“Allende más vivo que nunca” se denominó el acto cultural de conmemoración del triunfo de la Unidad Popular, logrado el 4 de septiembre de 1970 y liderado por Salvador Allende, realizado hoy en la Plaza de la Constitución.

Sus organizadores buscan mostrar al ex Presidente alejado de la imagen más catastrófica de la historia poco republicana del país, derrocado y muerto tras un bombardeo en La Moneda, sino más bien reinstalado en la memoria colectiva como quien lideró un proceso democratizador inédito en el mundo y el más profundo de la historia de Chile.

Así lo plantea Esteban Silva, presidente del Partido Socialista Allendista, al señalar que Salvador Allende ha sido transformado en un símbolo alejado de lo real, ocultando que fuera parte de un movimiento social y popular, y representante de las organizaciones que buscaron cambiar Chile radicalmente.

“El Allende que se escondió a las nuevas generaciones, y no sólo en la dictadura sino que en los 20 años posteriores, es el Allende reivindicado en Venezuela, en Bolivia, en Uruguay, en Brasil, y con muy pocas posibilidades en Chile. Ese Allende empieza surgir nuevamente, esta vez surge sobre la base de nuevas luchas, luchas que al final tienen mucho más de allendistas que lo que se pensaba y lo que se visualiza.”, manifiesta Silva.

El dirigente plantea que por demasiados años ha habido pensamiento único en Chile, y muchos de los que compartieron las ideas de Allende, le dieron la espalda a su proyecto, “el único intento serio de otra política en Chile”.

En el acto también participó su nieto, Pablo Sepúlveda Allende, quien cree que “la sociedad no ha sido justa, han minimizado su legado”, y agrega que “actualmente su pensamiento tiene mucha más vigencia y hay que rescatarlo más que nunca” dice el nieto del ex Presidente, entusiasmado por el despertar social de los movimientos de pobladores y estudiantes que retoman su concepto de democracia participativa, protestando en la calle, organizados y con demandas claras.

“Esperemos que de acá surja, hay mucha esperanza de que esto vaya cuajando hacia un movimiento social y político que logre hacer transformaciones profundas. No sé si llegar al poder en una elección presidencial como tal. Hay muchas formas de hacer cambios sociales, esa es una más, pero tiene que haber unidad, tiene que haber confluencia de las fuerzas sociales, de los movimientos, de los partidos que realmente representan las aspiraciones populares. Ojala se llegue a eso, a un gobierno popular, sino a través de la presión social obligar a la clase política a hacer lo que se tiene que hacer”, dice Pablo Sepúlveda.

Si bien en Chile la figura de Allende ha caído en el olvido de muchos, siempre ha sido considerado uno de los principales latinoamericanistas contemporáneos. Esto lo ratifica Luis Puig, diputado uruguayo del Partido Por la Victoria del Pueblo perteneciente al Frente Amplio que actualmente gobierna en la república oriental.

“Estamos enfrentando desafíos de distinta dimensión de acuerdo al tiempo que ha transcurrido, pero con el enorme desafío de transformar nuestras sociedades en sociedades más justas, más fraternas, más solidarias. Por tanto nuestro reconocimiento no sólo a la figura de Allende, sino a la lucha que hoy hace revivir a Allende en todo Chile y en América Latina”.

Asimismo Jair Kriske, coordinador del Movimiento de Justicia de Derechos Humanos de Brasil, plantea que su país tiene dos deudas con el pueblo chileno: una por la participación de la embajada de Brasil en Chile como gran colaborador en el golpe militar; y una segunda por la solidaridad que Allende expresó al recibir a más de 5 mil exiliados por la dictadura iniciada en 1964. “Fue un ejemplo, en nuestra América son pocos y raros los ejemplos como Salvador Allende que además de ser un socialista era un demócrata, y eso es fundamental”, señaló el dirigente brasileño.

Por su parte Remo Carlotto, diputado y vicepresidente de la Comisión de Derechos Humanos de Argentina, señala que Allende  es considerado en su país como quien “marcó el camino de lo que significaba el socialismo desde la construcción democrática y eso se ha transmitido a través del tiempo”.

“La construcción de la memoria colectiva es reivindicar a nuestros mejores hombres, pero pensarlo como un hecho colectivo, que lo vemos hoy concretado en la lucha de los estudiantes en las calles, lo vemos concretado en la juventud irrumpiendo en la vida política en cada uno de los países pidiendo profundización de modelos más igualitarios, eso creo que es la señal más importante que tenemos”, manifestó el diputado argentino.

Más allá de la división política y de clase que Salvador Allende pueda causar, su figura está viva mientras haya pobladores, trabajadores y estudiantes exigiendo un país más justo e igualitario, el mismo clamor que el ex Presidente representó de forma democrática a principios de los 70’ en Chile.