Molestia ha generado el arrollador aumento del 70% de las utilidades de las isapres en el primer semestre de 2011 y la forma en que las autoridades se han referido al tema, como las declaraciones del ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien afirmó que “el Gobierno tiene las manos atadas para regular los reajustes de las isapres”.
Las palabras indignaron a la ciudadanía organizada que llegó a las afueras del Minsal a entregar una carta cuestionando el actuar del secretario de Estado en este tema.
Matías Goyenechea, del Movimiento Ciudadano Salud en Derecho, explicó que el objetivo fue “manifestar al ministerio de Salud nuestra preocupación por las declaraciones del ministro, en que planteó que estaba de manos atadas. Nos parece que es bastante inadecuado de un ministro de Estado, dado que él tiene los resortes para enviar los proyectos al Parlamento y solucionar definitivamente el problema de la falta de regulación que existe en el mundo de las isapres. O sea, se están haciendo negocios con la salud de las personas, que es un derecho social”.
Para el dirigente, las utilidades obtenidas por las isapres surgen de la fuerte discriminación que realizan al afiliar a las personas a través de la llamada “selección de riesgo”, con lo que ponen barreras de acceso a quienes más necesitan la salud.
Y esto es más grave cuando las isapres y las clínicas privadas son parte de los mismos grupos económicos, o cuando existen evidentes conflictos de intereses. En este sentido, Matías Goyenechea recordó que el mismo superintendente de Salud, Luis Romero, quien está a cargo de la fiscalización, fue gerente de Colmena Golden Cross.
Una situación que observan con preocupación también desde el Comité de Usuarios de la Zona Sur (Codesur). Rosita Vergara, integrante de la entidad, indicó que esto sólo sigue poniendo en evidencia las desigualdades que imperan en nuestro país: “Estamos indignados al ver la gran cantidad de plata que reciben las isapres y nuestros hospitales se están muriendo de desesperanza, porque los recursos que llegan acá son bastante mínimos. Nosotros, con suerte, tenemos para un paracetamol, las isapres tienen millonadas de plata y eso obedece a una política. Creemos que es bastante la desigualdad que existe en Chile”.
Por su parte, los trabajadores señalaron que este descuido al sistema de salud pública pasa por un descarado intento de las autoridades de privatizar el sistema a cualquier costo, aunque eso signifique desmantelar de a poco los consultorios y hospitales hasta hacerlos inservibles.
Óscar Riveros dirigente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats), advirtió que “va a salir cualquier argucia que justifique esta verdad vergonzosa. Hay que ponerle el cascabel al gato: al igual que en la educación, lo que está imperando desde los gobiernos de la Concertación, y con mucha mayor fuerza en este gobierno de derecha, es caminar hacia la privatización de la salud pública, desprestigiarla”.
“Nos parece que hay un juego sucio, que está tratando de hacer aparecer la atención de salud pública y a los trabajadores, particularmente, como que no sirven”, añadió.
Las organizaciones ciudadanas y de trabajadores expresaron su rechazo al lucro en la salud pública y están recolectando firmas a través del portal elquintopoder.cl para entregarle al Presidente Piñera una misiva expresándole la necesidad de tomar cartas en el asunto y resolver de una vez por todas el lucro en la salud.
Molestia ha generado el arrollador aumento del 70% de las utilidades de las isapres en el primer semestre de 2011 y la forma en que las autoridades se han referido al tema, como las declaraciones del ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien afirmó que “el Gobierno tiene las manos atadas para regular los reajustes de las isapres”.
Las palabras indignaron a la ciudadanía organizada que llegó a las afueras del Minsal a entregar una carta cuestionando el actuar del secretario de Estado en este tema.
Matías Goyenechea, del Movimiento Ciudadano Salud en Derecho, explicó que el objetivo fue “manifestar al ministerio de Salud nuestra preocupación por las declaraciones del ministro, en que planteó que estaba de manos atadas. Nos parece que es bastante inadecuado de un ministro de Estado, dado que él tiene los resortes para enviar los proyectos al Parlamento y solucionar definitivamente el problema de la falta de regulación que existe en el mundo de las isapres. O sea, se están haciendo negocios con la salud de las personas, que es un derecho social”.
Para el dirigente, las utilidades obtenidas por las isapres surgen de la fuerte discriminación que realizan al afiliar a las personas a través de la llamada “selección de riesgo”, con lo que ponen barreras de acceso a quienes más necesitan la salud.
Y esto es más grave cuando las isapres y las clínicas privadas son parte de los mismos grupos económicos, o cuando existen evidentes conflictos de intereses. En este sentido, Matías Goyenechea recordó que el mismo superintendente de Salud, Luis Romero, quien está a cargo de la fiscalización, fue gerente de Colmena Golden Cross.
Una situación que observan con preocupación también desde el Comité de Usuarios de la Zona Sur (Codesur). Rosita Vergara, integrante de la entidad, indicó que esto sólo sigue poniendo en evidencia las desigualdades que imperan en nuestro país: “Estamos indignados al ver la gran cantidad de plata que reciben las isapres y nuestros hospitales se están muriendo de desesperanza, porque los recursos que llegan acá son bastante mínimos. Nosotros, con suerte, tenemos para un paracetamol, las isapres tienen millonadas de plata y eso obedece a una política. Creemos que es bastante la desigualdad que existe en Chile”.
Por su parte, los trabajadores señalaron que este descuido al sistema de salud pública pasa por un descarado intento de las autoridades de privatizar el sistema a cualquier costo, aunque eso signifique desmantelar de a poco los consultorios y hospitales hasta hacerlos inservibles.
Óscar Riveros dirigente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats), advirtió que “va a salir cualquier argucia que justifique esta verdad vergonzosa. Hay que ponerle el cascabel al gato: al igual que en la educación, lo que está imperando desde los gobiernos de la Concertación, y con mucha mayor fuerza en este gobierno de derecha, es caminar hacia la privatización de la salud pública, desprestigiarla”.
“Nos parece que hay un juego sucio, que está tratando de hacer aparecer la atención de salud pública y a los trabajadores, particularmente, como que no sirven”, añadió.
Las organizaciones ciudadanas y de trabajadores expresaron su rechazo al lucro en la salud pública y están recolectando firmas a través del portal elquintopoder.cl para entregarle al Presidente Piñera una misiva expresándole la necesidad de tomar cartas en el asunto y resolver de una vez por todas el lucro en la salud.
Molestia ha generado el arrollador aumento del 70% de las utilidades de las isapres en el primer semestre de 2011 y la forma en que las autoridades se han referido al tema, como las declaraciones del ministro de Salud, Jaime Mañalich, quien afirmó que “el Gobierno tiene las manos atadas para regular los reajustes de las isapres”.
Las palabras indignaron a la ciudadanía organizada que llegó a las afueras del Minsal a entregar una carta cuestionando el actuar del secretario de Estado en este tema.
Matías Goyenechea, del Movimiento Ciudadano Salud en Derecho, explicó que el objetivo fue “manifestar al ministerio de Salud nuestra preocupación por las declaraciones del ministro, en que planteó que estaba de manos atadas. Nos parece que es bastante inadecuado de un ministro de Estado, dado que él tiene los resortes para enviar los proyectos al Parlamento y solucionar definitivamente el problema de la falta de regulación que existe en el mundo de las isapres. O sea, se están haciendo negocios con la salud de las personas, que es un derecho social”.
Para el dirigente, las utilidades obtenidas por las isapres surgen de la fuerte discriminación que realizan al afiliar a las personas a través de la llamada “selección de riesgo”, con lo que ponen barreras de acceso a quienes más necesitan la salud.
Y esto es más grave cuando las isapres y las clínicas privadas son parte de los mismos grupos económicos, o cuando existen evidentes conflictos de intereses. En este sentido, Matías Goyenechea recordó que el mismo superintendente de Salud, Luis Romero, quien está a cargo de la fiscalización, fue gerente de Colmena Golden Cross.
Una situación que observan con preocupación también desde el Comité de Usuarios de la Zona Sur (Codesur). Rosita Vergara, integrante de la entidad, indicó que esto sólo sigue poniendo en evidencia las desigualdades que imperan en nuestro país: “Estamos indignados al ver la gran cantidad de plata que reciben las isapres y nuestros hospitales se están muriendo de desesperanza, porque los recursos que llegan acá son bastante mínimos. Nosotros, con suerte, tenemos para un paracetamol, las isapres tienen millonadas de plata y eso obedece a una política. Creemos que es bastante la desigualdad que existe en Chile”.
Por su parte, los trabajadores señalaron que este descuido al sistema de salud pública pasa por un descarado intento de las autoridades de privatizar el sistema a cualquier costo, aunque eso signifique desmantelar de a poco los consultorios y hospitales hasta hacerlos inservibles.
Óscar Riveros dirigente de la Federación Nacional de Trabajadores de la Salud (Fenats), advirtió que “va a salir cualquier argucia que justifique esta verdad vergonzosa. Hay que ponerle el cascabel al gato: al igual que en la educación, lo que está imperando desde los gobiernos de la Concertación, y con mucha mayor fuerza en este gobierno de derecha, es caminar hacia la privatización de la salud pública, desprestigiarla”.
“Nos parece que hay un juego sucio, que está tratando de hacer aparecer la atención de salud pública y a los trabajadores, particularmente, como que no sirven”, añadió.
Las organizaciones ciudadanas y de trabajadores expresaron su rechazo al lucro en la salud pública y están recolectando firmas a través del portal elquintopoder.cl para entregarle al Presidente Piñera una misiva expresándole la necesidad de tomar cartas en el asunto y resolver de una vez por todas el lucro en la salud.
