Critican Ingreso Ético Familiar: “No queremos que se disfrace la pobreza”
El presidente Sebastián Piñera firmó el proyecto de ley que crea el Ingreso Ético Familiar y que favorecerá a 170 familias vulnerables del país. La iniciativa recibió fuertes críticas tanto del mundo político como académico por su mirada asistencialista, y por no ser una herramienta consistente para enfrentar la pobreza en el país.
Martes 27 de septiembre 2011 19:41 hrs.
La medida combina una asignación base a las familias de extrema pobreza, el que alcanzaría los 13 mil pesos mensuales por grupo, y 6 mil por integrante, que se une con una serie de bonos adicionales por cumplimiento de metas familiares, sumando un total de 53 mil pesos.
Y si bien el sistema de metas fue bien evaluado, el proyecto en su totalidad recibió críticas de la oposición. El diputado DC, miembro de la comisión de Economía de la Cámara Baja, Fuad Chahín, manifestó sus temores al respecto y declaró que “es importante que podamos conocer el detalle del contenido del proyecto. No queremos que se disfrace la pobreza, es un tremendo riesgo. Lo que ocurre con la asignación social es barrer bajo la alfombra, se está entregando una transferencia monetaria a las familias más modestas para que puedan salir de la situación de pobreza, pero son familias de tal vulnerabilidad que tú le quitas ese ingreso y vuelven a caer en situación de pobreza”.
También los especialistas apuntaron en este sentido. El economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, se refirió a los orígenes de esta discusión, que hoy está siendo aplacada con un beneficio que opera de forma asistencialistas y que resulta insuficiente para que las familias salgan de la pobreza.
“El objetivo genuino del tema era que ningún trabajador recibiera un ingreso inferior a una cantidad determinada, que era 250 mil pesos. No obstante, el Gobierno ha tergiversado este mensaje y lo transformó a transferencia para que ninguna familia tenga ingreso menor a ese monto, independiente si este ingreso es captado fruto de su capacidad laboral”, indicó el especialista.
Esto surge cuando según la última Encuesta de Salud y Condiciones de Vida, casi un 61 por ciento de los trabajadores declara que tiene un ingreso inferior a los 250 mil pesos, por lo que Kremerman indicó que es imprescindible discutir sobre las remuneraciones de manera global y aislada, avanzando hacia un modelo que permita a los chilenos sustentar a sus familias.
La medida combina una asignación base a las familias de extrema pobreza, el que alcanzaría los 13 mil pesos mensuales por grupo, y 6 mil por integrante, que se une con una serie de bonos adicionales por cumplimiento de metas familiares, sumando un total de 53 mil pesos.
Y si bien el sistema de metas fue bien evaluado, el proyecto en su totalidad recibió críticas de la oposición. El diputado DC, miembro de la comisión de Economía de la Cámara Baja, Fuad Chahín, manifestó sus temores al respecto y declaró que “es importante que podamos conocer el detalle del contenido del proyecto. No queremos que se disfrace la pobreza, es un tremendo riesgo. Lo que ocurre con la asignación social es barrer bajo la alfombra, se está entregando una transferencia monetaria a las familias más modestas para que puedan salir de la situación de pobreza, pero son familias de tal vulnerabilidad que tú le quitas ese ingreso y vuelven a caer en situación de pobreza”.
También los especialistas apuntaron en este sentido. El economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, se refirió a los orígenes de esta discusión, que hoy está siendo aplacada con un beneficio que opera de forma asistencialistas y que resulta insuficiente para que las familias salgan de la pobreza.
“El objetivo genuino del tema era que ningún trabajador recibiera un ingreso inferior a una cantidad determinada, que era 250 mil pesos. No obstante, el Gobierno ha tergiversado este mensaje y lo transformó a transferencia para que ninguna familia tenga ingreso menor a ese monto, independiente si este ingreso es captado fruto de su capacidad laboral”, indicó el especialista.
Esto surge cuando según la última Encuesta de Salud y Condiciones de Vida, casi un 61 por ciento de los trabajadores declara que tiene un ingreso inferior a los 250 mil pesos, por lo que Kremerman indicó que es imprescindible discutir sobre las remuneraciones de manera global y aislada, avanzando hacia un modelo que permita a los chilenos sustentar a sus familias.
La medida combina una asignación base a las familias de extrema pobreza, el que alcanzaría los 13 mil pesos mensuales por grupo, y 6 mil por integrante, que se une con una serie de bonos adicionales por cumplimiento de metas familiares, sumando un total de 53 mil pesos.
Y si bien el sistema de metas fue bien evaluado, el proyecto en su totalidad recibió críticas de la oposición. El diputado DC, miembro de la comisión de Economía de la Cámara Baja, Fuad Chahín, manifestó sus temores al respecto y declaró que “es importante que podamos conocer el detalle del contenido del proyecto. No queremos que se disfrace la pobreza, es un tremendo riesgo. Lo que ocurre con la asignación social es barrer bajo la alfombra, se está entregando una transferencia monetaria a las familias más modestas para que puedan salir de la situación de pobreza, pero son familias de tal vulnerabilidad que tú le quitas ese ingreso y vuelven a caer en situación de pobreza”.
También los especialistas apuntaron en este sentido. El economista de la Fundación Sol, Marco Kremerman, se refirió a los orígenes de esta discusión, que hoy está siendo aplacada con un beneficio que opera de forma asistencialistas y que resulta insuficiente para que las familias salgan de la pobreza.
“El objetivo genuino del tema era que ningún trabajador recibiera un ingreso inferior a una cantidad determinada, que era 250 mil pesos. No obstante, el Gobierno ha tergiversado este mensaje y lo transformó a transferencia para que ninguna familia tenga ingreso menor a ese monto, independiente si este ingreso es captado fruto de su capacidad laboral”, indicó el especialista.
Esto surge cuando según la última Encuesta de Salud y Condiciones de Vida, casi un 61 por ciento de los trabajadores declara que tiene un ingreso inferior a los 250 mil pesos, por lo que Kremerman indicó que es imprescindible discutir sobre las remuneraciones de manera global y aislada, avanzando hacia un modelo que permita a los chilenos sustentar a sus familias.
