el precio que tiene el petróleo en la actualidad, le conviene hacer explotación directa y no estar dentro del protocolo porque le podría traer un costo tremendo”, explicó el abogado ambiental y experto en cambio climático, Ítalo Volante.

Precisamente, parte del fracaso de los encuentros realizados en 2010 pasó por la inconformidad que manifestaron algunas economías emergentes como Brasil a que los principales productores de Dióxido de Carbono (CO2) como Estados Unidos, no se adhieran a este tipo de tratados. Incluso, se abogó por una eventual compensación económica de los países que generan la mayor cantidad de carbono a aquellos que se ven afectados por el cambio climático, recursos que serían utilizados para la inversión en investigación y tecnología en energías limpias.

Pero el horizonte todavía se vislumbra incierto. Según explicó Volante, existen diversas alternativas que se podrían adoptar cuando el Protocolo de Kyoto expire. Una de ellas es que se continúe trabajando bajo el mismo acuerdo manteniendo y perfeccionando las metas de reducción de emisiones de carbono, pero sin la presencia de los máximos productores, como Estados Unidos, China e India.

Sin embargo, a juicio del jurista, la forma más eficiente para enfrentar la coyuntura sería a través de la creación de tratados paralelos que puedan suscribir los países de acuerdo a sus realidades. Por ejemplo, se podría avanzar en una alianza entre las economías emergentes o las que tengan bases de producciones energéticas similares como los Estados productores de petróleo y combustibles fósiles.

¿Qué pasa con Chile?

Si bien, las autoridades destacaron que nuestro país continúa teniendo una muy baja emisión de carbono en comparación con el resto del planeta, tanto expertos como organizaciones ambientalistas han advertido que, existen otros indicadores que darían cuenta que podríamos estar tomando un camino incorrecto en esta materia y que estaríamos avanzando hacia una ´carbonización de la economía´

Una situación que se ratifica si se toma en cuenta la aprobación de grandes proyectos energéticos altamente contaminantes como las termoeléctricas. Tendencia que además se comprobaría por la luz verde que se ha dado a proyectos de explotación carbonífera como Isla Riesco, en circunstancias, que el mismo Presidente Sebastián Piñera reconoció que el principal generador de gases efecto invernadero es el sector energético.

Por lo mismo, las últimas decisiones en materia energética han sido calificadas como un “contrasentido” en relación con las metas que se quieren alcanzar para cumplir con los tratados internacionales.

En esa línea, el experto en Cambio Climático, indicó que hace falta una institucionalidad más fuerte que establezca claramente las directrices que se quieren seguir a través de mayor fiscalización e incentivo a los proyectos que ayudan a reducir las emisiones.

“En la nueva Ley de Bases Ambientales se plantea como una preocupación especial del Ministerio del Medio Ambiente, el Cambio Climático. Pero más allá de haberlo planteado como una misión de la secretaría de Estado se echa de menos algunas iniciativas, al menos de una forma programática, que avanzara en modelar una institucionalidad entendiendo que detrás del CO2 hay un mercado presente al que hay que otorgar capacidad regulatoria y condiciones que garanticen el cumplimiento de Chile frente al tratado internacional”, sostuvo Volante.

Todos estos aspectos deberán ser considerados a la hora de abordar los mecanismos para reemplazar el Protocolo de Kyoto y emprender compromisos reales para enfrentar el Cambio Climático.

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