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Colusión de farmacias y crimen permitido en Chile


Martes 13 de septiembre 2011 13:40 hrs.


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Soy chileno, tengo 73 años y hace un par de meses me diagnosticaron cáncer en el cerebro. A diario debo inyectarme una medicina llamada Clexane que es un anticoagulante que viene envasado en jeringas desechables. Estas inyecciones, al prevenir que se formen coágulos, previenen que éstos se alojen en órganos vitales y asimismo evitan la muerte. Por lo tanto, el Clexane es un remedio vital. Mi hija compró varias inyecciones en las Farmacias Salco Brand, Ahumada y Cruz Verde y comprobó que allí venden el medicamento a $44.225, $39.830 y $39.030 respectivamente. Cada caja de Clexane, contiene dos unidades.

Si redondeamos el precio de las tres farmacias arriba mencionadas en $40.000 la caja y $20.000 la unidad, el costo aproximado del medicamento es igual a $140.000 a la semana – o bien $560.000 al mes- En suma y considerando el ingreso familiar promedio de una familia chilena, el sólo medicamento llamado Clexane le significa a mi ingreso familiar una fortuna.

Tras tres semanas de iniciado el tratamiento, una enfermera con la que mi hija conversó le dio el dato de las Farmacias Carmen. Según la enfermera allí podría encontrar las inyecciones casi a mitad de precio. Efectivamente, mi hija fue y comprobó que allí venden el mismo medicamento, mismo laboratorio, mismo formato a $23.740 las dos unidades.

Luego del hallazgo brutal de diferencias de precios que hay en el mercado, mi hija indignada comenzó a contar la historia a sus amigos y cercanos, a correr la voz del descaro de estas farmacias que siguen coludidas y lucrando con la medicina sin ninguna ética.

Contó la historia a medio mundo, hasta que un día una amiga al escuchar su relato le dice “Qué increíble escuchar esta historia dos veces, a otra amiga le pasó lo mismo y creo que fue con el mismo medicamento. No recuerdo bien el nombre del medicamento, pero deberías llamar a la Farmacia del Hospital de la Fach y preguntar cuánto cuesta el Clexane ahí. Según recuerdo, mi amiga me contó que ahí lo venden a cuatro mil y tantos…”

Mi hija no podía creerlo. Dudó que se tratara del mismo medicamento, mismo laboratorio, mismo formato, mismos miligramos. Era demasiada la diferencia. Era demasiado increíble el descaro: ¡por el precio de dos inyecciones en las coludidas -más unos cuantos pesos – podría comprar 10 inyecciones!

Llegando a casa mi hija llamó a la Farmacia del Hospital de la Fach y comprobó que efectivamente, el medicamento allí lo vendían a 4.900 pesos la unidad. Ahora lo compramos allí, pero en casa hemos quedado todos con un gusto amargo en la boca. Las farmacias siguen metiendo su mano completa en nuestros cuerpos, robándonos no sólo dinero sino salud. Continúan coludidas, continúan abusando.

Pese a que el año pasado la colusión fue un gran tema en la prensa, hoy pareciera que ya lo olvidamos. La vida sigue. La indiferencia, el abuso y la injusticia también. En el país donde el robo hormiga es perseguido a palos, las grandes empresas ni siquiera ven la famosa “puerta giratoria”. Lejos de penas de cárcel tienen el lujo de lucrar sobre una alfombra roja. Roban y condonan sus crímenes a precio de huevo.

Para ser responsables socialmente le piden su vuelto para los más necesitados. Mientras, siguen impunes robándonos, no sólo mucho dinero, sino salud. Vaya a su farmacia más cercana y compruébelo Ud. mismo.

Carlos Bau Aedo

El contenido vertido en esta Carta al director es de exclusiva responsabilidad de su autor y no refleja necesariamente la posición de Diario y Radio Universidad de Chile.

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